Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 10 de marzo de 2002
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Política
Los carteles ofreciendo recompensa fueron retirados de la garitas de San Ysidro y Mesa de Otay

En los 80, el licenciado Sánchez fincó en Tijuana el imperio delictivo de los hermanos Arellano Félix

Para la DEA, la detención de Benjamín es el más duro golpe al narcotráfico en México

JORGE ALBERTO CORNEJO CORRESPONSAL

Tjuana, BC, 9 de marzo. Durante el sexenio de Xicoténcatl Leyva Mortera no había policía en Tijuana que no conociera y respetara al licenciado Sánchez, como se le conocía a Benjamín Arellano Félix; eran los primeros años de la década de los 80 y los hermanos de esos apellidos se perfilaban ya como jefes de una de las bandas delictivas más importantes del país.

Desde entonces, siendo el segundo de los 12 hermanos, Benjamín Arellano tenía ganado su puesto como cabeza de la organización, lo que lo llevó al paso de los años a convertirse en el cerebro operativo del cártel de Tijuana, uno de los más violentos en el mundo, según la descripción de la Drug Enforcement Administration (DEA), la agencia federal antinarcóticos de Estados Unidos.

''Un hombre de notable inteligencia y pragmático'', lo describe un reporte elaborado por la Procuraduría General de la República (PGR) en 1997.

Benjamín Arellano tiene pendiente un proceso en la Corte del Distrito Sur de California, con sede en San Diego, por conspiración para importar cocaína y mariguana, por lo que hoy autoridades antinarcóticos de Estados Unidos no dudaron en afirmar que solicitarán su extradición.

''Es un asunto notable, el más duro golpe al narcotráfico mexicano en muchos años'', dijo Errol Chávez, jefe de la DEA en el sur de California.

En el mismo estado, hace un par de años el Departamento de Justicia anunció que se ofrecían 2 millones de dólares a quien proporcionara información que llevara a las autoridades a la captura de Benjamín Arellano y de su hermano menor, Ramón Eduardo, muerto en una balacera el pasado 10 de febrero en Mazatlán, Sinaloa.

Hoy, los carteles que fueron colocados desde entonces en las garitas internacionales de San Ysidro y Mesa de Otay, California, con las fotografías de ambos y un número telefónico del gobierno estadunidense para delatarlos, comenzaron a ser retirados una vez que trascendió la noticia de su detención en el estado de Puebla.

El Min, como también se le conocía a Benjamín Arellano, comenzó su carrera delictiva en Jalisco, cuando conoció a uno de los principales lugartenientes de Miguel Angel Félix Gallardo, Javier Caro Payán, quien era el encargado de la plaza de Tijuana.

Conocido entonces como El Colores, Benjamín fue enviado a Tijuana para supervisar los envíos de droga a San Diego y Los Angeles, California, y fue ahí donde se encontró con su tío Jesús Labra Avilés, esposo de una hermana de su madre, Norma Alicia Félix Zazueta, y quien tenía ya varios años dedicándose a actividades ilícitas.

Benjamín atrajo a sus hermanos de Sinaloa y entre todos comenzaron a hacer ''negocios'', siempre bajo las órdenes de Caro Payán. No obstante, la suerte de Benjamín y su tío ?actualmente preso en el penal de La Palma, estado de México? cambió radicalmente cuando en abril de 1989 fue detenido Miguel Angel Félix Gallardo, considerado como el capo más importante en la historia del narcotráfico en México.

Una semana más tarde, en una reunión de lugartenientes efectuada en Acapulco, Guerrero, Juan Esparragoza, El Azul, repartió el territorio nacional entre los principales colaboradores de Félix Gallardo. A Caro Payán le correspondió la plaza de Tijuana; sin embargo, aprovechando que éste fue detenido más tarde en Canadá, Benjamín y su tío Labra Avilés se apoderaron del control total de la ciudad; ya para entonces Ramón era conocido como un peligroso matón responsable de acabar con los grupos antagónicos, que fue la base para el nacimiento del cártel de los hermanos Arellano.

Más tarde, los Arellano Félix ya eran dueños absolutos de la ruta Tijuana-California y no titubearon en enviar a Fabián Martínez, El Tiburón, a asesinar a Caro Payán, cuando éste regresó al país e intentó reclamar lo que consideraba su herencia. Así comenzó la sangrienta historia de los Arellano, tratando de emular a Félix Gallardo y apoderarse del control total del tráfico de drogas en México.

