El creador hace de cada frase una maravilla, expresa Alvaro Mutis

En la obra de Augusto Monterroso existe "una total entrega al misterio y al milagro de la literatura", opina Alvaro Mutis. "Es una escritura en la que resalta, primero que todo, ese disfrute esencial, profundo, rotundo que tiene con el idioma. A él llega con una eficacia transparente y precisa que hace de cada frase una maravilla, algo cada vez más infrecuente. En su quehacer no hay momento alguno de artificialidad ni de preciosismo".

El escritor colombiano, amigo de Monterroso desde hace varias décadas, sostiene que la brevedad que caracteriza al cuentista guatemalteco es la condición magnífica de un escritor que dice lo que quiere y sabe qué debe decir.

"La obra de Monterroso no me parece ni escueta ni pequeña ni corta, es una joya. El cuento del dinosaurio es casi su firma; lo disfruto infinitamente, me parece magnífico. Llegar a esa concisión es un instante pleno de gracia. Cada uno de sus cuentos es una obra maestra terminada, rotunda, perfecta".

Agrega Mutis: "Su humor está lleno de sana y magnífica filosofía, de sano y magnífico escepticismo; es producto de sus lecturas de los clásicos, que le dejaron esa lección magnífica de no caer en la trascendencia".

Según Elena Poniatowska, la literatura de Augusto Monterroso va más allá de la brevedad y el humor, y resalta la inteligencia y profundidad de sus escritos: "Es ante todo un pensador, y sus textos son resultado de profundas reflexiones".

También, subraya, "es muy transparente la influencia que refleja de los clásicos, así como la que ejerce entre los escritores jóvenes, como Juan Villoro".

En lo social, continúa la escritora, ''Tito Monterroso es antifascista, como lo fue Luis Cardoza y Aragón, y siempre se ha preocupado por las desigualdades y las luchas sociales. Y como persona, siempre es un enorme gusto verlo, por su gran disposición hacia los demás".

En la opinión de Carlos Montemayor, ''Augusto Monterroso es un gran arquitecto de la lengua española que ha hecho evidente que toda palabra en nuestra lengua es un gran coloso, que toda frase es un dilatado de profundo discurso, que toda breve historia es un inmenso edificio inmune a ataques islámicos, terroristas o estadunidenses.

''La brevedad no es resultado de las pocas palabras, sino de la mucha profundidad y el mucho discurso en sentencias que no deben pecar por su extensión. La brevedad y la profundidad pueden ser sinónimos en una literatura como la que ejerce Monterroso".

El poeta, traductor y ensayista enfatiza: ''la importancia social de una brevedad profunda como la de Monterroso es inversamente proporcional a la largueza discursiva acostumbrada por los políticos y politólogos, no solamente de la lengua española sino del mundo entero".

Y rubrica: "Contra esa locuacidad no solamente vacía sino dañina, su literatura opone el corazón justo de lo preciso y esencial".

Asumido como alumno del autor guatemalteco, Sergio Pitol coloca la obra de Monterroso entre los clásicos de la literatura mundial. "Es más, creo que Augusto nació en la literatura como un clásico. En varios confines del mundo es tomado como autor de culto".

El autor veracruzano coincide con Poniatowska y señala: "Una de las grandes aportaciones de Augusto a la literatura es su originalidad, su seriedad, su severidad y al mismo tiempo su forma de llevar todo eso a una escritura traviesa, irónica, por lo cual mucha gente cree simplemente que es un humorista. Pero no es sólo eso; es un pensador que trata de una manera oblicua la condición humana".

Abunda: "Augusto pertenece a la familia de los escritores raros, para decirlo con el término usado por Rubén Darío para describir a los autores que salían de los cánones normales de cualquier literatura.

"En cierta forma la rareza de su obra es que está alimentada, desde su primer cuerpo, por la literatura clásica, por la literatura griega y sobre todo por la latina; también por la literatura del Siglo de Oro Español.

"Algunos escritores que se alimentan de estos pasajes literarios de siglos anteriores pueden en ocasiones ser muy secos, como remedos poco agradables de una literatura que ya no existe. En cambio, Monterroso la enriquece y la hace viva, porque está inmerso en la vida, tiene una concepción del mundo, de la sociedad y también porque ha permitido que ese manantial lingüístico en el que se formó desde la adolescencia se enriquezca con los grandes momentos universales del idioma: Joyce y Borges, por ejemplo".

José María Pérez Gay también abunda en la importancia de la obra literaria del hacedor de La oveja negra y lo describe como el creador del género de la fábula, "y podría decir también que el del silencio; esa especie de bestiario fantástico en donde Borges toma el té con Alicia en el país de las maravillas y en donde una rana del condado de Calavera ha leído realmente a Mark Twain".

Concluye el escritor: "Para Monterroso el mundo es una fábula, y por ese solo hecho una narración donde se cruzan por igual la ironía, la cortesía y la brevedad".

Según Adolfo Castañón, "Augusto Monterroso es uno de los escritores hispanoamericanos, latinoamericanos y mexicanos más importantes que ha dado una obra de gran calidad y de una consistencia que no hemos terminado de descubrir"

Su literatura es digna representante de la tradición clásica y también de la literatura moderna, agrega. "Los rasgos más destacables de ella podrían resumirse en los siguientes aspectos: el sentido del humor y el de las proporciones, la gracia, la exactitud, sobre todo la brevedad y la concisión. Monterroso ha sido un gran maestro de muchos escritores mexicanos, y le ha dado mucho a México, no sólo con su literatura sino con su escritura". ANGEL VARGAS