Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 1 de marzo de 2002
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Sociedad y Justicia

Incapacidad estructural del modelo económico

"No hay fuerzas represivas capaces de impedir las migraciones": Celam

JOSE ANTONIO ROMAN

Junto con el alarmante crecimiento de la pobreza generada por la globalización económica, también crecen las políticas migratorias restrictivas y las violaciones a los derechos humanos de los migrantes, denunció el Consejo del Episcopado Latinoamericano (Celam), el cual sin embargo sostuvo que "no hay fuerzas represivas capaces de impedir que los emigrantes continúen llegando adonde saben que pueden encontrar mejores condiciones de vida, de libertad, de paz, para sí y para su familia".

En el documento Las causas de la emigración en América Latina, que forma parte de su programa de trabajo, el Celam señala que el movimiento humano de la migración es para la pastoral de la Iglesia católica un gran desafío, que adquiere nuevos dimensiones con el proceso de globalización económica y el ensanchamiento entre la pobreza y la riqueza que genera dicho modelo económico neoliberal.

Dice que con raras excepciones, nuestros países tienen una historia de pobreza y miseria, pero que ésta sigue en aumento con el paso del tiempo. Hoy, agrega, ante la incapacidad estructural de un modelo económico para generar empleos y mejores posibilidades de desarrollo, América Latina vive la peor profundización de la brecha entre pobreza y riqueza, lo cual es un "excelente motor" de migraciones masivas.

Sin embargo, señala que, contradictoriamente, mientras el mundo no tiene fronteras para las mercancías, el capital, las ideas, los conocimientos y las ganancias, sí hay fuertes prohibiciones para el libre tránsito de las personas. "Los países desarrollados cierran sus puertas a los inmigrantes, pero no a las ganancias que les vienen de la deuda externa, de sus fábricas de maquila o de sus inversiones que tienen en las naciones pobres. Ante esta situación nos viene la tentación de decir que la característica principal de la globalización está en centralizar la riqueza y diseminar la pobreza".

El texto, elaborado por el Secretariado Pastoral de Movilidad Humana del Celam, también se refiere con preocupación al creciente problema del tráfico de personas, que acompaña casi siempre al fenómeno migratorio. Advierte que debido a las múltiples restricciones legales que los gobiernos han impuesto para la libre circulación de las personas, se ha generalizado el negocio que trafica con los emigrantes.

Así, el tráfico de personas -ya sea venta de mujeres y niños para prostitución o "servicios forzados", y el de los migrantes- se ha convertido en un negocio mundial que genera enormes ganancias para los "sindicatos del crimen organizado".

En diversas partes del mundo se han restringido las posibilidades de emigrar legalmente, pese a que la demanda de mano de obra extranjera se ha mantenido constante. Ello, junto con la pobreza, la falta de oportunidades y la violencia política y social en sus países de origen, obliga a los migrantes potenciales a recurrir a las redes del crimen.

El documento señala que la Iglesia católica en América Latina debe alentar a los organismos internacionales del continente con el propósito de establecer un orden económico en el que no domine sólo el criterio del lucro, sino también el de la búsqueda del bien común nacional e internacional, la distribución equitativa de los bienes y la promoción integral de los pueblos.

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