Como consecuencia de ello se registran varias balaceras dentro y fuera de Baja California, en enfrentamientos con grupos rivales; la primera de ellas ocurrió el 8 de noviembre de 1992, cuando se produjo un enfrentamiento armado en el que murieron varias personas dentro de la discoteca Christine, en Puerto Vallarta, Jalisco.

Ese fue el primer choque entre la banda de los Arellano Félix y Joaquín Guzmán Loera, El Chapo; pero seis meses después, el 24 de mayo de 1993, ocurrió el enfrentamiento más violento entre ambas organizaciones, que marcó el destino del grupo colocándolo en el escenario internacional, cuando fueron asesinados el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo y cinco personas más en el aeropuerto de Guadalajara.

El 11 de junio de 1994, los hermanos Arellano Félix colocaron una bomba en un automóvil frente al hotel Camino Real, en Guadalajara, donde se celebraban los 15 años de la hija de Enrique Fernández, festejo al que se suponía acudiría como invitado Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos. Las autoridades sospechan que el atentado fue idea de Ramón Arellano Félix.

En junio de 1996, dos militares allegados al general Jesús Gutiérrez Rebollo fueron acribillados por gatilleros de los Arellano al ser confundidos con gente de Amado Carrillo en una carretera cercana a Guadalajara.

Era su mejor época. Benjamín, como jefe de la organización, contaba con un sofisticado equipo de seguridad encabezado por Humberto Rodríguez Bañuelos, La Rana. Este hombre fue identificado apenas el año pasado como uno de los internos de la penitenciaría del estado en esta frontera, donde se encontraba procesado por homicidio, pero con nombre falso.

Tras ser plenamente identificado fue trasladado al penal de máxima seguridad de La Palma; ese fue un duro golpe para la organización y para la tranquilidad de Benjamín. Sin embargo, antes de la detención de La Rana, el cártel de los Arellano Félix sufrió varios golpes por parte de las autoridades. La detención de Emilio Valdez Mainero y Alfredo Hodoyán Palacios, en septiembre de 1996, inició la lista de una serie de aprehensiones que comenzaron a desarticular el cártel.

A ésta le siguió la detención, en 1997, de Everardo Páez Martínez, considerado como su administrador, quien el año pasado fue extraditado a Estados Unidos. Luego vinieron los arrestos de Amado Cruz Anguiano, presunto lavadólares de la organización; Jesús Labra Avilés, en 2000, y más recientemente de Ismael Higuera Guerrero, El Mayel, todos ellos integrantes del llamado consejo de jefes del cártel.

Hoy, con la detención de Benjamín Arellano, sólo Manuel Aguirre Galindo, conocido como El Caballo, permanece libre. Aguirre es identificado por las autoridades como uno de los principales encargados de invertir las ganancias del cártel en sociedad con empresarios de California y Baja California.

Reparto de riquezas

A él se le atribuyó la propiedad del complejo turístico Oasis, ubicado entre los municipios de Playas de Rosarito y Tijuana, que fue intervenido por la PGR hace tres años. Incluso, en el Registro Público de la Propiedad y el Comercio de Baja California aparece un testimonio de la compraventa de uno de los terrenos en donde se construyó dicho complejo turístico, con un valor de 20 millones de dólares; el documento ubica a Aguirre Galindo como el comprador y al panista Eugenio Elorduy Walther, actual gobernador de Baja California, como uno de los dos vendedores; la operación se registró en 1985.

Sin embargo, pese a esa evidencia la PGR tuvo que devolver el complejo a ''sus legítimos propietarios'', toda vez que de acuerdo con el acta 75790 de la Notaría Pública Número 3, el complejo turístico no pertenece al narcotraficante, sino a su madre y demás familiares.

El documento, que data de 1996, señala que Esperanza Galindo, madre del capo, es la dueña de un millón 384 mil 199 acciones, con un valor de 13 millones 841 mil 990 dólares.

Guadalupe Aguirre, hermana del narco, tiene 165 mil 734 acciones, valoradas en un millón 657 mil 340 dólares; el hijo de Aguirre Galindo tiene también 307 mil 574 acciones valuadas en 3 millones 75 mil 740 dólares, y su abogado, Urbano Hernández, posee 176 mil 309 acciones valoradas en un millón 763 mil 90 dólares.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
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