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Alejandro Nadal
No cupo el exhorto
El 21 de noviembre pasado dos comisiones del Senado exhortaron al Ejecutivo a hacer efectiva la prohibición absoluta de importaciones de maíz transgénico. Por primera vez un poder federal llamó la atención sobre este tema tan importante. Las comisiones senatoriales también exigieron información sobre las investigaciones relacionadas con la contaminación del maíz criollo por el material transgénico, así como la presentación de un plan para separar el transgénico del criollo en buenas condiciones.
La importante noticia pasó desapercibida en los medios. El Poder Ejecutivo también la ignoró.
El 27 de diciembre de 2001 la Secretaría de Economía aprobó los nuevos cupos mínimos de importación de maíz proveniente de Estados Unidos. El monto autorizado para 2002 es de 3 millones 166 mil 925 toneladas. El acuerdo sobre cupos no dice nada sobre el exhorto del Senado.
Las importaciones de maíz desde que entró en vigor el TLC han causado mucho daño. No sólo excedieron la cuota libre de arancel fijada en el TLC, sino que el arancel sobre el excedente nunca se ha cobrado. El sacrificio de ingresos fiscales excede 2 mil 800 millones de dólares. Lo más grave es que eso aceleró la caída de los precios internos de maíz. El periodo de transición original de 15 años se redujo a 36 meses, pues en ese lapso los precios internos de maíz se alinearon a los niveles internacionales. A precios constantes, la tonelada de maíz se cotiza hoy a un 50 por ciento de su precio de 1993.
Una buena parte de esas importaciones es de maíz transgénico. En Estados Unidos 30 por ciento del maíz producido es transgénico (maíz Bt y maíz con alta tolerancia a hierbicidas). Europa restringe esas importaciones, pero en México se aceptan sin problemas.
Los efectos de los cultivos transgénicos sobre la salud humana son objeto de intenso debate. Para muchos analistas ese riesgo es inexistente o despreciable. Afirman que las pruebas llevadas a cabo en Estados Unidos son contundentes y que no hay riesgos. Ese argumento es una falacia. También se aprobaron en ese país la talidomida, el uso del DDT y los reactores de agua hirviente de General Electric.
Además, hay un acalorado debate relacionado con los efectos sobre la biodiversidad. Por eso en México existe una moratoria que impide la siembra de maíz transgénico hasta que no se conozcan los efectos sobre la biodiversidad.
Pero el maíz transgénico importado de Estados Unidos podría ser sembrado por cualquier persona que lo adquiera en México. Los estudios de Quist y Chapela y del Instituto Nacional de Ecología que identifican la presencia de material transgénico en el ADN de maíces locales, revelan que probablemente los productores locales ya han sembrado esos maíces. Probablemente se dotó de esa semilla a las tiendas de Diconsa en sus comunidades y las utilizaron en sus campos.
Por esta razón, el exhorto del Senado en sus dos comisiones sobre importaciones de maíz transgénico es un signo positivo.
Desgraciadamente el Congreso carece de medios de apremio para que su exhorto sea tomado en cuenta por el Ejecutivo. En otros países, el Poder Legislativo cuenta con medios de apremio que se aplican automáticamente en cuestiones de procedimiento y permiten hacer cumplir coactivamente las decisiones del Congreso. Los mejores ejemplos se relacionan con la comparecencia de funcionarios o la entrega de documentos oficiales. El Ejecutivo, en esos casos, no puede negarse a acatar las resoluciones del Congreso.
En México ni siquiera en ese ámbito restringido se define la figura jurídica del "exhorto" entre el Congreso y el Poder Ejecutivo. En derecho procesal el exhorto es un despacho que libra un juez a otro de igual categoría para que cumpla con una solicitud. En un sentido más amplio, exhortar se define como incitar con razones y ruegos a que se haga o deje de hacer alguna cosa. Esta figura en la retórica del Senado carece de fuerza. Por eso, entre los cupos de importación (que incluyen maíz transgénico) y el exhorto del Senado, las secretarías de Economía y de Agricultura escogieron los primeros.
El desorden que impera en el Congreso es extraordinario y se expresa de manera muy clara cada fin de año con las discusiones sobre la Ley de Ingresos y el Presupuesto Federal de Egresos. Por ese desorden y la debilidad estructural del Congreso, el Ejecutivo puede actuar de manera arbitraria e ilegal en muchos casos.
Urge frenar las importaciones de maíz transgénico. Y urge modificar la ley orgánica del Congreso. Es un cambio indispensable para asegurar la transición al equilibrio de poderes en México.