Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 15 de enero de 2002
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Cultura
05an1cul EDUCACION ARTISTICA

Ť En los niveles básico y medio, la formación cultural es muy débil: Francisco Quezada

La enseñanza de las artes plásticas en México sigue planes escolares de principios del siglo XX

Ť Los conceptos tradicionales fueron superados por la realidad, subraya el escultor

Ť La carrera de artes visuales tiene 30 años en la ENAP y no se sabe adónde ir, explica

CRISTINA MARTIN URZAIZ ESPECIAL PARA LA JORNADA

La ruptura de las fronteras entre los diversos géneros artísticos y la carencia de trabajo de investigación que proporcione herramientas para la enseñanza y comprensión de las nuevas formas creativas, obligan al maestro a inventar sobre la marcha, ya que los conceptos tradicionales no explican más la realidad. Ante lo que podría llamarse la globalización de las artes, hay un desconcierto generalizado y el campo profesional de los que se dedican a las llamadas artes visuales, está socialmente indefinido.

Así lo explica Francisco Quezada, escultor y maestro de escultura de la carrera de artes visuales de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM (ENAP), desde hace 20 años, quien también ha impartido clases en La Esmeralda, y asegura que pocas obras son las que aparecen como significativas y no se tiene claridad respecto del papel social de quienes estructuran el nuevo pensamiento plástico.

Para Quezada, los conceptos de artes plásticas y de artes visuales han sido superados, pues en las nuevas formas de expresión, los géneros artísticos se han fracturando y combinado. ''Cuando estos campos se indefinen socialmente, uno arma su producción, su trabajo, su participación dentro del núcleo social, de cualquier manera y una de las más socorridas, es la de docente, porque siempre ha habido un lugar reservado para construir la sensibilidad, para pensar y reflexionar, para procurar la sensibilidad de los jóvenes".

Por lo anterior, expone que los caminos para la enseñanza de las artes plásticas son inciertos, pues, ''esta pérdida de la idea de las artes plásticas como metodología, me parece que es uno de los problemas más típicos de estos momentos''.

Inventar sobre la marcha

francisco_quezada_d43El escultor Francisco Quezada recuerda que a finales del siglo XIX y la primera mitad del XX se intentó clarificar lo que era la plástica, tras lo cual vino la indefinición de las disciplinas artísticas. ''En lo que es mi especialidad, la escultura, a partir de entonces, todo se define mediante lo que no es, de las características que no tiene, pero no se sabe ya cuáles son las que debería tener".

Explica que en la producción artística actual existen muchas combinaciones de problemas que alguna vez correspondieron al teatro, a la danza y a la pintura, pero que ahora se entremezclan muchos asuntos que parecían de un área y en la obra se combinan, tratando de estructurar nuevos campos que son radicalmente distintos.

De ahí la dificultad de la enseñanza, sostiene Francisco Quezada, porque son pocos los que se preocupan por investigar la estructura fundamental de estas transformaciones y se vive un rezago muy severo, porque no se puede saber, con claridad, cómo se organiza el conocimiento que se debe impartir en las escuelas.

El docente asevera que se inventa sobre la marcha. Y hace notar que este desconcierto afecta también los planes de estudios, porque el de la carrera de artes visuales de la ENAP tiene 30 años y no se reforma, entre otras cosas, porque no se sabe hacia dónde ir, ''lo cual, por otro lado, tiene la ventaja de que da una gran libertad'' al que enseña.

Quezada establece un paralelismo entre la globalización del mundo y la de las artes: ''Esto que ocurre en el arte, la desaparición de las fronteras, de los límites que caracterizaban las metodologías y, por tanto, los campos de conocimiento y de investigación, es similar a lo que pasa con las fronteras políticas, los problemas de globalización. ¿Qué sucede cuando desaparecen, cuando el tránsito transfronterizo se da con mayor agilidad, sin que esto implique, o deba implicar, la desaparición de los núcleos culturales? Si no se saben pensar esos espacios, surge la violencia, la imposición."

La función del arte, soslayada

''En el arte no sucede esa imposición, pero sí el desconcierto del cambio y hay pocas personas que realicen un esfuerzo por estructurar estos nuevos espacios de pensamiento. Hoy, más que nunca, la función del arte es una función prioritaria, pero que no se ha reconocido como tal, porque si no se sabe pensar, lo que viene es una debacle, es una confrontación social, advierte Quezada.

