Directora General: Carmen Lira Saade

México D.F. Viernes 25 de enero de 2002

Política

Horacio Labastida

Las lecciones de Enron

Las informaciones que llegan de California son concluyentes porque reflejan los hechos tal y como están dados en Estados Unidos. El colapso de Enron Corporation connota una quiebra espectacular en el mundo de las corporaciones gigantescas, cuya historia en Norteamérica ha sido evaluada por Robert Sobel en su The Age of Giant Corporations (Praeger Publishers, EU, 1993). Y verdad es que tal tipo de crisis tiene antecedentes y se ha reproducido tanto en el país del Tío Sam como en el resto del mundo occidental. Al respecto vale traer a la memoria textos de Gabriel Kolko, antiguo profesor en Harvard, que constan en Wealth and Power in America (Praeger Publishers, New York, 1962), obra dedicada al análisis de las clases sociales y la distribución del ingreso en la patria de Benjamin Franklin.

Kolko niega con datos bien fundados el optimismo de intelectuales convencidos de la llevada y traída ilusión: el supuesto de que a partir del final de la Gran Depresión (1939) se ha logrado extender la prosperidad en una vasta mayoría de las familias, ilusión opuesta a los hechos, argumenta el autor, y de inmediato observa que si el poder económico en Estados Unidos deriva del ahorro y los ingresos, tal poder es dominado por una clase minoritaria, no más de 10 por ciento de la población, cuyo estilo de vida es por su fastuosidad diferente del estilo de 90 por ciento. Pero hay más: dentro de esa angosta elite, un grupo más pequeño controla el faraónico sector corporativo de la economía, por lo cual su política de inversiones influye directamente en la marcha de la nación. Y viene ahora una urgente pregunta, Ƒsería posible al interior de un sano raciocinio imaginar que ese enorme impacto de las decisiones corporativas sea marginal al comportamiento de la alta burocracia del gobierno?

La conducta de las corporaciones gigantescas y no gigantescas es determinada por una lógica inevitable. Toda actividad pecuniaria se encauza a obtener ganancias, o sea provechos en la implícita relación costo-beneficio, en la inteligencia de que esta lógica impone aumentos del beneficio respecto del costo; y así es como, por ejemplo, el discutido Bill Gates (nació en 1955), patrocinador de la descomunal empresa Microsoft, acumula patrocinios que la fantasía difícilmente representa con sus muchos ceros.

Ahora bien, en las circunstancias conflictivas de tan desbordada multiplicación del capital, sus poseedores enfrentan no pocos obstáculos para asegurar la acumulación, sin la cual desplomaríanse sin remedio. ƑNo resulta, entonces, factor esencial de tal acumulación y su reproducción el entrelazamiento del poder económico y el poder político en un contexto que subordina al segundo a los requerimientos del primero? Si hacemos a un lado las escenografías simuladoras de la mercadotecnia del aparato gubernamental, se verá que en la historia no hay confrontaciones del poder político y el poder económico cuando se habla de asuntos fundamentales. Hay que admitir, pues, que en el capitalismo la política es forma de la materia crematística, tesis que acredita una constante, a saber: en los órganos clave del aparato estatal aparecen siempre como titulares miembros o agentes de las corporaciones.

Alejandro Nadal muestra en su colaboración del pasado miércoles (La Jornada, no. 6250) cómo las autoridades texanas desregularon el mercado energético favoreciendo, hacia 1992, la manipulación intermediaria que hizo posible la obesidad financiera de Enron, y también acentúa el significado de las conexiones de la empresa eléctrica. No sólo altos funcionarios del gobierno de Bush han poseído acciones de la multinacional en quiebra, sino los ejecutivos de ésta contribuyeron con millones de dólares a las campañas del actual huésped de la Casa Blanca, originándose en esta atmósfera de conjunción de lo económico y político un lucrativo tráfico de influencias, según apunta Nadal. Mas el capitalismo tiene otras crueles repercusiones.

Al considerar Kolko la pobreza y el desempleo estadunidense junto con el disminuido uso de la capacidad productiva industrial, anota que al margen de las limitaciones del consumo, si tal capacidad se utilizara plenamente pronto se elevaría el nivel de vida de las multitudes famélicas, posibilidad que en nuestros días es mucho mayor. ƑPor qué existe tan grave limitación? Ya lo dijimos antes: las empresas reducen su oferta a la demanda efectiva, y los que no forman parte de ésta son condenados a morir de hambre. La crisis argentina, dijo recientemente un representante del FMI, tiene costos trágicos que deben contemplarse sin piedad. No es extraño que Dante Alighieri haya visto flotar a los usureros en el círculo infernal de la merde.

Frente a la quiebra de Enron y otros pecados capitales de los señores del dinero, Ƒinsistirá nuestro gobierno en permear la electricidad y el petróleo con las fortunas del voraz capitalismo contemporáneo? A pesar de los pesares, Ƒlo hará?