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Ť Cantados al amor y desamor, su fuerza ha sido
mayor en las voces femeninas
Boleros y rancheras, buen adiós al año
viejo
ANASELLA ACOSTA NIETO
Despedir al año viejo entre boleros y canciones
rancheras es un rito con el que se pretende expulsar a los demonios que
nos atormentaron 365 días. Es una catársis que permite archivar
en la memoria lo que más ha dolido, luego de varios tragos de tequila
y del llanto diluido en un verso: Diciembre me gustó pa'que te
vayas, que sea tu cruel adiós mi navidad, no quiero comenzar el
año nuevo, con este mismo amor que me hace tanto mal...
Las
canciones rancheras y los boleros -relatos de amor y desamor- en las voces
de las mujeres han destacado; ellas han dando mayor significación
a las letras de autores masculinos.
Las canciones que cuentan historias con las que muchos
se sienten indentificados han sido adoptadas por la voz operística
de Lucha Reyes, por el despecho de Chelo Silva, la bravura de Chavela Vargas
y el feminismo de Paquita la del Barrio; han interpretado temas de Gilberto
Parra, José Alfredo Jiménez, Enrique Franco, Pedro Flores
y José Torres, entre otros.
La última noche de 2001 seguramente el rito no
fallará, y nuevamente escucharemos las viejas grabaciones de Lucha
Reyes entonando con su voz de soprano: Por un amor, me desvelo y vivo
apasionado; tengo un amor, que en mi vida dejó para siempre amargo
dolor. Pobre de mí, esta vida mejor que se acabe, no es para mí,
pobre de mí, cuanto sufre mi pecho que late tan sólo por
ti.
Probablemente habrá quienes preferirán a
los nuevos intérpretes, pero los fieles a este tipo de canciones
reconocen que pocos son los que hacen vibrar la sangre y, quizá,
ello se deba al origen de estos géneros.
Mezcla de ternura y pasión
En el caso del bolero -mezlca de ternura y pasión-,
algunos especialistas cuentan que se deriva de la música habanera,
el danzón y el bambuco, otros aseguran que se debe a un progresivo
cruce de influencias en el que tuvieron que ver los géneros mencionados
y la romanza operática, el vals, el son, la clave, el fox-trot e,
incluso, el blues. De ahí el don requerido para interpretarlo.
Los nunca arrepentidos seguro se acompañarán
de Albur de amor, interpretada por el alma desgarrada de Chavela
Vargas. Algunos tal vez reconocerán: "Nada me han enseñado
los años, siempre caigo en los mismo errores, otra vez a brindar
con extraños y a llorar por los mismos dolores..." Para los
más dolidos Chelo Silva ofrece: "Amor como el tuyo los hay de
a montón, que no se te olvide que fuiste un cobarde y que destrozaste
tú mi corazón". Para los que no se han bajado de la nube
en la que andaban: "Te vas pero yo sé que volverás, buscando
mi calor vendrás. Tendrás el calor de otros besos, quizás,
verás que no te han de saber, igual".
Paquita la del Barrio se solidarizará con aquellas
que quieran ir duro contra ellos: "Eres una brújula sin rumbo,
un reloj sin manecillas, una biblia sin Jesús". O mejor aún:
"Pero que mal te juzgué, si te gusta la basura, pero mira que
locura, pero para ti está bien, pero que mal calculé, yo
te creía tan decente y te gusta la corriente por barato yo que sé..."
O ya de plano: "Como te ves de mal pareces animal, tirado aquí
en el suelo pidiéndome perdón, implorando por favor, llorando
como un perro; como te ves de mal, que hasta ganas me dan, no de levantarte
sino de aplastarte más". Para rematar con un castigador: "¿Me
estás oyendo inútil?"
Para los desentendidos y persignados Chavela Vargas sentencia:
"Quién no sabe en esta vida la traición tan conocida que
nos deja un mal amor, quién no llega a la cantina exigiendo su tequila
y exigiendo su canción. Me están sirviendo ya la del estribo,
ahorita ya no sé si tengo fe ahorita solamente yo les pido que toquen
otra vez la que se fue..."
El exorcismo puede durar toda la noche, incluso, ésta
puede ser insuficiente. Lo mejor será amanecer con 365 nuevas noches
en el bolsillo para intentar la catárseis las veces que se requieran.
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