Jueves 7 de febrero de
2002 |
Desde el
foro social mundial Porto Alegre, una ciudad del mundo n Eduardo J. Almeida |
Tras seis días de
intensas actividades, del flujo continuo de participantes
de todos los continentes -51 mil 300-, la capital del
estado brasileño de Rio Grande do Sul vuelve poco a poco
a la normalidad. Mientras el Foro Social Mundial se
expande a través de sus delegados por todo el planeta,
Porto Alegre deja de ser la sede del mundo para regresar
a Brasil, pero con la mirada puesta en el año próximo,
en el Foro Social Mundial de 2003. La ceremonia de clausura del Foro Social Mundial significó el fin de una etapa más de un proceso en crecimiento. Este año Porto Alegre recibió casi al doble de personas que en la edición anterior del FSM. Esta ciudad, similar en tamaño a Puebla, se ha establecido como el centro de discusión de los grandes problemas mundiales y de la construcción de alternativas para el mundo. La presencia de personalidades como los premios Nobel de la Paz Rigoberta Menchú Tum y Adolfo Pérez Esquivel, así como la de intelectuales de la altura de Noam Chomsky o Immanuel Wallerstein, acompañados de otras personalidades, cientos de organizaciones, movimientos sociales, etcétera, hizo de este pequeño punto en el mapa un centro de la esperanza mundial, capaz de ser un actor constructivo en el porvenir del planeta. Las discusiones que se tuvo estuvieron representadas en el evento de clausura: indígenas, campesinos, obreros, académicos, jóvenes, activistas, políticos y niños. Se habló de la guerra como un instrumento inválido para solucionar conflictos, del derecho de las minorías, del reconocimiento de las colectividades indígenas, de la democratización de los medios de comunicación, de propuestas para un desarollo sustemtable, de la participación política, entre otros temas. Una de las características más evidentes de Porto Alegre durante los días del FSM fue la diversidad de personas que circulaba por sus calles. Pero más notoria aun fue la presencia de miles de jóvenes, 20 mil de ellos en el campamento internacional en uno de los grandes parques de esta ciudad, y apodado por sus habitantes temporales como "la Ciudad Carlo Giuliani", en memoria del activista asesinado por la policía en Génova. ésta fue una ciudad en donde se sintió la vitalidad de los jóvenes, lo cual no tuvo un espacio en Nueva York. Por otra parte, la llegada de tantas personas significó la entrada a esta ciudad gaucha de cerca de 112 millones de pesos (o 23 millones de reales), frente a 10 millones de pesos invertidos por el gobierno de Rio Grande do Sul y la ciudad de Porto Alegre. Esto significa un alivio para el gobierno del Partido del Trabajo (PT), pues compensa las duras críticas que sus detractores hacen por rechazar la introducción de empresas e inversiones trasnacionales. Además, Porto Alegre ha recibido durante estos días una proyección internacional equiparable con la de los grandes centros urbanos del mundo. Esta ciudad, escondida en el sur brasileño, cerca de la frontera con Uruguay, es llevada en la memoria de sus visitantes a decenas de países. Esto sin mencionar las menciones realizadas sobre ella por cada uno de los 2 mil 100 reporteros de 150 medios y de 40 países distintos. En conjunto con las actividades del FSM, Porto Alegre vio incrementeada su actividad cultural, con conciertos todas las noches, presentaciones fílmicas de todo el mundo, exposiciónes artísticas, obras teatrales que aparecían en los corredores de la Pontificia Universidad Católica (PUC), sede central del evento. A lo anterior se sumaron actores y artistas callejeros con demostraciones de capoeira, títeres, canciones y bailes tradicionales.En general, Porto Alegre es ya una ciudad del mundo y un punto de encuentro para la diversidad en el más amplio sentido. Hoy en día es imposible referirse al Foro Ecomómico Mundial, sea en Davos o en su edición actual en Nueva York, sin mencionar por lo menos al Foro Social Mundial y a Porto Alegre. Esta pequeña urbe es durante seis días la fuente de esperanza para la construcción de otro mundo. La fisonomía de los eventos mundiales antes mencionados es el mejor testimonio de lo que cada uno significa; en Nueva York, ciudad ampliamente conocida en el mundo entero, un pequeño grupo se reúne, temeroso y protegido por un virtual estado de sitio, por otra parte, en Porto Alegre, una ciudad virtualmente desconocida y pequeña, el mundo se reúne a debatir abiertamente y a construir el futuro. |