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EDUCACION ARTISTICA
Ť En los niveles básico y medio, la formación
cultural es muy débil: Francisco Quezada
La enseñanza de las artes plásticas en
México sigue planes escolares de principios del siglo XX
Ť Los conceptos tradicionales fueron superados por la
realidad, subraya el escultor
Ť La carrera de artes visuales tiene 30 años en
la ENAP y no se sabe adónde ir, explica
CRISTINA MARTIN URZAIZ ESPECIAL PARA LA JORNADA
La ruptura de las fronteras entre los diversos géneros
artísticos y la carencia de trabajo de investigación que
proporcione herramientas para la enseñanza y comprensión
de las nuevas formas creativas, obligan al maestro a inventar sobre la
marcha, ya que los conceptos tradicionales no explican más la realidad.
Ante lo que podría llamarse la globalización de las artes,
hay un desconcierto generalizado y el campo profesional de los que se dedican
a las llamadas artes visuales, está socialmente indefinido.
Así lo explica Francisco Quezada, escultor y maestro
de escultura de la carrera de artes visuales de la Escuela Nacional de
Artes Plásticas de la UNAM (ENAP), desde hace 20 años, quien
también ha impartido clases en La Esmeralda, y asegura que pocas
obras son las que aparecen como significativas y no se tiene claridad respecto
del papel social de quienes estructuran el nuevo pensamiento plástico.
Para Quezada, los conceptos de artes plásticas
y de artes visuales han sido superados, pues en las nuevas formas de expresión,
los géneros artísticos se han fracturando y combinado. ''Cuando
estos campos se indefinen socialmente, uno arma su producción, su
trabajo, su participación dentro del núcleo social, de cualquier
manera y una de las más socorridas, es la de docente, porque siempre
ha habido un lugar reservado para construir la sensibilidad, para pensar
y reflexionar, para procurar la sensibilidad de los jóvenes".
Por lo anterior, expone que los caminos para la enseñanza
de las artes plásticas son inciertos, pues, ''esta pérdida
de la idea de las artes plásticas como metodología, me parece
que es uno de los problemas más típicos de estos momentos''.
Inventar sobre la marcha
El
escultor Francisco Quezada recuerda que a finales del siglo XIX y la primera
mitad del XX se intentó clarificar lo que era la plástica,
tras lo cual vino la indefinición de las disciplinas artísticas.
''En lo que es mi especialidad, la escultura, a partir de entonces, todo
se define mediante lo que no es, de las características que no tiene,
pero no se sabe ya cuáles son las que debería tener".
Explica que en la producción artística actual
existen muchas combinaciones de problemas que alguna vez correspondieron
al teatro, a la danza y a la pintura, pero que ahora se entremezclan muchos
asuntos que parecían de un área y en la obra se combinan,
tratando de estructurar nuevos campos que son radicalmente distintos.
De ahí la dificultad de la enseñanza, sostiene
Francisco Quezada, porque son pocos los que se preocupan por investigar
la estructura fundamental de estas transformaciones y se vive un rezago
muy severo, porque no se puede saber, con claridad, cómo se organiza
el conocimiento que se debe impartir en las escuelas.
El docente asevera que se inventa sobre la marcha. Y hace
notar que este desconcierto afecta también los planes de estudios,
porque el de la carrera de artes visuales de la ENAP tiene 30 años
y no se reforma, entre otras cosas, porque no se sabe hacia dónde
ir, ''lo cual, por otro lado, tiene la ventaja de que da una gran libertad''
al que enseña.
Quezada establece un paralelismo entre la globalización
del mundo y la de las artes: ''Esto que ocurre en el arte, la desaparición
de las fronteras, de los límites que caracterizaban las metodologías
y, por tanto, los campos de conocimiento y de investigación, es
similar a lo que pasa con las fronteras políticas, los problemas
de globalización. ¿Qué sucede cuando desaparecen,
cuando el tránsito transfronterizo se da con mayor agilidad, sin
que esto implique, o deba implicar, la desaparición de los núcleos
culturales? Si no se saben pensar esos espacios, surge la violencia, la
imposición."
La función del arte, soslayada
''En el arte no sucede esa imposición, pero sí
el desconcierto del cambio y hay pocas personas que realicen un esfuerzo
por estructurar estos nuevos espacios de pensamiento. Hoy, más que
nunca, la función del arte es una función prioritaria, pero
que no se ha reconocido como tal, porque si no se sabe pensar, lo que viene
es una debacle, es una confrontación social, advierte Quezada.
