Ť En 23 carros alegóricos hicieron el recorrido los mejores deportistas de México
Frío y silencio en el desfile del 20 de noviembre
Ť Sólo llegaron cinco integrantes de la selección nacional de futbol
ROSALIA A. VILLANUEVA
Carros alegóricos sin música y escasa presencia de público, conformado en su mayoría por familiares de los deportistas, federativos, maestros y escolares que ejecutaron rutinas y tablas aeróbicas en la plancha del Zócalo, fue el marco que distinguió el desfile del 20 de Noviembre.
Una reducida selección de futbol dirigida por el portero Oscar Conejo Pérez fue la que levantó el mayor número de aplausos entre la gente que como pudo se apostó en la calle 5 de Mayo hasta el Monumento a la Revolución, pero se llevó una rechifla al dar la espalda a los reporteros gráficos a su paso por el balcón presidencial.
Apenas terminados los honores a la bandera, el apellido Fox apareció escrito en un cuadro que cientos de niños formaron con palabras en color violeta.
El Presidente y su esposa Martha Sahagún devolvieron sonrientes el gesto con un aplauso para dar inicio a la parada deportiva en una fría y silenciosa mañana que cambiaría al mediodía con radiante sol que iluminó la Plaza de la Constitución.
Esta se encontraba tapizada de pósters y espectaculares con las figuras del deporte, además de productos inflables de firmas comerciales a todo lo largo y ancho del trayecto para obsequiar camisetas, gorras y balones a un público que esperó más de tres horas el motorizado desfile de las estrellas, que duró 60 minutos.
Todo era impresionante, como la seguridad que hubo en toda la zona céntrica de la ciudad. Cientos de militares ejecutaron sus rutinas armando la bandera nacional y figuras geométricas a lo largo de la plancha. Terminado el espectáculo castrense, un grupo de charros a caballo y jóvenes damas con trajes de toda la región dieron paso al desfile deportivo encabezado por los ganadores del Premio Nacional de Deportes 2001.
Encaramados en 23 carros alegóricos (cada uno costó 15 mil pesos) y otros a pie, un centenar de deportistas levantaban sus manos o regalaban una sonrisa. Glorias del boxeo olímpico y profesional como Raúl Ratón Macías, Kid Azteca, Vicente y Daniel Zaragoza y Finito López, eran de los más conocidos.
En tanto, el beisbolista Erubiel Durazo, campeón con los Diamondbacks de Arizona, que desfilaba por vez primera, estaba impresionado de cómo lo vitoreaba la gente.
Cuando apareció el carro de las estrellas con Soraya Jiménez y Ana Guevara al frente del grupo de medallistas olímpicos y mundiales, hasta los secretarios de Estado acompañaron a Fox con un prolongado aplauso.
Mientras, Felipe Tibio Muñoz y presidentes de federaciones, acurrucados lejos del balcón presidencial, y otros que estaban afuera echaban porras cuando pasaban sus representados.
Pese a que los organizadores habían confirmado a 15 seleccionados de futbol, sólo llegaron El Conejo, De Nigris, Mercado, Victorino y Brown.
Sonrientes levantaron la cara hacia el balcón de Fox, pero cuando los fotógrafos quisieron tomar sus placas los jugadores, que no vestían el uniforme nacional, les dieron la espalda, aunque el resto del recorrido se mostraron complacientes con el público.
El fantasma de Cuauhtémoc Blanco estuvo presente mediante un espectacular de la Conade, en el que el delantero del Valladolid invita a los ciudadanos al programa Actívate con la leyenda "cuida tu salud''.
Los carros más llamativos por los contingentes fueron los de los esculturales volibolistas de playa y fisicoconstructivistas en tangas y bikinis, pese al frío, quienes arrancaron chiflidos y suspiros.