JUEVES Ť 29 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Menciona que en 1973-74 se exacerban las acciones guerrilleras y de contrainsurgencia
Visión incompleta y datos conocidos, en el informe de la CNDH sobre la guerra sucia
Ť Hace un reconocimiento explícito de la existencia de abusos y desapariciones forzadas
El informe especial de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en torno a los orígenes y evolución de los grupos víctimas de la guerra sucia de los 70 y 80, presenta una visión incompleta y con investigaciones sobre la guerrilla que, en muchos casos, ya se conocían en bibliografía y hemerografía.
Aunque hay un reconocimiento explícito a los abusos y ''desapariciones forzosas'' derivadas de esa guerra, no hay nuevas aportaciones a las descripciones sobre los distintos grupos de los que la sociedad tuvo conocimiento a lo largo de las últimas tres décadas.
El informe referido sobre los 532 casos de quejas en torno a las desapariciones forzadas hace sólo un recuento histórico de los antecedentes del 68 y los perfiles del movimiento estudiantil que desembocaron en la matanza de Tlatelolco.
En esa relatoría da cuenta del escenario de la sucesión presidencial de 1970, con una contienda político-electoral sin sobresaltos. Mientras, añade, ''decenas de activistas se ubicaron en la clandestinidad, dedicados a tareas propias''.
En la mayoría imperó la idea de que ya había pasado el tiempo de las discusiones interminables y estériles: había llegado la hora de pasar a los hechos, a la acción''.
Sin mayor rigor, en 1973 y 1974 se ubica el tiempo en el que ''se exacerban las acciones guerrilleras y la contrainsurgencia''. La Liga Comunista 23 de Septiembre pasó a un primer plano del enfrentamiento a partir del fallido secuestro y consiguiente asesinato del empresario Eugenio Garza Sada.
Se sucede una etapa marcada por ''medidas drásticas contra la guerrilla'': detención ilegal, tortura y desaparición forzosa, e incluso ''probables ejecuciones extralegales de militantes y dirigentes'', refiere el informe especial de la CNDH.
Se citan grupos como Los Procesos, en donde confluyeron los cristianos socialistas de la Organización Cristiana Universitaria y el Movimiento Estudiantil Profesional, con bases en Monterrey y en esta capital, dirigido por Ignacio Salas.
También, la Corriente Juventud Comunista Mexicana, que en diciembre de 1970 rompió -bajo el liderazgo de Raúl Ramos Zavala- con el Partido Comunista para encaminarse a la clandestinidad, y que más tarde daría su tonalidad a la Liga 23 de Septiembre. Otro grupo, indica, fue el derivado de la fusión entre el Movimiento 23 de Septiembre, vinculado a Chihuahua y a su historial guerrillero con parte del Movimiento de Acción Revolucionaria, integrado por estudiantes de la Universidad Patricio Lumumba, de Moscú.
En torno a la Liga 23 de Septiembre, prosigue la CNDH, figura el Comando Armado Lacandones, constituido por los comités de lucha del Politénico y en menor medida de la UNAM, cuyos principales dirigentes fueron Carlos Salcedo, Miguel Domínguez y David Sarmiento. De los mismos orígenes provenían Los Guajiros, cuyo principal dirigente era Diego Lucero. Además, en la conformación de la liga participó la fracción mayoritaria del Frente Estudiantil Revolucionario de la Universidad de Guadalajara, los llamados Enfermos de Sinaloa y un grupo articulado en su origen al Movimiento Espartaquista Revolucionario, con presencia tamaulipeca y neoleonesa.
Se refiere, además del secuestro de Garza Sada, el asesinato del empresario jalisciense Fernando Aranguren y el fracasado intento de plagio de Margarita López Portillo, amén de ''innumerables'' acciones expropiatorias, enfrentamientos y el intento por implantar columnas guerrilleras en las zonas rurales de Sonora, Chihuahua y Oaxaca.
En el documento, la CNDH da cuenta de la Brigada Campesina de Ajusticiamiento del Partido de los Pobres, dirigida por Lucio Cabañas; el grupo de Genaro Vázquez, llamado Asociación Cívica Nacional Revolucionaria, a la que se atribuyó el secuestro del entonces rector de la universidad guerrerense, Jaime Castrejón. En 1973, una parte de Los Guajiros rehusó integrarse a la Liga 23 de Septiembre y con una fracción del Frente Estudiantil Revolucionario constituyeron las Fuerzas Revolucionarias Armadas del Pueblo, de implantación en Jalisco, precisa el informe.
Fue el grupo responsable del secuestro del cónsul estadunidense William C. Leonhardy, del de José Guadalupe Zuno, suegro del presidente Echeverría, y se le atribuyó la muerte del líder moral de la Federación de Estudiantes de Guadalajara, Carlos Ramírez Ladewig.
Esa es la versión que asienta la CNDH en el capítulo mencionado, aunque en realidad meses después del asesinato la FEG -que había servido incondicionalmente a los gobiernos estatales priístas-, y en general los grupos de poder de la Universidad de Guadalajara, externaron su creencia de que en realidad dicho asesinato podría haber provenido del más alto nivel.
Por ello, en sesión solemne del Consejo Universitario, en un acto sin precedentes, retiraron el doctorado honoris causa que unos años antes habían otorgado a Luis Echeverría Alvarez. Se hablaba entonces de una agria disputa por el control de la universidad entre las familias Ramírez Ladewig y Zuno. Una rápida lectura a los periódicos de la época así lo consigna.
El documento de la CNDH alude que una fracción más pequeña de la FEG se integró a la Unión del Pueblo, que después se transformaría en el Partido Revolucionario Obrero Clandestino Unión del Pueblo, y que hoy ha reaparecido como Ejército Popular Revolucionario. Su ''rasgo característico'' era la detonación de explosivos.
Da cuenta de que en 1969 se fundaron en Monterrey las denominadas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional, que se ubican como el antecedente del EZLN.
La violencia se extendió hasta los 80, ante la reticencia de ciertos grupos que no se incorporaron a la vida política con la reforma de 1978, argumenta el informe.
Para contrarrestar la acción de esos grupos se constituyó la llamada Brigada Blanca. Fueron los agentes de la Dirección Federal de Seguridad, adscritos a ese grupo, los que detuvieron a integrantes de los distintas fracciones guerrilleras.
La CNDH revela un testimonio que cuatro agentes de la DFS dieron, el 7 de julio de 1972 a sus superiores, en torno a la actividad guerrillera en la sierra de Atoyac: ''... A partir del atentado llevado a cabo por el grupo (Partido de los Pobres) el 25 de junio de 1972, se destacaron por la Secretaría de la Defensa, a través de la 27 Zona Militar, fuerzas que llevan a cabo operaciones para localización, captura y exterminio de esta guerrilla''.
RENATO DAVALOS