ENTREVISTA
Rodrigo Borja, ex presidente de Ecuador
Pobreza y desempleo, saldo de una década de
neoliberalismo en AL
Impulsado por Izquierda Democrática, Rodrigo
Borja dirigió a Ecuador de 1982 a 1988. En ese periodo, aunque no
pudo sustraerse de los dictados de los organismos internacionales, impulsó
programas sociales que años más tarde fueron desmantelados
en nombre del aperturismo.
KARINA AVILES
El ex presidente de Ecuador Rodrigo Borja afirma que las
insurgencias armadas en muchos casos son resultado directo de la injusticia
neoliberal. Advierte que los movimientos indios en su país y el
zapatista en México han sido indispensables para la rectificación
de las políticas que impone la globalización, porque el empobrecimiento
ha llegado a extremos que no permiten ya mantener al mundo en paz.
Borja, quien dirigió a su nación de 1982
a 1988 impulsado por Izquierda Democrática, advierte que el planeta
se ha convertido en una suerte de "propiedad privada" cuyo dueño
es un pequeño sector.
El jurista estuvo en México la semana pasada para
participar en el séptimo Seminario de Derecho Constitucional. En
una plática con La Jornada sostiene que los organismos multilaterales
de crédito han abusado de la situación de postración
financiera de América Latina para imponer su cosmovisión
a los países de la región por la vía de los condicionamientos
crediticios. "Las recetas de esos organismos han sido terriblemente inconvenientes
para Latinoamérica", asevera.
Una "tercera vía" diferente
El
ex mandatario propone una "tercera vía" -pero no la de Tony Blair-
para contrarrestar la desigualdad que existe en la mayoría de los
países de América Latina. Para ello, vislumbra "una síntesis
entre los elementos rescatables del Estado y del mercado".
No obstante su crítica al neoliberalismo y a la
globalización injusta, como mandatario Rodrigo Borja no logró
sustraerse de los dictados internacionales y, aunque desconfió del
neoliberalismo heredado por su antecesor, León Febres Cordero, continuó
con las privatizaciones y siguió las recomendaciones del Fondo Monetario
Internacional.
A la luz de la distancia, el ex presidente reconoce que
lo que hizo en su gobierno, "con ser mucho, fue insuficiente. Esa es la
verdad". Y lamentablemente, añade, administraciones posteriores
"desmantelaron" los programas sociales desarrollados en su periodo, por
seguir "los dictados del aperturismo, del neoliberalismo, cuya onda expansiva
se dirigió como gran fuerza sobre todos nuestros países".
Lo cierto es que al concluir la administración
de Borja las realizaciones liberales del manejo económico contradijeron
las definiciones socialdemócratas proclamadas por su régimen
y el "pago de la deuda social" quedó frustado, según algunos
observadores. En Ecuador comenzó a articularse un gran movimiento
indígena de relevancia nacional e importante significación
po-lítica, describen los analistas.
Hoy, Borja considera que el movimiento indígena
ecuatoriano "se ha fortalecido y organizado notablemente en los últimos
años. Ha cobrado conciencia del estado de postración en que
ha vivido y se ha puesto de pie para exigir reivindicaciones legítimas".
Entre México y Ecuador, añade, existen grandes
similitudes en su idiosincrasia, en su mestizaje, en sus tradiciones precolombinas.
Con este antecedente "pienso que hay muchos puntos de contacto entre la
protesta zapatista y las movilizaciones indias en Ecuador; están
unidas por el hilo conductor de la insurgencia contra viejas desigualdades
económicas y sociales".
Por ello considera que ambos movimientos han sido indispensables
y han jugado un papel de enorme trascendencia "en las tareas de rectificación
de rumbos que deben darse en nuestros pueblos".
El neoliberalismo, continúa, ha profundizado la
pobreza y la marginación social y económica no sólo
de los indios ecuatorianos, sino de los sectores mestizos pobres, cuyas
condiciones de vida han llegado a ser en extremo precarias, lo que ha provocado
un éxodo masivo de ecuatorianos en búsqueda de opciones de
trabajo.
Fundador del partido Izquierda Democrática y cuatro
veces candidato a la presidencia de la República, Rodrigo Borja
sostiene que hoy es posible mirar con objetividad el resultado de una década
de sistema neoliberal: "marginación, quiebra de empresas productivas,
invasión de nuestros mercados con productos extranjeros, desempleo,
pobreza. Este es el balance catastrófico."
Manifiesta que el neoliberalismo y la globalización
son sistemas que obedecen "a los vitales intereses económicos y
comerciales de la potencia triunfadora de la guerra fría
y de sus aliados. Dichos intereses son fundamentalmente la conquista de
los mercados del mundo para la colocación de sus excedentes de producción,
cosa que han logrado mediante el aperturismo y la disminución o
desmantelamiento de la institución estatal.
"Todas estas ideas tienen sus ganadores y sus perdedores.
Los primeros son, por supuesto, los países industriales, y los perdedores
son las naciones del Tercer Mundo, que ven invadidos sus mercados, desmanteladas
sus industrias y destruidos sus puestos de trabajo."
En el último siglo, destaca, se ha ensayado con
dos grandes modelos: el del Estado megalómano, que "en su delirio
de grandeza tendió a abarcar todo, a solucionar todo, a hacer todo,
y dejó un saldo de incumplimientos, carencias y frustraciones".
Y el de la privatización indiscriminada de los activos y bienes
del sector público.
Cada uno de esos modelos tiene sus beneficiarios con nombres
y apellidos. "Detrás de ellos hay una lucha por el poder. En nombre
del estatismo se volvió todopoderosa una tecnoburocracia estatal
que centralizó en sus manos la totalidad de los poderes políticos
y económicos de la sociedad. Y detrás de la privatización
hay beneficiarios del sistema que también maneja la plenitud de
los poderes económicos y sociales", establece.
Por ello, para Borja el mundo es "una suerte de propiedad
privada de pequeños sectores altamente ubicados en el escalafón
socioeconómico". Y advierte que ante el empobrecimiento general
no podrá haber "un mundo de paz". Todos los días, en muchas
partes, vemos protestas y movilizaciones, incluso las de insurgencias armadas.
"Este es el resultado directo de la injusticia económica imperante",
destaca.
El ex presidente mira en el futuro un orden internacional
de naturaleza tripolar integrado por Estados Unidos, Europa y algunos países
asiáticos. Pese a ello, considera que "siempre existe la posibilidad"
de formar sistemas de economía mixta que combinen los esfuerzos
de los sectores público y privado en las tareas de desarrollo de
una nación.
"Tenemos que buscar una nueva vía, no exactamente
la que dice Tony Blair, sino nuestra tercera vía latinoamericana:
la formación dialéctica de una síntesis entre los
elementos rescatables del Estado y del mercado. El gran error, en algunos
casos, ha sido sustituir al mercado por el Estado y viceversa."
Rodrigo Borja manifiesta que los países latinoamericanos
deben buscar su fuerza en la unidad, razón por la que no pueden
cometer el mismo error de hace dos décadas de no formar el sindicato
de países deudores para tratar de negociar de forma corporativa.
Por último, aunque califica de "peligroso" el actual
orden político y económico "unipolar" con Estados Unidos
a la cabeza, establece que la unidad de los países latinoamericanos
países no la ha roto el imperio.