Contra la "marginación interior"
La orden religiosa de las Oblatas comenzó su labor
en La Merced en 1989, por considerar que la mujer en el contexto de prostitución
"se encuentra en ausencia total de seguridad, económica, social
y emocional, relegada y marginada de una vida digna para ella y para sus
hijos e hijas".
En la calle de Margil, atrás del Zócalo
capitalino, han establecido una guardería, centro de capacitación
y cocina económica con el fin de apoyar a las sexoservidoras de
la zona. La labor de las religiosas no es rescatar, advierten, sino que
pretenden que las mismas mujeres descubran su fuerza. "Se trata de ofrecerles
nuevas perspectivas que las liberen de su marginación interior."
Las religiosas brindan apoyo en salud a las mujeres mayores
y las que se encuentran enfermas, así como a las madres que dejan
a sus hijos e hijas en los hoteles. Otra de las actividades que desarrollan
es la alfabetización. Las mujeres son apoyadas para que cursen primaria,
secundaria, capacitación técnica y preparatoria. Desde 1997
se abrieron espacios de atención sicoterapéutica grupal e
individual.