jueves Ť 29 Ť noviembre Ť 2001
Sami David
Los retos actuales del PRI
Contra los augurios más funestos, el Partido Revolucionario Institucional continúa siendo un partido vigoroso, vivo, actuante, dispuesto a enfrentar las futuras contiendas electorales. Un partido dispuesto a demostrar que la democracia no está divorciada con la eficiencia y la honestidad en el ejercicio de los poderes públicos, ahora que los mexicanos sabemos que el voto popular no garantiza resultados de bienestar ni gobiernos honestos.
El Partido Revolucionario Institucional trabajará de cara al futuro para hacer de la vía democrática una forma de vida, una actitud de respeto del gobierno para sus gobernados y, sobre todo, buscará la permanente mejoría del bienestar de los mexicanos como destaca el artículo 3Ɔ constitucional.
La dimensión del cambio es del tamaño de los retos. Y ahora el Revolucionario Institucional tiene una responsabilidad central en la consolidación democrática. Tal vez se perdió tiempo para ser una opción responsable. Sin embargo, los acuerdos alcanzados por la base priísta durante la 18 asamblea nacional son significativos, puesto que representan la necesidad de expresarse, aunque también determinan la urgencia de defender su expresión y voluntad.
Conviene resaltar que las resoluciones del priísmo se consiguieron en el marco de la agenda política nacional. En esta perspectiva, las dirigencias del PAN y del PRD también buscarán en su renovación, agilizar sus liderazgos para estar listos al debate, al diálogo, a las propuestas electorales de sus partidarios y simpatizantes. Y ojalá sus resultados sean los adecuados para fomentar la libertad y detener los impulsos autoritarios. El primer trimestre del próximo año será de lucha intensa por las presidencias de los partidos más importantes del país.
Impulsar el cambio democrático de México, fortalecer el sistema de partidos, tan carentes de compromisos con los ciudadanos, recuperar los valores éticos y morales, y conformar un partido vivo, actuante, responsable con los tiempos presentes fue el propósito de la asamblea nacional.
Más allá de todo sesgo partidista, la 18 asamblea debe observarse en su justa dimensión: reformarse para fortalecerse fue la premisa; cambiar para responder a sentidas demandas de la militancia y de la sociedad, su propósito.
Propiciar espacios adicionales para el debate político, con procedimientos transparentes y democráticos para la selección de candidatos, la dinámica establecida.
Los procesos democráticos permiten un respiro, amplían la vida política y agilizan la dinámica social. Por eso en términos generales y frente a los retos en curso este año es fundamental en la conformación de la organización política que el priísmo desea.
Los logros han sido cuantitativos y cualitativos, con altura de miras. Y la misma militancia estableció las reglas, con lo que se consiguió dar un golpe de muerte al centralismo cupular.
La ampliación y desincorporativización del consejo político nacional, así como los llamados candados para agilizar la vida democrática son, definitivamente, excluyentes: la militancia decidió excluir a los pragmáticos, a los improvisados, así como los lesivos compadrazgos. Con estas medidas se les cierra el paso a los cargos de dirigencia y de elección popular a quienes no tienen militancia ni lealtad al PRI.
El clamor fue unánime: nunca más gente deshonesta que se vende o traiciona los documentos básicos. Condenar el modelo neoliberal que ha provocado daños inconmensurables al país y que deterioró las alianzas tradicionales del PRI con los sectores sociales fue el insistente reclamo. La base partidista habló con certeza y sabiduría. Por ello, en el Revolucionario Institucional es hoy el tiempo de las regiones, de los estados, de los municipios, de los militantes. Conviene escuchar su voz y su determinación.