MIERCOLES Ť 21 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Autora de Se busca un alma, libro acerca del pintor y mecenas oaxaqueño
Toledo no cree en la trascendencia y por eso destruye muchas de sus obras, afirma Angélica Abelleyra
RENATO RAVELO
De Francisco Toledo es admirable su ''gran capacidad de destrucción'', pues ''sabiéndose un artista con una firma, destruye muchas de sus obras, incluso dicen que más de lo que crea. Eso da una enseñanza de no creer en la trascendencia'', afirma la periodista Angélica Abelleyra, autora de Se busca un alma. Retrato biográfico de Francisco Toledo.
Abelleyra explica que en su libro decidió alejarse del tono biográfico, ''recoger cosas deshilvanadas, que acercaran a una vida compleja e inasible, relatarlo a partir de sus propias palabras y, para esas lagunas que todo artista decide tener, acudir a gente cercana''.
El volumen, publicado por Plaza & Janés, es producto de una serie de conversaciones efectuadas entre noviembre de 1997 y octubre de 1998, once meses en los que la periodista se trasladó a la ciudad de Oaxaca para sostener conversaciones en las que el artista plástico fue cediendo ''a regañadientes'' fragmentos de sus impresiones hasta llegar a la confianza de, por vez primera de manera pública, hablar de lo que en el medio cultural era un secreto a voces: su rompimiento con Octavio Paz a causa de una mujer.
Distancia para valorar
-Tanto tiempo con Toledo, Ƒno rondó la tentación de dejar algo más testimonial?
-Era muy difícil lo testimonial, pues aunque Toledo ya habla más con la prensa, sigue siendo parco. En algunas partes quise intentar ese tono, pero advertí que sostener este hilo podría ser pesado.
-ƑQué elemento o evento te hizo saber que era el momento oportuno de detener la investigación?
-En realidad fueron cuestiones prácticas. Necesitaba regresar al periódico (Angélica fue reportera en este diario desde su fundación hasta 1999), pero al mismo tiempo necesitaba tener una distancia para valorar.
-Por primera vez habla de su rompimiento con Paz...
-Es cierto, era un tema que estaba limitado a sus amistades cercanas y tuvo la confianza de abordarlo. También, no se sabía que nació en el Distrito Federal, en la colonia Tabacalera, atrás de la Lotería Nacional. Me lo dijo en una conversación por accidente, y me dediqué a buscar su acta de nacimiento, aunque en realidad él no se siente de ninguna parte. Me hubiera gustado entrevistar a Bona (la mujer que dejó a Paz por Toledo), pero ella murió el año pasado.
-Una investigación de este tipo deja siempre momentos especiales, Ƒcuáles recuerdas?
-Me gustó mucho el testimonio de una de sus hijas, Natalia, porque ahí la ausencia del padre Toledo joven conforma mucho de su cariño, que es muy cercano, porque también los hermana lo zapoteco. Ella, como gente de la palabra, lo dice muy lindo.
''Me gustó mucho de Toledo su gran capacidad de destrucción como creador, como bien dice uno de los entrevistados, que es Armando Colina: 'refleja un profundo sentido ético' de Francisco, sabiéndose un artista ya con un mercado, con una firma, destruye mucha de su obra. Dicen que tal vez destruye más de lo que crea: en el IAGO destruyó los murales. Me parece válido y aleccionador para todos nosotros, no creer en la trascendencia, no tomarte demasiado en serio. También descubrí un Toledo con un sentido del humor agridulce, que siempre te cuestiona, que no te va a dar un juicio definitivo sobre tu trabajo o sobre él mismo. Esa indefinición me gusta. Llegas determinante en tus cuestionarios, pero debes adaptarte a sus ritmos, a sus silencios.
-ƑEs algo más complejo su ida a Los Angeles?
-Es un tiempo que él no estaba para sí y es coherente con su propia existencia: siempre ha viajado, en México iba a cumplir este noviembre 13 años. Estaba molesto con esta aparente falta de errancia; él es un hombre muy desarraigado, eso le da mucha riqueza, él no crece de ningún sitio, de ningún país, de ninguna bandera, de ninguna escuela.