Agrega que los cambios en la sociedad son muy violentos,
muy vertiginosos; en cambio, no se generan al mismo ritmo los espacios
para pensar esas nuevas realidades que surge con la globalización
mundial. Si hay esta movilidad de las personas para pasar de un núcleo
cultural a otro, ¿cómo hace uno para respetar esos espacios,
para aprovecharlos, para integrarlos a su propia formación cultural?
''Eso está sucediendo en términos económicos,
en términos de comunicación, de información, pero,
en términos de las posibilidades de mantener una estructura cultural
que ha reportado dividendos a través de la historia y que es el
ámbito emocional en que se está involucrado, si se destruyen
esos ámbitos, lo que queda es un vacío gigantesco."
Al referirse a la forma en que los estudiantes de artes
visuales perciben esta realidad, Quezada considera que están muy
receptivos, pues tienen una necesidad de darle sentido a lo que realizan
y hacer corresponder las condiciones que están viviendo con sus
necesidades. Ante la dificultad de entender este proceso, los estudiantes
están más perceptivos que cuando tenían la claridad
de las áreas.
Larga experiencia en el desempleo
Quezada resume el proceso de enseñanza de las llamadas
artes visuales: considerar a los alumnos como productores, en lo que son
sus intereses, a quienes el maestro les hace un préstamo de sensibilidad
y de información, para ponerlos en contacto con ese campo de conocimiento
y a partir de ese préstamo ellos reditúen socialmente, con
su producción, abriéndole a la sociedad una posibilidad de
entender su realidad. ''Ante sus propuestas, nosotros les prestamos información
y ellos nos retribuyen con sentido de significación, le dan sentido
a muchas de las vivencias que tienen. Es un intercambio muy ágil'',
puntualiza.
Quezada considera, asimismo, que existen muy pocas escuelas
y la enseñanza se limita, en ocasiones, a vincular el arte con el
manejo de materiales, donde no se plantea el pensar, sino el hacer, nada
más; como si el hacer no implicara pensar, siendo que el pensamiento
es elemento fundamental de las artes plásticas.
Asegura la persistencia de planes de enseñanza
de principios del siglo XX limitados a ofrecer esquemas que no sirven para
nada en esta nueva realidad del arte porque no aportan a la construcción
de las ideas. De esas materias surgieron las carreras de diseño
gráfico, porque están enfocadas a un asunto que no es la
investigación, sino a la mera producción de imágenes
despojadas de contenido.
Otro de los problemas que enfrenta el maestro de arte
a nivel profesional es la débil formación cultural con que
llegan los alumnos a las universidades, explica Francisco Quezada, pues
los estudiantes no han recibido una serie de conocimientos previos, porque
no existe esa formación en los niveles medios de educación.
Entonces, agrega, el maestro debe plantearse cómo
dar a los estudiantes la información que no se les ha proporcionado,
al mismo tiempo que genera las posibilidades de una investigación,
ya que la enseñanza de las artes en el sentido de producción
artística es un espacio de investigación.
Por otro lado, al referirse a las expectativas laborales
de los estudiantes, una vez que concluyen sus estudios profesionales, expone
que los artistas ''tenemos una larga experiencia en el desempleo, por lo
que hemos encontrado mecanismos de sobrevivencia y no es común encontrar
a un egresado de una escuela de arte que tenga que acudir a manejar un
taxi, por ejemplo".
Sin embargo, reconoce que en este género artístico
hay una gran competencia ''y una intención de descalificar todo,
por principio, pero sin argumentos''. Esa es una dinámica que se
da mucho hoy, muy en la pelea, en el querer estar, para ser el más
importante, el más destacado, el artista oficial, en vez de plantearse
que lo que se está haciendo es construir nuevos espacios y a algunos
les está resultando más cómodo aprovecharse de los
espacios existentes.
Eso provoca que el medio se degrade, se restrinja el nivel
de discusión y lo único que queda son agresiones y el ''quítate
tú para ponerme yo, que son las dinámicas más cotidianas".
Para Quezada, ''hay dos maneras de trabajar en la modificación
de una cultura: una es porque la destruyes y hay que construir todo de
nuevo y, otra, es porque, justamente, estructuras una propuesta que popricia
el desarrollo. El arte debería ser ese espacio de construcción
y, normalmente, la guerra es el otro, de destrucción. Pues pareciera
que en los espacios de exposición, lo que se da es la guerra y no
el arte."
Por último, Quezada expone sus razones para continuar
en la docencia: ''Al impartir clases, te enfrentas a esas preocupaciones
muy actuales que son típicas de los jóvenes y entonces ahí
la reflexión se vuelve más intensa. Dar clases no es nada
más la manera de sobrevivir, sino es, en mucho, una decisión.''