Autorretrato
Shu
Ting
Para él, ella es su pequeña
conspiradora.
Ella ruega por una respuesta, pero no dice
una palabra,
Cuando él necesita silencio, ella
ríe y hace ruido
Marea y nubla la vista de la gente.
Ella rompe el equilibrio, desprecia los
conceptos;
Como una voluntariosa bruja del bosque,
Lo envuelve con un grotesco paso de baile.
Para él, ella es su pequeña
conspiradora.
Él arde en deseo; ella se rehúsa
a dar;
Él nunca desea; ella, al contrario,
pide su entrada.
Atraída por la ternura, evita expresarla;
Aún no ha experimentado el temor
de perder;
Ella misma es un remolino; todavía
Hace infinitos remolinos,
Nadie comprende sus brujerías.
Para él, ella es su pequeña
conspiradora.
No viene al llamado, no acude a la cita,
Cercanía ilusoria, intenta separar
lo inseparable.
A veces parece un témpano; a veces
un mar de fuego;
A menudo parece una canción sin
palabras,
Cuando escucha, no sabe si es verdad o
mentira,
No discierne si el regusto en la boca
es dulce o picante.
Suya, suya,
Para él, ella es su pequeña
conspiradora.
1977
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También
esto es todo
(Respuesta a un joven amigo de "Todo")
No todos los grandes árboles
Son derribados por el viento;
No todas las semillas
Se quedan sin enraizar en la tierra.
No todos los sentimientos genuinos
Erosionan los corazones humanos;
No se fracturan a propósito
Las alas de toda ilusión.
¡No, no todo
Es como tú lo dices!
No todas las llamas
Se consumen en su propio fuego,
También iluminan a otros;
No todas las estrellas
Señalan la oscuridad en la noche,
También anuncian los primeros rayos
del alba;
No todos los cantos
Pasan rozando los oídos,
También se alojan en el corazón.
¡No, no todo
Es como tú lo dices!
No todos los llamados carecen de eco;
No todas las pérdidas se quedan
sin compensación;
No todos los abismos profundos se extinguen;
No toda la desolación cubre la
cabeza de los débiles;
No todo espíritu puede quebrantarse
bajo las pisadas en el fango;
No todas las consecuencias
Son manchas de sangre y lágrimas,
También son una muestra de alegría.
Todo ahora está preñado de
futuro,
Todo futuro echa raíces en su ayer.
La esperanza también lucha por
sí misma,
Por favor, coloca este todo sobre tus
hombros.
Respuesta
Bei
Dao
Despreciable es el salvoconducto del
vil,
Noble, el epitafio del noble.
Vean, pues, en el baño de oro del
cielo cómo
Flotan los reflejos serpenteantes de los
muertos.
La época de los glaciares ha pasado
ya.
¿Por qué entonces todo afuera
es hielo?
El Cabo de Buena Esperanza lo ha descubierto:
¿Por qué mueren en el mar
las mil velas que compiten entre sí?
Vine hasta este mundo
Y sólo traje papel, una cuerda
y mi sombra,
Para estar en el juicio
Y leer en voz alta la sentencia:
Te digo, mundo:
¡Yo-no-creo!
Si bajo tus pies hay mil retadores,
Pues entonces considérame después
del número mil.
No creo que el cielo sea azul;
No creo que el trueno tenga eco;
No creo que el sueño sea falso;
No creo que la muerte quede sin retribución.
Si los océanos van a romper los
diques,
Entonces que todas las aguas amargas desemboquen
en mi corazón;
Si los Continentes vuelven a elevarse,
Entonces la humanidad volverá otra
vez a vivir en las alturas.
Las nuevas oportunidades y las estrellas
titilantes
Salpican sin estorbos todo el cielo.
Son cinco mil años de pictogramas.
Es la mirada fija de la humanidad futura.
Nuestro
sol matutino de cada día
Los frágiles brazos de la hierba
sostienen el Sol
Gente de diferente color de piel se encamina
hacia ti
Convergen en rayos de luz; tu voz de campana
Sacude la nieve acumulada en la cúspide
hasta derramarla
Profundo es el temblor del miedo y el
pesar de las arrugas
El espíritu no puede otra vez ocultarse
tras una pantalla
El libro abre ventanas; da libertad a
las parvadas para volar en círculos
El viejo árbol ha dejado de roncar,
ya no echa nuevos brotes
Atar las ágiles pantorrillas del
hijo
Pocas mujeres vuelven desde una ducha
lejana
Bajar las estrellas y la interminable
luz de la Luna
Cada persona tiene la libertad de su nombre
Cada quien su propia voz, su amor, su
deseo
Ponerse de pie en la pesadilla del témpano
Al amanecer se derrite, permanece en la
oscuridad
Cada persona lleva su propia sombra
Se vuelve pesado el recuerdo bajo sus
pies
Al irse poco a poco desaparece
Todos los brazos se unen en el horizonte
Cada historia tiene un nuevo principio
Pues entonces comencemos
1987
En
2000 se publicó en Beijing la obra completa de la poeta Shu Ting
Versiones
del chino de Alejandro Pescador
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