Miércoles 16 de enero
de 2002 |
TRAMA
FINANCIERA Bases de una reforma fiscal verdadera n Mario Villar Borja |
Para explicar este
pretencioso título es indispensable sentar los objetivos
y la incidencia de instrumentos que tienen como objeto
lograr tanto el desarrollo como la estabilidad
económica, al conseguir que los impuestos incidan en lo
siguiente: (1) Los ingresos para financiar el gasto
público; (2) en las decisiones de compra e inversión de
los agentes económicos privados nacionales; (3) en el
crecimiento y productividad de la actividad económica
nacional en los sectores de mayor importancia para el
país; (4) las decisiones de inversión de los agentes
económicos internacionales que coadyuven al desarrollo
económico nacional, es decir, en la inversión
extranjera directa que transfiere tecnología, genera
empleos bien pagados e induce efectos multiplicados en la
actividad económica nacional; y de manera muy especial
en (5) en lograr una mejor distribución del ingreso y la
riqueza. En consecuencia, para alcanzar una reforma
fiscal verdadera se deben modificar los impuestos que
sirvan para lograr tales objetivos, y no simplemente los
que actúen para incrementar el ingreso público, tal y
como se planteó en la propuesta foxista de la
"nueva hacienda pública". Por lo que se
refiere al gasto público, éste se deberá dirigir al
incremento en la productividad de los factores
económicos nacionales, en especial la de los
trabajadores, para que con este medio se logren empleos
mejor remunerados, y por lo tanto se inicie un proceso
sólido de redistribución del ingreso y la riqueza, y no
como el planteado en la "reforma hacendaria",
que sólo consistía en otorgar dádivas a los más
pobres, lo que suena a un clientelismo con fines
políticoelectorales de la peor calaña. Una reforma fiscal profunda debería basarse en la propuesta que el grupo parlamentario del PRD en el senado presentó, el senador Demetrio Sodi, como iniciativa en la Cámara de Senadores el 16 de Octubre de 2001. La cual se basa en los siguientes aspectos: (1) Acumulación de todos los ingresos de las personas físicas, manteniendo la tasa del 40 por ciento al ISR; además, eliminando la compensación de ganancias y pérdidas de los grupos empresariales; (2) introducir tasas diferenciadas de IVA, con tasa cero para alimentos, medicinas y educación; tasa del 10 por ciento, para los bienes de consumo popular, como calzado, refrescos, vestido, gas y electricidad, y establecer una tasa del 20 por ciento en el consumo de bienes suntuarios y en los de los estratos de mayor poder adquisitivo de la sociedad, como son los restaurantes que expenden bebidas alcohólicas, al tabaco, automóviles, transporte aéreo, hoteles de lujo, equipos de fotografía y video, teléfonos celulares, localizadores, espectáculos públicos, etcétera; (3) reducción a los subsidios en las tarifas eléctricas residenciales; y (4) cero tolerancia a la evasión fiscal. Para lograr una reforma profunda, en la opinión del suscrito, le faltó a dicha iniciativa un quinto punto de propuestas para hacer más equitativos los impuestos, como serían los siguientes: (1) Cancelar los gastos que comúnmente cargan a sus empresas sin que realmente sean parte de la operación de éstas, como los automóviles, las comidas de representación, los viajes de turismo (que por lo general disfrutan los dueños de las empresas y su familia), y otros que no forman parte de la operación productiva de la empresa; (2) la igualación de las tasas en los impuestos sobre la renta de las empresas, con la de su país de origen, de tal manera que no se subsidie al fisco del país de origen con la riqueza que se genera en México (por los convenios de compensación de impuestos); (3) instaurar un sistema de compulsa permanente, periódico y aleatorio en las empresas que operan sustancialmente con ventas en efectivo, para que sirva de base para la determinación de los ingresos de tales negocios, de tal manera que se cumpla estrictamente con su responsabilidad y se entere el IVA que paga la sociedad al hacer sus compras. Sin los conceptos tratados no puede darse una verdadera y profunda reforma fiscal, lo cual de ninguna manera se parece a la "Hacienda Pública Redistributiva" que propuso el Ejecutivo federal. |