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Jorge Santibáñez Romellón*
Señores diputados, por favor inviertan en educación
La discusión en la Cámara de Diputados del presupuesto del gobierno federal ha evolucionado desde un mero trámite, cuando el PRI ni siquiera se imaginaba que algún día dejaría la Presidencia de la República, a un ejercicio que mide la correlación de fuerzas entre los diferentes partidos políticos y su relación con el Ejecutivo. Ahora realmente los diputados pueden cambiar sustancialmente la distribución del presupuesto. En estas condiciones, con recursos cada vez más escasos, surge la pregunta de cuáles serían los rubros a los que se deba destinar un mayor presupuesto. En esta colaboración pretendo mostrar que estamos ante una ventana de oportunidad para invertir en educación superior, y que si la perdemos probablemente estaremos condenados a la mediocridad, a sistemas de retiro precarios y a que nuestros hijos se desenvuelvan en un país en el cual el mercado laboral es de mano de obra poco calificada o bien que emigren a otro país para buscar mejores oportunidades de empleo.
Desde 1920 hasta 1970 la población mexicana se concentró en edades infantiles, éramos, por así decirlo, un país de niños. En esta época resultaba esencial invertir en aspectos relacionados con estos grupos de edad, en particular en salud materno-infantil y en educación básica. A partir de 1980, cuando la tasa de fecundidad del país pasó de 3.5 por ciento a poco más de 2 por ciento y se incrementó la esperanza de vida, el país inició lo que se llama el "envejecimiento demográfico". Este proceso terminará cuando la población se concentre en los grupos de edad avanzada, en donde el grupo minoritario de personas económicamente activas sostendrá al mayoritario, que se encontrará en el retiro. No hemos llegado ahí, pero tampoco estamos tan lejos, en dos generaciones, es decir, para nuestros nietos, alrededor del año 2040, ésa será la situación.
Por primera vez después de la Revolución Mexicana, en este sexenio, la población en edad escolar será la más numerosa. Por primera vez en la historia reciente de México, en esta década, habrá más jóvenes entre 15 y 23 años que niños menores de 15 años. Esto quiere decir que la época en la que México dispondrá de más jóvenes para educar y capacitar es la actual, exactamente en este sexenio.
ƑQué pasaría si no llevamos hasta el máximo de educación a estos jóvenes y esperamos a que el país esté mejor? En mi opinión nunca vamos a estar mejor e incluso, en el caso de que después tuviéramos recursos para educar más y mejor a la población, tendríamos que hacerlo con personas mayores de 30 años, separándolos del mercado laboral y de la actividad económica. En síntesis, ni estaríamos mejor, ni podríamos mandar a la universidad a puros "viejitos".
Si nuestro actual gobierno dice que ve al México de largo plazo, la inversión hoy debe ser en educación superior, que es cuando tenemos a la población que puede recibirla, después sería demasiado tarde.
Así, si usted quiere que sus hijos no pasen su vejez amontonados en hospitales, sin servicios de salud suficientes, y que sus nietos no vivan en un país en donde sólo se puedan emplear en actividades poco calificadas, o bien, irse al extranjero porque en México no hay buenos empleos, debe exigirle al gobierno hoy (de verdad hoy) que los recursos públicos se destinen prioritariamente a la educación superior, a actividades de formación de profesores e investigadores y, en síntesis, al desarrollo de la ciencia y la tecnología. No para estar a la altura de los países más avanzados, sino para no incrementar un rezago que después sería irrecuperable. La lógica demográfica es implacable.
Hay quienes alegarán que las universidades públicas son un nido de grillos que no hacen nada y que solamente provocan problemas. La afirmación no es correcta, hay universidades buenas y malas, y ciertamente hay cosas que arreglar en nuestro sistema de educación superior. Un estudio reciente de la OCDE señala el importante rezago en esta materia, pero no confundamos las estrategias de corto plazo con el futuro del país.
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* Presidente de El Colegio de la Frontera Norte