Desmercantilizar satisfactores básicos,
plantea Boltvinik
Padecen BM y FMI "atrofia funcional", afirma Bendesky
Deuda y corrupción, verdugos de Argentina, opina
Almeyra
MIRIAM POSADA GARCIA
La causa de la pobreza en el país no es la globalización,
sino la forma en que se hacen las cosas, advirtió el economista
León Bendesky durante su participación en la mesa sobre los
efectos del proceso globalizador en México, en la que aseguró
que los mecanismos de verificación del Banco Mundial y el Fondo
Monetario Internacional sufren "atrofia funcional", que los inutiliza para
resolver los problemas surgidos del neoliberalismo.
En el acto organizado por la Fundación Heberto
Castillo, Julio Boltvinik, también economista y colaborador de La
Jornada, enfatizó que los servicios educativos y de seguridad
social en México deben permanecer en un "estado de desmercantilización"
para que la mayoría de la población tenga acceso a ellos,
pues de lo contrario se producirá un agudo fenómeno de discriminación.
En el mismo foro, el periodista Guillermo Almeyra aseguró
que la pobreza en Argentina se debió a un fenómeno provocado
durante décadas mediante el cada vez mayor endeudamiento, las privatizaciones
y los altos niveles de corrupción.
Los tres especialistas en temas económicos y sociales
coincidieron en que la pobreza es un fenómeno que los gobiernos
deben atacar de manera urgente, pero no vía las disposiciones dictadas
por los organismos financieros internacionales, sino mediante instrumentos
adecuados para la región, aunque reconocieron que es una labor complicada
dadas las ligas económicas generadas con la globalización.
En este sentido, León Bendesky destacó que
la globalización es una forma del capitalismo en la que los agentes
se reubicaron, los gobiernos pierden su soberanía para que ahora
la ejerzan las grandes empresas. Señaló que si bien es un
fenómeno mundial, también debe verse como algo particular,
local, y sacarle el mejor provecho posible.
Bendesky sostuvo que la globalización y la pobreza
van de la mano de la distribución del ingreso, pero precisó
que la segunda no es producto del fenómeno globalizador, sino de
la manera en la que los Estados lo han abordado. "En México se ha
perpetuado la situación de pobreza, estamos estancados en el nivel
de ingreso de la población, y en los pasados 20 años se ha
acumulado una inflación de 90 mil por ciento", expuso.
De esta manera, destacó que en el país ya
no es posible hablar de marginación, sino de exclusión en
términos de pobreza, y lo peor, dijo, "es que este gobierno no va
a hacer otra cosa al respecto", mantendrá su idea de que lo mejor
para la economía es la libertad de los mercados.
Durante su participación en el acto, que moderó
el especialista en geopolítica Miguel García Reyes, Boltvinik
señaló que como parte de la globalización de la política
social se cultiva la idea de que la pobreza es producto de las características
y actitudes del individuo, y por eso se piensa y se le da un trato muy
duro a los pobres, quienes son clasificados en "merecedores y no merecedores".
De tal forma que la ayuda que se propone por parte de
muchos gobiernos y los organismos financieros internacionales se convierte
en una intromisión a su intimidad, para comprobar que se trata de
pobres extremos a los que hay que dotar de ayuda en una suerte de mercantilización
que le permita a ese sector de la sociedad consumir vía apoyos o
"la baucherización" de la economía, y ampliar el campo de
negocios.
Sin embargo, el especialista advirtió que en México
hay que sacar de la esfera mercantil todos los satisfactores básicos,
como la educación, los servicios sociales y de salud, entre otros,
porque fuera de ese contexto se podrá contrarrestar la marginación,
la exclusión y toda la población podrá tener acceso
a ellos.
En el caso de Argentina, señaló Guillermo
Almeyra, el grave fenómeno de pobreza que hoy padece la población
fue una acción deliberada que durante décadas fueron propiciando
los gobiernos que recurrieron de manera constante al endeudamiento, las
privatizaciones en condiciones plenamente favorables para los inversionistas
y de total desventaja para el país, además de los altos niveles
de corrupción.
Todas esas condiciones derivaron en que hoy día
22 por ciento de la población económicamente activa esté
desempleada, haya 6 millones de indigentes y entre 60 y 70 por ciento de
los argentinos viva en condiciones de pobreza.
De ahí, advirtió, la importancia de que
los gobiernos entiendan que las políticas del Fondo Monetario Internacional
y del Banco Mundial pueden ser rechazadas, así como lo hace Cuba,
y la urgencia de hacer a un lado el dogma de que lo neoliberal es algo
natural.