Un vochito con
chofer
En Puebla, la
Delegación de la Secretaría del Trabajo y
Previsión Social (STPS) está a punto de cumplir
tres meses sin titular. Sí, leyó usted bien,
desde finales de octubre, cuando Roberto Sánchez
González renunció como delegado, aludiendo
"razones personales", la máxima
autoridad en esa dependencia federal, Carlos
Abascal Carranza -afamado por su mochería a
ultranza- , no se ha dignado a nombrar un
sustituto.
Y como era de esperarse, ya se habla de que el
suplente de Sánchez González será designado
con la anuencia del gobernador Melquiades Morales
Flores, quien, aseguran los que se creen muy
informados, tiene dos candidatos al puesto.
Los nombres de tales postulantes no nos fueron
proporcionados, pero ni falta hace. Lo importante
por el momento en este asunto es la cloaca de
irregularidades y abusos que se puede destapar en
la STPS como resultado de la dimisión de Roberto
Sánchez González.
(Como siempre hacemos en esta composta
periodística, le advertimos a usted, apreciado
lector, que el chisme que a continuación le
contaremos no está confirmado, ni procede de
fuente oficial o persona que pueda ser digna de
crédito. Confiamos en que su buen juicio sabrá
distinguir entre lo que es cierto y lo que puro
invento es).
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Resulta que la contraloría interna de la STPS
mandó a auditar la gestión del otrora delegado
poblano y se ha encontrado con muestras del
absurdo mexicano dignas de una antología. Como
ejemplo baste mencionar que el susodicho Sánchez
González utilizaba un vehículo oficial de la
institución para sus actividades personales, lo
cual en nuestro país, tan hecho al
patrimonialismo, no pasaría por raro, si no
fuera porque el ex delegado acostumbraba los
servicios de un chofer, pese a que el coche de
referencia era un humilde vochito placas TRL
4934. Por supuesto, nuestro personaje viajaba en
el asiento trasero y desde allí, pomposo,
dictaba órdenes al conductor.
Parece ser que el ex funcionario fue generoso y,
cual Beverly Rico, quiso compartir su dicha con
los demás miembros de su familia, a quienes
entregó en comodato otros modelos sedán, que
originalmente también estaban autorizados para
uso exclusivo de los empleados de la STPS.
Los que este caso nos contaron afirman que hasta
el momento los vochitos que disfrutaron los
parientes de Sánchez González no aparecen. Pero
esto no lo sabemos, ni queremos creerlo.
Lo que sí es un rumor muy fuerte en las oficinas
de la delegación de la STPS es que Roberto
Sánchez González no ha podido justificar por
completo los viáticos que se le dieron para los
ejercicios 2000 y 2001. |
La auditoría sigue.
Nosotros continuaremos chismorreándole.
¡Mapaches
a la guerra!
Antes
se criticaba a los partidos de oposición por
adquirir los los vicios del PRI. Pero hoy se
descalifica al Revolucionario Institucional por
emular los defectos de la oposición,
especialmente los del Partido de la Revolución
Democrática.
El otrora partido oficial pretende, al igual que
lo ha hecho el instituto del sol azteca, elegir a
su dirigente en una votación abierta a más no
poder, en el que el sufragio de cualquier
ciudadano valdrá lo mismo que el de un militante
de hueso colorado.
Lo malo de este ejercicio, que se presume
democrático, es que llevado a cabo en una
organización como el PRI derivará en una guerra
de dimensiones
titánicas.
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