Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 15 de febrero de 2002
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Cultura

La Filarmónica de la Ciudad requiere un proyecto de largo plazo, plantea

El director Jorge Mester pide al ICCM separar las decisiones artísticas de las políticas

''Me siento como Supermán en traje de civil'', expresa a La Jornada

''Creo que me quieren hacer pasar como caprichoso'', señala

ANGEL VARGAS

En el entendido de que ya no habrá impedimentos para renovar su contrato con la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, el director Jorge Mester hace una propuesta para solucionar la problemática que la aqueja desde su fundación:

''Que el Instituto de Cultura de la Ciudad de México cumpla con su deber y se encargue de las cuestiones políticas y administrativas y no intente manejar lo artístico desde su oficina.''

Y es que, agrega, ''me siento como Supermán con su traje de civil: pudiera volar y hacer un montón de cosas si me dejaran. Sólo pido que las autoridades no se metan, que no tomen decisiones sin hablar conmigo. La chamba de ellos es hacer la política y no meterse en cosas que no entienden; deben dejar actuar a quien han contratado para esas decisiones''.

Procurar el bienestar de la orquesta

Vía telefónica desde Pasadena, California, donde reside, Mester plantea su convicción acerca de la necesidad de dotar a la filarmónica de una estructura moderna en términos administrativos. De otra forma, considera, será casi imposible arreglar los conflictos laborales y administrativos que arrastra.

Precisa también que ''no es por capricho'' que no haya llegado todavía a un acuerdo laboral con el instituto y subraya que su posición ''ha sido siempre la misma: procurar el bienestar artístico, moral y laboral de la orquesta''.

Rechazó el contrato que las autoridades le ofrecían de firmar por dos años, con posibilidades de prorrogarlo o rescindirlo después del primer año, explica, porque ese es un lapso muy reducido para emprender un proyecto de largo plazo y, entre las consecuencias, se obstaculizarían los planes del instituto de allegarse recursos de la iniciativa privada y de fundar una asociación de amigos de la orquesta.

El director asegura que estas observaciones no fueron escuchadas. Lo ideal, a su juicio, es que el director esté ligado a una orquesta cuando menos por tres años, periodo para el que, comenta, buscó infructuosamente negociar su contrato con la opción de prorrogarlo o rescindirlo a los dos años.

Posición moral y artística

Mester asegura que a pesar de todo estaba por firmar la propuesta planteada por el instituto, incluso ''aceptando, aunque bajo protesta, la cláusula en la que se designaba a Misha Katz como director huésped principal''.

Sin embargo, su posición al respecto cambió cuando se suscitó el conocido ''estallido'' en el que los músicos de la orquesta se negaron a trabajar bajo la batuta del ruso-mexicano.

Al ver la firmeza de esa negativa de los atrilistas y como aún no firmaba, Mester expresó que aceptaría hacerlo sólo si se suprimía la cláusula referente al director huésped. ''Eso lo hice para no tener que ir contra mi posición moral y artística.''

Mester confía en que ahora que se le notificó, aunque no oficialmente, que el instituto prescindiría de Misha Katz, ya no habrá razón para esa cláusula en su contrato:

''En este momento no se me van a otorgar los tres años. Ahora estoy con esperanza de que como la situación de Katz quedó arreglada, me ofrezcan contrato por un año y ya. Quién sabe qué pasara después, cuando el instituto se transforme en secretaría.''

Remata: ''Creo que me quieren hacer pasar como un caprichoso. Pero no he tratado de modificar nada. Las condiciones del primer contrato no eran las que yo recordaba y, como no fue negociable, no cambié nada. No soy yo quien cambia, sino las situaciones. No podía acceder a una cosa que en diciembre había acordado y que, por las circunstancias, se tornó totalmente diferente. Como no había firmado, tenía derecho a adaptarme a las nuevas condiciones. Eso es todo, no hay capricho''.

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