Lunes en la Ciencia, 31 de diciembre del 2001
Ese elemento, indispensable para la vida, puede ocasionar terribles enfermedades Cobre, amigo y adversario de la salud humana Israel Osuna Flores y Feliciano Aguirre García El cobre es un mineral que ha demostrado tener efectos benéficos y potenciales efectos tóxicos para la salud del ser humano, dependiendo de la cantidad que se ingiera. En 1993 la OMS incluyó el cobre en forma provisional en un listado de los elementos químicos con significación para la salud humana y recomendó una ingesta mínima diaria de cobre para todas las personas. Las hipótesis de que el cobre en altas concentraciones es tóxico se ponen en evidencia con las investigaciones científicas con relación a este elemento, sobre aspectos de salud humana y medio ambiente, generando controversias respectode algunos de sus efectos benéficos y adversos. Grupos de expertos de la Unión Europea y la OMS coinciden en que el cobre es esencial para la vida en ciertas cantidades que el organismo humano pueda almacenar y mantener en equilibrio, siendo estas proporciones las siguientes: en el periodo de gestación, especialmente durante el tercer trimestre, es indispensable que la madre tenga una adecuada ingesta de cobre con el fin de satisfacer las demandas de su bebé durante y después del embarazo, para que los pequeños órganos, sistemas y funciones del cuerpo tengan un buen desarrollo. Se recomienda ingerir de 3 a 4 mg de cobre cada día para que se pueda tener una dieta sana y balanceada. Los recién nacidos obtienen el cobre de las reservas de su cuerpo que se han almacenado durante la gestación. El bebé utiliza estas reservas hasta que ingiera sus propios alimentos, ya que la leche materna contiene un bajo nivel de este elemento. Los niños obtienen el cobre en forma natural a través de su dieta. Este se encuentra en alimentos ricos en minerales como son las verduras, legumbres, cereales, nueces, frutas e incluso chocolates, además de las carnes y los pescados. Se recomienda ingerir de 0.5 a 1 mg diario de cobre dependiendo del peso del niño. En los adultos el cobre es defensor de la salud y se recomienda ingerir a diario entre 2 a 4 mg, que debe ser suministrado por vía alimenticia y en mucha menor proporción en el agua que tomamos. El cobre es un elemento esencial para la salud del cuerpo humano en condiciones normales (no alteradas en nuestra cadena alimenticia); a diferencia de otros elementos esenciales, es una sustancia que en altas concentraciones puede ser tóxico. Se debe tener un equilibrio, porque si se acumulan ciertas cantidades de cobre pudiera resultar tóxico y si se carece de este esencial elemento se pueden presentar consecuencias en la salud. Existen personas que pueden ingerir elevadas cantidades de cobre a lo largo de su ciclo vital y una vez que se satisfacen las necesidades que el organismo requiere, el cobre puede acumularse en diferentes órganos y tejidos, y es entonces cuando empieza a presentar efectos crónicos tóxicos. Por ejemplo, demasiado cobre en la sangre ha sido asociado con infecciones frecuentes, náuseas, dolores de cabeza, enfermedades hepáticas, leucemia, ataques cardiacos y artritis reumatoide. Cuando se tiene deficiencia de cobre en el organismo se pueden presentar los siguientes síntomas o enfermedades: el mal de San Vito, enfermedad de los nervios conocida popularmente, que se caracteriza por un movimiento involuntario de los músculos de la cara y las extremidades; abortos espontáneos y partos prematuros; anemia o insuficiencia de glóbulos rojos; osteoporosis y niveles altos de colesterol. Otras de las consecuencias de la alta acumulación de cobre en el tejido hacen que se presenten activación de enzimas y destrucción de membranas, lo cual puede causar mutaciones del ADN, cirrosis hepática o enfermedades hereditarias como el mal de Wilson y Menkes, que ocasiona la retención de cantidades excesivas de cobre en el hígado; la acumulación de cobre en el sistema nervioso central produce daño neurológico y en algunos aspectos tiene cierto parecido con la enfermedad de Parkinson, la cual puede acompañarse de manifestaciones siquiátricas, y la aparición en la córnea de un anillo parduzco pericorneal (anillo Kayser-Fleisher). El daño a los tejidos puede disminuir sometiendo en forma temprana a los pacientes con un bajo contenido de cobre, junto con una terapia con compuestos que disminuyan la absorción del cobre (el más usado es el zinc) y medicamentos que favorecen la eliminación de exceso de cobre. Algunas recomendaciones para prevenir la presencia de altas concentraciones de cobre en los seres humanos son: evitar los alimentos como hígado, que tienen alta concentración de cobre ( 3 mg en 120 gr); no utilizar la primera agua del día para beber, ya que las tuberías son de cobre y si el agua se queda depositada ahí toda la noche va a tener un contenido muy alto de este elemento, por lo que se sugiere dejar pasar el agua por 2 minutos antes de ingerirla. En los últimos años la OMS (1998) ha presentado al cobre provisionalmente en el listado de los elementos que pueden causar daños a la salud humana; por su parte, la Unión Europea ha incluido por primera vez el cobre en un listado similar y el estado de California, en Estados Unidos, ha establecido un nuevo límite máximo para el cobre en agua potable muy por de bajo de la norma de la OMS y de la Agencia de Protección al Medio Ambiente de Estados Unidos de América (USEPA); reduciendo el uso del cobre para cañerías y facilitando la aplicación de materiales alternativos. Los autores son profesor-investigador y estudiante de licenciatura, respectivamente, del Centro Universitario de la Costa Sur de la Universidad de Guadalajara
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