VIERNES Ť 7 Ť DICIEMBRE Ť 2001
Ť No se alarmen, "aquí no ha pasado nada", dice el ministro Domingo Cavallo
Virtual levantamiento social en Argentina
Ť Fue bloqueado el centro de Buenos Aires por las protestas de trabajadores y estudiantes
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 6 de diciembre. En un escenario de verdadero levantamiento social por la virtual confiscación de los ahorros y cuando Argentina está al borde del cese de pagos y una posible devaluación, el ministro Do-mingo Cavallo, de Economía, llamó a la población a que "no se alarme", porque "aquí no ha pasado nada".
Sin embargo, advirtió que "no puedo garantizar que no haya una dolarización", ya que la moneda estadunidense "se utiliza en los créditos y los depósitos bancarios".
"Si todos los argentinos quieren dólares así será", sentenció el controvertido ministro antes de partir a Washington para continuar negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI, que en la víspera anunció que no entregaría a Argentina un préstamo previamente acordado.
Esos fondos eran vitales para hacer frente a los vencimientos de la deuda. Pero la decisión del FMI también bloqueó hoy otros desembolsos, del Banco Interamericano de Desarrollo y del Banco Mundial.
Entre tanto, el centro de esta capital era literalmente tomado por las protestas simultáneas de sindicalistas, organizaciones políticas, sociales, estudiantiles y otras que se lanzaron sin previa convocatoria para rechazar las medidas oficiales de bancarización anunciadas el sábado, que ponen un tope de mil dólares mensuales al retiro de las cuentas de ahorro y de depósitos de salarios.
Las marchas convergieron al caer la no-che en la céntrica Plaza de Mayo, donde las dos organizaciones de las madres de los desaparecidos durante la última dictadura militar realizaron la vigesimoprimera "marcha de la resistencia", esta vez también contra "el genocidio económico".
En la mañana Cavallo había asegurado que Argentina pagará su deuda, pero después reconoció que el país está en "virtual convocatoria de acreedores", al comparecer ante el Foro de Empresarios del Mercosur, que lo recibieron entonando "No llores por mí Argentina", de la ópera rock Evita.
Con respecto a las voces que anuncian una devaluación, mientras el peso argentino se paga en países vecinos a la mitad de su valor, el también ministro de Economía del gobierno de Carlos Menem sostuvo que se trata de interpretaciones "catastróficas" por el retiro del apoyo del FMI.
Este organismo, por su lado, sostuvo que no está interesado en la devaluación o dolarización de Argentina, sino en el cumplimiento del déficit fiscal cero que el país no ha podido cumplir, pese a recortar salarios y presupuestos en uno de tantos ajustes.
El FMI también sostuvo que las medidas del sábado son "lamentables", pero para los argentinos son catastróficas: no hay efectivo en las calles, continúan largas colas frente a los bancos para intentar sacar el tope permitido por el gobierno, pero las instituciones bancarias dicen no tener fondos.
Así, hoy estalló la furia y fue el día de los huevazos, tanto contra sedes bancarias e instituciones económicas en todo el país, como sucedió aquí contra la bolsa.
Las paredes quedaron pintadas con frases como "ladrones, váyanse ya". Algunos manifestantes portaban caretas de Cavallo y el presidente Fernando de la Rúa.
La Confederación General del Trabajo, tanto su rama oficial como la disidente, confirmaron un paro general para el 13 de diciembre, y los comerciantes anuncian un cacerolazo para unos días después.
De su lado, el opositor Partido Justicialista (peronista) y otras organizaciones tratan de llegar a un acuerdo para despojar de los poderes especiales a Cavallo y para que se discuta la situación en el Congreso.
Pero el presidente es quien debe convocar al Congreso en periodo de receso, por ello un grupo de justicialistas intentó promover una salida anticipada de De la Rúa a través de la modificación de la ley de acefalia, pero esto fue rechazado por los principales oficialistas y opositores.
La indignación popular ha ido creciendo al comprobarse cómo el proyecto de Cavallo, que produjo una virtual confiscación de salarios, se estrella contra la realidad, beneficia a los especuladores, que por ejemplo compraron bonos baratos y los pueden vender casi al doble.
El Credit Suisse Bank cree que el escenario más probable es el de una devaluación y a esto apuestan incluso los principales medios de comunicación de Estados Unidos o Gran Bretaña, lo que actúa más como una presión que como una predicción.
El FMI ha dado la espalda a un gobierno que hizo todos los "deberes" para tratar de remontar la crisis, en buena parte heredada de Menem, quien dejó el país con un déficit fiscal de casi 11 mil millones de dólares al finalizar 1999, al haber malvendido to-das las empresas públicas.
Uno de los reproches populares al FMI es la tranquilidad con la cual permitió la ma-yor corrupción en la historia nacional, du-rante el menemismo. Y la conclusión es que fue así porque esa corrupción beneficiaba ampliamente "a los dueños del poder económico en el mundo".
El titular de la gobernante Unión Cívica Radical (UCR), Angel Rozas, acusa: "Nos dejaron solos y me parece que este gobierno no merecía esta respuesta".
A su vez el ahora senador y ex presidente Raúl Alfonsín, también de la UCR, sostuvo que la respuesta del FMI tiene que ver con la falta de credibilidad de Cavallo tanto dentro como fuera del país, y reclamó a ese organismo "un año de moratoria, que nos deje pagar como nosotros queremos y que no se nos apriete (...) No necesitamos créditos, pero sí moratoria".
También dijo que estas últimas medidas fueron tomadas por "otro" Cavallo, ya que no eran neoliberales, sino "más bien keynesianas, que esto era lo que no había agradado a los directivos del FMI".
Ahora, tras nueve ajustes en menos de dos años, los argentinos sienten que sólo avanzaron hacia el abismo, o que ya se ha caído, mientras que los últimos restos de credibilidad se quebraron, y los pequeños ahorristas y quienes tienen sus salarios depositados -los poderosos llevaron la semana pasada sus capitales al exterior- temen que lo que quiere el gobierno es pasar sus cuentas de dólares a pesos, y a partir de allí devaluar la moneda argentina.