JUEVES Ť 29 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Todos culminaron su trayectoria en el Ejército y llegaron a obtener el grado de general
Cinco militares supuestamente involucrados en la guerra sucia tuvieron una brillante carrera
Ť Testimonios de las víctimas también involucran a Quirós Hermosillo y Acosta Chaparro
JESUS ARANDA
Al menos cinco militares que son mencionados en el informe de la CNDH por su presunta participación en la guerra sucia culminaron su carrera en el Ejército y llegaron al grado de general, aunque uno de ellos fue obligado a retirarse por tener supuestos vínculos con el narcotráfico.
De acuerdo con fuentes castrenses, a todos los oficiales que participaron en los hechos "les fue bien", aunque algunos optaron por el retiro y se dedicaron a negocios particulares. Entre los oficiales que se mencionan, los siguientes fueron ubicados por sus ex compañeros de armas:
En el documento de casi 3 mil cuartillas se señala que el que fuera coronel Juan López Ortiz, llegó al grado de general de división e incluso era jefe de la Zona Militar de Tenosique, Tabasco, en 1994 cuando ocurrió el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Según el documento fue quien entró con sus tropas a Ocosingo, Chiapas. Murió recientemente de una enfermedad del corazón. Se distinguió por ser protegido de Antonio Riviello Bazán durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari.
Jorge Arroyo Hurtado, general retirado, actualmente vive en Jalisco. Tuvo una carrera afortunada, pues llegó a ser jefe del criadero de caballos de Santa Gertrudis, en Chihuahua. Fue protegido del secretario de la Defensa Juan Arévalo Gardoqui, quien lo apoyó y le ayudó a ascender (1982-1988).
Macario Castro llegó a general de división diplomado de Estado Mayor, siguió su carrera "normal" dentro de las fuerzas armadas y ocupó diversos cargos de importancia.
El general Alberto Quintanar era de Infantería, y fue comandante de zonas y regiones militares. Durante el sexenio pasado intentó ser miembro del PRD, pero lo convencieron de no hacerlo y aceptó convertirse en asesor del entonces secretario de la Defensa Nacional, general Enrique Cervantes Aguirre.
Entre los oficiales presuntamente involucrados destaca el general Felipe Santander Bonilla (quien durante los acontecimientos tenia el grado de coronel), y que siendo general de brigada y jefe del Estado Mayor de la Zona Militar con sede en Culiacán, Sinaloa, fue acusado de tener vínculos con el narcotráfico. Por esa razón fue "traído" a México y le pidieron su renuncia: "o te das de baja o te procesamos", le advirtieron, por eso es ex general, precisaron fuentes castrenses.
El capitán Carlos Cedillo Meyer, hijo del coronel Mario Cedillo Granados, fue miembro del Estado Mayor Presidencial y se retiró antes de cumplir la edad reglamentaria.
El capitán Elio Alcaraz, quien llegó al grado de mayor y se retiró antes de la edad reglamentaria, se dedicó a labores de seguridad en el estado de Guerrero; actualmente vive en Acapulco.
A esta lista de nombres que hasta la fecha no se habían hecho públicos se agregan los de los generales, de división Francisco Quirós Hermosillo -que en su carácter de teniente coronel participó en la Brigada Blanca-, se encuentra actualmente preso por presuntos vínculos con el narcotráfico; y el brigadier Arturo Acosta Chaparro, quien era capitán pero fungía como jefe de la Policía Judicial del estado de Guerrero.
Hay otros miembros del Ejército que también son mencionados en el informe, pero que con el paso de los años pasaron desapercibidos para sus compañeros de armas.
Entre los 74 funcionarios del gobierno que fueron mencionados en los testimonios de las víctimas se menciona indirectamente al general Hermenegildo Cuenca Díaz, secretario de la Defensa con Luis Echeverría.