MIERCOLES Ť 21 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Ť Se buscó en Pachuca revertir lo acordado en Veracruz

Inútil intento por abrir candados para acceder a puestos de elección

Ť Sorpresiva aparición de Ojeda Paullada echó atrás la iniciativa

ROSA ELVIRA VARGAS Y CARLOS CAMACHO ENVIADA Y CORRESPONSAL

Pachuca, Hgo., 19 de noviembre. Seguramente nunca antes hubo tanta ni tan fluida comunicación entre Veracruz y Pachuca, como en estos días de la 18 asamblea nacional del PRI. Por eso, cuando la mañana del lunes se supo que en el puerto se votó por limitar las posibilidades de los priístas para tener al mismo tiempo cargos de dirigencia y puestos de elección popular, otras fuerzas se movieron acá de inmediato.

Y fue tan sutil el planteamiento, y sobre todo tan inopinada su inclusión -el tema a debate era el federalismo en materia hacendaria-, que los delegados votaron a favor -juran que sin percatarse- de un punto según el cual los legisladores federales y locales, así como los miembros de los cabildos, ''sin afectar sus responsabilidades podrán asumir cargos de dirigencia partidista''.

La propuesta, cocinada entre otros por Emilio Gamboa, María de los Angeles Moreno, Ney González, Marcos Bucio, César Camacho y Héctor Luna, no era otra que obtener un resolutivo de la mesa número cuatro que se contradijera con lo acordado en Veracruz y, de ese modo, la decisión final quedara en manos de la Comisión Nacional Electa de Dictamen.

Sólo que ese grupo de viejos y experimentados priístas no contaba con un factor: Pedro Ojeda Paullada.

Nadie aquí sabía que el ex secretario del Trabajo era delegado a la mesa de Pachuca, pues ni siquiera lo habían visto. Y hoy, a las dos de la tarde, se presentó ante Guillermo Jiménez Morales, secretario técnico en la tribuna sobre relaciones del PRI con otros partidos, para anunciarle que acababa de llegar. Esto es, en el tercer día de los trabajos.

Ojeda Paullada llegó a la sede que le interesaba, y cuando ya se daba lectura al documento completo y final de resolutivos, pidió la palabra ''en mi condición de compañero delegado registrado en esta tribuna con iguales derechos que todos ustedes...'' Tuvo que dar esa explicación porque su arribo al micrófono fue precedido por abucheos, identificándolo como parte de ese priísmo al que no se han cansado de repudiar.

Propuso entonces un punto de acuerdo por una ''gestión de procedimiento'', ante su ''descubrimiento'' de que había una contradicción de tesis entre lo aprobado en Veracruz y aquí en Pachuca. Claro, aquellos que con línea del Golfo no se habían percatado o no estaban cuando se votó, de inmediato se llamaron robados.

Hubo un receso y, al regresar, Beatriz Paredes ya estaba en el salón. Aquella ya era una batalla anunciada donde Efrén Mayorga alertaba sobre la importancia de la definición que adoptara la diputada de Tlaxcala, sobre todo porque se le ubica con probabilidades de presidir el PRI y podría ser afectada por la resolución de Veracruz.

Laura Alicia Garza Galindo debió admitir que sí fue leído el texto donde se planteaba como compatible tener un cargo de elección popular y uno de dirigencia. Los promotores del texto muy poco hacían ante esa andanada por defender su causa. La salomónica decisión de Paredes fue: ''Que se retire'', y la sala estalló en una ovación.

Ney González, vocero priísta en San Lázaro, no contenía su coraje. Fue el único que encaró a los opositores, y concretamente a Francisco Velázquez. ''Te acuso de deshonesto'', le decía, y luego ante la prensa lamentaba que al dejar el resolutivo de Veracruz se conculcaran sus derechos políticos. ''No quiero dar nombres, pero es evidente que aquí alguien le está haciendo la tarea a Vicente Fox...''