JUEVES Ť 29 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

ENTREVISTA

En el sexenio de Zedillo se retrocedió en materia de seguridad nacional: Carrillo Olea

Los archivos de la DFS tienen mucho qué decir acerca de la guerra sucia

ROSA ELVIRA VARGAS /II Y ULTIMA ENVIADA

Cuernavaca, Mor., 28 de noviembre. El general Jorge Carrillo Olea no oculta su desazón ante el hecho de que a las puertas de 2002, el país no cuente aún con las leyes necesarias para normar su sistema de seguridad nacional. Comprueba con ello su creencia de que ''en México no sabemos terminar las cosas; no se nos da''.

Además, ratifica su convicción de que la instancia que se cree para coordinar la seguridad nacional, llámesele como se le llame, debe depender directamente del Presidente de la República.

De igual modo y ante la posibilidad de llegar a fondo en el tema de los desaparecidos políticos en la llamada guerra sucia, el ex gobernador de Morelos, a quien durante su paso por la Secretaría de Gobernación correspondió la eliminación de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), subraya que los archivos de esa oficina de negro historial tienen mucho qué decir para esa indagatoria.

Costará trabajo arrancarle sus secretos al Cisen

El material que tiene el Cisen en su poder, traído de la Dirección Federal de Seguridad, ''costará trabajo organizarlo y depurarlo, aunque para ello hay técnicos especializados. Nadie encontrará ahí un documento que diga: 'en Guerrero, la lista de los 125 es ésta, los tiraron al mar'. Mire, aquí dice 'tírense al mar'. šPor favor! Costará mucho trabajo arrancarle sus secretos al archivo, porque esa es su tarea, preservar, no estar abierto a cada vez que alguien se le ocurra consultarlo''.

Pero, dice también Carrillo Olea, ''si ya se tomó la decisión política de abrir esos archivos, si se va a nombrar una fiscalía especial, pues ojalá que ésta se dote de personas técnicamente capacitadas para el manejo de archivos documentales, archivos de microfichas y de computadora''.

Esa frustración por no haber podido procesar como era su intención el archivo de la DFS, cuando se le trasladó a lo que ahora es el Centro de Investigación y Seguridad Nacional, lleva al militar en retiro a realizar toda una lectura de cómo ha transitado México por las vías de las labores de inteligencia.

Refiere que México, respecto a seguridad nacional, ha ido por un camino difícil; tanto, que no ha dado ni siquiera el primer paso, que sería el de legislar en la materia.

Y ha habido, dice también, casos extremos como el sexenio de Ernesto Zedillo, cuando incluso se retrocedió en ese terreno y se ordenó la desaparición de instacarrillo_olea_m27fncias que operaban ''si se quiere mal y todo, pero ahí estaban, como es el caso del Instituto para el Control de Drogas. No supo que existía el Cendro, si no también lo desaparece''. Por tanto, concluye, el país se encuentra hoy en el mismo punto de 1993.

Faltó crear en México un centro de inteligencia criminal

Indica que el proyecto que alguna vez se diseñó para tener un sistema de seguridad nacional no se culminó, y en términos orgánicos faltó crear el centro de inteligencia criminal, que operaría junto con el Cisen y el Cendro; asimismo, tampoco se tomó una decisión de cómo se llamaría a este conjunto de instituciones, con qué normas tendría que operar el ''consejo, gabinete, grupo de trabajo, coordinación... y expedir una ley que fijara qué se puede, qué no se puede y cómo deben ser las cosas''.

Es una tarea compleja, acepta Carrillo Olea, pero también aclara que no ha sido ese el factor por el que aquélla no se ha emprendido. La razón, insiste, fue el abandono del gobierno de Zedillo, ''porque en seis años ya se podría haber avanzado de alguna manera''.

De entrada, la ley que se requiere para normar el sistema de seguridad nacional sería sumamente difícil de elaborar, porque además el precepto tendría rebotes incluso en el Congreso de la Unión, porque a éste correspondería crear una comisión de seguridad nacional, que a los propios legisladores impondría una serie de condiciones incluso para designar, probar y capacitar a sus integrantes.

Carrillo Olea se disculpa, ''porque se va a oír mal lo que voy a decir, pero desde que salió Jorge Tello del Cisen no ha pasado nada, y eso ocurrió en el último año del sexenio de Carlos Salinas de Gortari''.

Y es urgente actuar, insiste, porque aun suponiendo que el tema de los desaparecidos políticos se resolviera, ''el país no puede volver a tropezarse con la misma piedra por falta de una ley orgánica en materia de seguridad nacional, por ausencia de modificaciones a la norma del Congreso o porque no se tenga una ley de archivos''.

Este es el tiempo, apunta el ex gobernador morelense, de que todos los mexicanos se decidan a poner orden en esto, y que además de atender la emergencia que es la relacionada con los derechos humanos de las víctimas de la guerra sucia, se actúe en una materia tan delicada.

''Creo que fue esa falta de reglamentación lo que permitió que se iniciara, en los últimos años de la década de los 60, una suerte de deterioro en el país. Me parece que el 68 no sólo es un drama nacional sino también un parteaguas en el que la historia lanzó señales a la nación diciéndole: 'aquí no, por aquí no'. Muchas cosas de esa época logran entenderse pero otras no, y entre las que no se entendieron estuvo la necesidad de revisar a fondo las funciones, la organización, las atribuciones y los límites a las instituciones de seguridad nacional''.

-ƑY no era esto porque de algún modo esas instancias cumplían funciones claras de represión, de infundir miedo?

-Creo que eso no era conveniente para el Estado y que en todo caso quienes trataban de interpretar lo que convenía al Estado se equivocaron, pues a éste nunca le ha favorecido el que sus organismos actúen al margen de la ley, porque la ley acaba siempre cobrándonos la factura -responde el ex funcionario.

El resultado, una fuerza poderosa impune

Jorge Carrillo Olea señala lo anterior ''con todo respeto a los señores secretarios, subsecretarios, etcétera, que tuvieron en ese momento la responsabilidad de la seguridad nacional, de no acotar, de no vigilar, de no controlar y de no sancionar oportunamente las áreas de inteligencia y hubo un clima de permisividad que fue subiendo, al tiempo que también la delincuencia se enreda, se hace más difícil, más dura. Entonces, el resultado es un choque de trenes inevitable. Una fuerza poderosa impune y un mercado de trabajo, la delincuencia, que confluyen en sus intereses''.

Y eso es lo que ya hoy, concluye, no puede volver a darse.