LIBERO

Madrazo y los espías

Fabrizio León

A LAS 19:56 horas del sábado 12 de enero el señor Roberto Madrazo ingresó a la sala 3 del conjunto Cinemex WTC, acompañado. Ocupó las butacas del extremo izquierdo de la cuarta fila. El ahora candidato a la presidencia del PRI llevaba ocupadas las manos con una bolsa grande de rosetas de maíz y un refresco (el denominado Combo grande). Muy atento a la trama de la historia, dirigida por Tony Scott, varias veces sonrió cuando el personaje principal, interpretado por Robert Redford, engañaba con pericia nada menos que al director de la CIA y utilizaba la presión de los medios para salvar a su compañero (Brad Pitt) luego de que éste fue aprendido por oscuras maniobras, en China. Al concluir la función, según observamos en el gesto, la película Juego de espías no satisfizo del todo al político.

De Niro en México

POR OTRA PARTE en Bahía de Chamela, Jalisco, ubicada entre la ciudad de Manzanillo y Puerto Vallarta, se encuentran varios de los hoteles más exclusivos del país: Club Mediterráneo, Club Careyes, el Hotelito Desconocido y Las Alamandras. En este último sitio fueron reservadas todas las pequeñas cabañas para la familia y amigos de Robert de Niro, quien ahí vacacionó la última semana del año pasado. De Niro llegó en jet particular a Manzanillo y de ahí se trasladó junto con sus invitados, en dos avionetas Cessna, al exclusivo hotel, el que, entre otras peculiaridades, construyó una moderna pista de aterrizaje de un pasto especial. La arena de esa playa es espléndida porque, entre otras cosas, sus concesionarios no permiten el uso de motocicletas en el área. Según nuestro informante, vendedor de mariscos de la zona, para el año nuevo el chef de Las Alamandras compró, entre otros mariscos, 20 kilos de langosta y cuatro docenas de ostiones gigantes, cuyo tamaño sorprendió a la familia De Niro. También dijo que al actor se le vio en una hamaca fumando tremendo Davidof.

Los pachecos con Brozo

AL CUMPLIRSE 15 días de la nueva etapa del noticiario El Mañanero, el payaso Brozo ha destacado por su sabor a café exprés y no al aroma descafeínado que promocionó como parte de su continua autocrítica. Para quienes hemos seguido el trabajo de Trujillo nos cuesta trabajo aceptar que el personaje que interpreta tenga que anunciar las pésimas producciones de Televisa, como las telenovelas o los ñoños informativos sobre el automundo de su farándula. Flaco favor le hacen y se hacen a sí mismos. Es como echar piedras sobre un buen tejado.

PERO, ADEMAS, LOS invitados de Brozo seguramente ya se medirán más al contestar las peculiares bromas del payaso tenebroso porque puede pasar luego que López Dóriga las reproduzca fuera de contexto. Brozo le preguntó la semana pasada al senador Jesús Ortega sobre las condiciones en que se aprobó el dictamen de la reforma fiscal, utilizando la figura de la pachequez como sinónimo de desmadre o adormilamiento, a lo que el perredista contestó, en esa sintonía, diciendo que unos legisladores estaban más pachecos que otros, incluyéndose en el paquete. Extrañanamente, López Dóriga obvió el contexto de cotorreo y utilizó lo dicho por el perredista Ortega para, imaginamos, echar lodo sobre la labor de los legisladores respecto a la reforma fiscal. Desconocemos si Brozo está satisfecho con ese tipo de utilizaciones que Televisa, al parecer, piensa darle a sus trabajos, pero no estaría de más que saliera al quite por aquello de las dudas.