Funciona desde 1995 en diversos recintos; ofrece
pintura, teatro, danza y música
Busca La Pirinola satisfacer las necesidades
creativas de los menores con discapacidades
CRISTINA MARTIN URZAIZ ESPECIAL PARA LA JORNADA
Con el propósito de abrir canales de participación
para niños y jóvenes con diferentes tipos de discapacidad,
el grupo La Pirinola organiza desde 1995 talleres de artes plásticas,
danza, música y teatro en diversos recintos culturales, como el
Museo Nacional de Culturas Populares, el Centro Cultural Helénico,
el Museo de Arte Carrillo Gil, el Centro Cultural San Angel, la Casa de
la Cultura Jaime Sabines y, actualmente, en la Casa de Cultura Juan Rulfo.
Las fundadoras de este grupo, Lourdes y Flor Silva, recuerdan
que el primer acercamiento que tuvieron con niños de educación
especial fue en una serie de visitas guiadas que organizó el departamento
de servicios educativos del Museo Carrillo Gil, donde Lourdes trabajaba.
Aunque sin referentes de los cuales partir, ella decidió hacer el
mismo recorrido que el de cualquier grupo infantil.
Motivadas por esa experiencia, se dieron a la tarea de
formar una agrupación cuyo objetivo fuera propiciar el acercamiento
de niños y jóvenes con discapacidad al arte, no solamente
como espectadores, sino como participantes.
Lourdes y Flor explican que el carácter itinerante
de La Pirinola pretende sensibilizar a las instituciones encargadas de
difundir la cultura respecto de la necesidad de abrir espacios para las
personas con discapacidad. "A nosotras nos gusta la idea de que nos vean,
que se acostumbren a nosotros, porque ese es uno de los primeros pasos
para la tan traída y llevada integración, porque la discapacidad
ha estado escondida mucho tiempo y lo sigue estando, que es lo peor".
Destacan la importancia del sitio que se les asigna
dentro del inmueble, porque, dicen, "no se trata de llegar a un museo y
que nos manden al último salón del rincón; queremos,
si es posible, trabajar en el patio principal".
En su opinión, La Pirinola está cumpliendo
con sus objetivos, ya que cuando dejan un museo o casa de la cultura, "la
misma gente empieza a demandar ese espacio y las instituciones se ven obligadas
a mantenerlo".
Consideran que en los museos esto es más evidente,
porque han aprendido cómo recibir a niños con discapacidad,
realizar visitas guiadas y talleres, además de que las instalaciones
ya están habilitadas para su acceso.
Arte como medio de integración
De
acuerdo con los documentos básicos de este grupo, por medio del
arte se busca un cambio social, "ya que si bien se han diseñado
distintos métodos para enfrentar los problemas y las realidades
de las personas con capacidades diferentes, no prevén sus necesidades
creativas, expresivas y espirituales".
En el texto se expone que se busca por un lado alcanzar
la sensibilización de las personas con alguna discapacidad y sus
familias hacia las posibilidades de gozo y expresión del arte, y
por el otro hacer conciencia en las instituciones respecto de la discapacidad,
así como de la importancia del arte como medio de integración.
Aunque sus fundadoras insisten en que La Pirinola no tiene
objetivos terapéuticos, aseguran que tanto ellas como las familias
han observado avances importantes en los niños y jóvenes
que han asistido con regularidad a los talleres, en lo relativo a habilidades
específicas motoras o a la expresión artística.
A este grupo se han sumado artistas de diversas disciplinas:
artes plásticas, danza, música, teatro y literatura, que
imparten talleres dependiendo de la disponibilidad de instalaciones con
que cuentan en cada institución. Actualmente trabajan con el taller
de pintura en la Casa de la Cultura Juan Rulfo.
Magdalena Martínez Franco, artista plástica
de la Academia de San Carlos y responsable del taller de pintura de La
Pirinola desde 1988, indica acerca de su participación en este grupo:
"sé que estoy ayudando a otras personas y eso es muy gratificante".
Además, explica que se puede constatar cómo
mejora el trabajo de los niños y jóvenes que asisten a su
taller. "Hay niños que tienen más facilidad que otros, pero
todos van generando cosas mejores y en eso radica la importancia de este
trabajo: en ir encontrando las capacidades de cada uno".
Cita el caso de una niña autista que "tiene un
manejo increíble de los colores; los diferencia muy bien y va componiendo
de una forma muy interesante". Agrega que con cada alumno aplica un método
de motivación distinto, ya que a algunos les funcionan los sonidos,
mientras a otros el contacto con diferentes materiales.
Se refiere también a los reconocimientos a los
asistentes. Cita el concurso Pinto Colombia, organizado por la embajada
del país sudamericano en México y el CNCA, en el que resultaron
premiados dos trabajos de integrantes de La Pirinola; uno más obtuvo
mención honorífica. La convocatoria, subraya, no se dirigió
a niños con discapacidad, sino a toda la población infantil.
La bailarina Mariana Ortega Vázquez, responsable
del taller de danza desde 1999, expone que uno de los objetivos de su trabajo
es transmitir a los alumnos su propia fascinación por la disciplina,
ya que ha experimentado que al practicarla con constancia el cuerpo se
oxigena, "te hace sentir sana, alegre; mejora el metabolismo, te hace reconocer
partes de tu cuerpo, porque la danza es siempre un autorreconocimiento".
La bailarina explica que ha constatado la falta de trabajo
corporal en la mayoría de los niños y jóvenes con
discapacidad, ya que están inmersos en terapias, educación
especial, doctores, dentistas y hay poco tiempo para el trabajo físico.
Por eso ?afirma? desde el principio dejo bien establecido que mi función
es hacer que se muevan y fortalezcan su cuerpo, reconociendo lo que se
debe trabajar en cada uno y sus posibilidades.
En cuanto a las dificultades que esta labor implica, Ortega
Vázquez cita, por ejemplo, que el contacto físico, necesario
en la práctica de la danza, debe manejarse con cuidado, "porque
hay chicos que lo aceptan fácilmente, pero otros más lo rechazan".
Comenta que ha aprendido a adecuar el taller a los requerimientos de los
niños, dependiendo de los distintos tipos de discapacidad.
De espectadores a practicantes
La responsable del taller de música, Eloísa
Medina de Aguilar, quien es educadora y egresada de la Escuela Nacional
de Música, considera que el trabajo de La Pirinola ha sido importante
para romper con la idea de que "el arte es sólo para los genios
o los grandes artistas"
Señala que son indispensables los espacios artísticos
para las personas con algún tipo de discapacidad, "no sólo
como espectadores, sino como practicantes, ya que poder decir lo que tú
sientes, lo que tú piensas mediante un sonido, un movimiento, una
pintura, es fundamental y no podemos descartar que entre ellos haya un
gran artista, con todo un mundo interno que explorar".
En cuanto a los avances que han experimentado los alumnos,
menciona que obedecen a que en el arte se involucran funciones cerebrales
muy complejas, porque los dos hemisferios del cerebro funcionan simultáneamente.
"Cuando se asocia una emoción a un movimiento y a un esquema de
pensamiento, se logran cosas que difícilmente te puedes imaginar".
Actualmente el grupo La Pirinola imparte el taller de
pintura, los miércoles de 17 a 18: 30 horas en la Casa de Cultura
Juan Rulfo de la delegación Benito Juárez.