Agrega que los cambios en la sociedad son muy violentos, muy vertiginosos; en cambio, no se generan al mismo ritmo los espacios para pensar esas nuevas realidades que surge con la globalización mundial. Si hay esta movilidad de las personas para pasar de un núcleo cultural a otro, ¿cómo hace uno para respetar esos espacios, para aprovecharlos, para integrarlos a su propia formación cultural?

''Eso está sucediendo en términos económicos, en términos de comunicación, de información, pero, en términos de las posibilidades de mantener una estructura cultural que ha reportado dividendos a través de la historia y que es el ámbito emocional en que se está involucrado, si se destruyen esos ámbitos, lo que queda es un vacío gigantesco."

Al referirse a la forma en que los estudiantes de artes visuales perciben esta realidad, Quezada considera que están muy receptivos, pues tienen una necesidad de darle sentido a lo que realizan y hacer corresponder las condiciones que están viviendo con sus necesidades. Ante la dificultad de entender este proceso, los estudiantes están más perceptivos que cuando tenían la claridad de las áreas.

Larga experiencia en el desempleo

Quezada resume el proceso de enseñanza de las llamadas artes visuales: considerar a los alumnos como productores, en lo que son sus intereses, a quienes el maestro les hace un préstamo de sensibilidad y de información, para ponerlos en contacto con ese campo de conocimiento y a partir de ese préstamo ellos reditúen socialmente, con su producción, abriéndole a la sociedad una posibilidad de entender su realidad. ''Ante sus propuestas, nosotros les prestamos información y ellos nos retribuyen con sentido de significación, le dan sentido a muchas de las vivencias que tienen. Es un intercambio muy ágil'', puntualiza.

Quezada considera, asimismo, que existen muy pocas escuelas y la enseñanza se limita, en ocasiones, a vincular el arte con el manejo de materiales, donde no se plantea el pensar, sino el hacer, nada más; como si el hacer no implicara pensar, siendo que el pensamiento es elemento fundamental de las artes plásticas.

Asegura la persistencia de planes de enseñanza de principios del siglo XX limitados a ofrecer esquemas que no sirven para nada en esta nueva realidad del arte porque no aportan a la construcción de las ideas. De esas materias surgieron las carreras de diseño gráfico, porque están enfocadas a un asunto que no es la investigación, sino a la mera producción de imágenes despojadas de contenido.

Otro de los problemas que enfrenta el maestro de arte a nivel profesional es la débil formación cultural con que llegan los alumnos a las universidades, explica Francisco Quezada, pues los estudiantes no han recibido una serie de conocimientos previos, porque no existe esa formación en los niveles medios de educación.

Entonces, agrega, el maestro debe plantearse cómo dar a los estudiantes la información que no se les ha proporcionado, al mismo tiempo que genera las posibilidades de una investigación, ya que la enseñanza de las artes en el sentido de producción artística es un espacio de investigación.

Por otro lado, al referirse a las expectativas laborales de los estudiantes, una vez que concluyen sus estudios profesionales, expone que los artistas ''tenemos una larga experiencia en el desempleo, por lo que hemos encontrado mecanismos de sobrevivencia y no es común encontrar a un egresado de una escuela de arte que tenga que acudir a manejar un taxi, por ejemplo".

Sin embargo, reconoce que en este género artístico hay una gran competencia ''y una intención de descalificar todo, por principio, pero sin argumentos''. Esa es una dinámica que se da mucho hoy, muy en la pelea, en el querer estar, para ser el más importante, el más destacado, el artista oficial, en vez de plantearse que lo que se está haciendo es construir nuevos espacios y a algunos les está resultando más cómodo aprovecharse de los espacios existentes.

Eso provoca que el medio se degrade, se restrinja el nivel de discusión y lo único que queda son agresiones y el ''quítate tú para ponerme yo, que son las dinámicas más cotidianas".

Para Quezada, ''hay dos maneras de trabajar en la modificación de una cultura: una es porque la destruyes y hay que construir todo de nuevo y, otra, es porque, justamente, estructuras una propuesta que popricia el desarrollo. El arte debería ser ese espacio de construcción y, normalmente, la guerra es el otro, de destrucción. Pues pareciera que en los espacios de exposición, lo que se da es la guerra y no el arte."

Por último, Quezada expone sus razones para continuar en la docencia: ''Al impartir clases, te enfrentas a esas preocupaciones muy actuales que son típicas de los jóvenes y entonces ahí la reflexión se vuelve más intensa. Dar clases no es nada más la manera de sobrevivir, sino es, en mucho, una decisión.''

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