MARTES Ť 11 Ť DICIEMBRE Ť 2001

Ť Mil familias combinan esa actividad con el campo

Fabricar fajas de hilo de mezclilla, una tradición artesanal de Atenco

JAVIER SALINAS CESAREO Y RENE RAMON ALVARADO CORRESPONSALES

San Salvador Atenco, Mex., 10 de diciembre. La fabricación artesanal de fajas de hilo de mezclilla es una tradición que se conserva en San Salvador Atenco: más de mil familias combinan sus labores del campo con esta actividad.

Es el oficio del pueblo, no hay familia que no conozca el proceso y elaboración de las fajas que utilizan cargadores, trabajadores o deportistas, quienes se las colocan en la cintura para evitar lesiones al realizar tareas que requieren de un esfuerzo físico mayor.

Extensos tendidos de hilo son colocados diariamente por las calles de Atenco como si fueran cables de electricidad tirados de cuadra a cuadra.

Los artesanos inician el proceso de elaboración colocando dos pequeñas tablas de madera tapizadas con clavos de metal que aprisionan el tendido: es el clareador (como lo denominan) con el que seleccionan y separan los hilos de mezclilla.

El ejidatario Roberto Cerón Mendoza, quien conoce el oficio desde hace 40 años, explica que la labor de separación y selección no dura mucho, pero debe hacerse de manera minuciosa para evitar que el hilo vaya trozado.

Agrega que una vez realizado esto, se forman guías con la madeja, evitando con ello el enredo de los hilos, una vez que son introducidos a los telares.

Los telares que se utilizan son rústicos, manuales; verdaderas reliquias que tienen más de 50 años.

Manos y pies de hombres y mujeres mantienen una sincronía frente a las tejedoras, en las que se forjan los hilos de mezclilla obteniendo las fajas.

La actividad artesanal que se conserva en los pueblos de la ribera de Texcoco es única en el estado de México, presume Cerón Mendoza, mientras trabaja en su taller, que a penas ocupa un espacio de tres metros cuadrados, y donde diariamente se producen hasta 30 piezas.

Explica que el material, desecho de mezclilla que utilizan para elaborar la faja, es traído de Monterrey con un costo de cinco pesos por kilo.

Refiere que en el pueblo existen al menos mil familias que aún cuentan con talleres y combinan esa labor con las actividades del campo.

"Durante más de 50 años ha sido una alternativa de los campesinos para obtener recursos adicionales, aun cuando no es muy redituable".

Por cada faja los tejedores obtienen una ganancia de sólo cuatro pesos, pues la venden en 15 pesos y producirla les cuesta once. La mayor remuneración en realidad la obtienen los intermediarios, quienes al sólo darle el acabado al producto ganan 300 por ciento más que los artesanos.

Producen especialmente fajas en negro y azul, aunque las hay en otros colores, e incluso elaboran otras con la figura de preferencia del cliente.

Los productores de faja no son ajenos al movimiento de resistencia contra el nuevo aeropuerto que se mantiene en la explanada principal de Atenco.

Participan activamente y consideran que su actividad se verá afectada con la instalación del aeropuerto en esta zona, porque serían expulsados de su entorno y se perdería la unidad que prevalece entre las más de mil familias productoras.

"Si el presidente Vicente Fox dice que nos sacamos la lotería con la instalación del aeropuerto, que no nos dé el premio, que se lo quede y que así nos deje porque nosotros con la combinación de nuestras actividades sabemos rajárnosla", expone Roberto Cerón Mendoza.

En tanto, niños, mujeres y hombres mantiene viva su tradición artesanal.