MIERCOLES Ť 21 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

El desvío ideológico, culpa de CSG y Zedillo

Más que una ''renovación'' -como dice su propaganda-, la 18 asamblea nacional del PRI fue una ratificación de principios, un retomar para el discurso esos viejos postulados que a la luz de la derrota parecen haber sido la fortaleza que le permitió mantenerse 70 años el poder.

El nacionalismo revolucionario, la democracia y la justicia social; el derecho a la tierra, al trabajo, a la seguridad social; la autodeterminación de los pueblos, la no intervención, la defensa de los derechos de las minorías, de los grupos vulnerables y de quienes tienen o adoptan una condición diferente; el Estado laico como un compromiso histórico irrenunciable; la redistribución de la riqueza, el petróleo y la energía eléctrica -como industrias estratégicas deben seguir siendo propiedad de la nación-, son los postulados que fueron ratificados este fin de semana como la razón de ser del PRI.

Y es que ahí estuvieron en su declaración de principios todos estos años, pero desde 1989 empezaron a desdibujarse. Cuando menos esa fue la explicación que se dieron a sí mismos los militantes priístas por la derrota del año pasado. Con bastante comodidad encontraron la manera de darse golpes de pecho para, ahora sí, empezar a ''construir el futuro''.

De paso, condenaron el ''modelo neoliberal'' que ''ha hecho mucho daño a México y deterioró las alianzas tradicionales de nuestro partido con los sectores sociales''. Como si Carlos Salinas y Ernesto Zedillo no hubieran usado a un buen número de priístas para implantar su modelo, en la declaración de principios aprobada en San Luis Potosí se descarga en sus dos administraciones el peso de las ''desviaciones''.

Incluso Mario Moya Palencia, secretario técnico de la mesa que debatió la declaración de principios, y que participó con los gobiernos de Salinas y Zedillo como embajador, tuvo palabras exculpatorias para todos aquellos que -incluidos diputados y senadores- convivieron y hasta aprobaron en el Congreso medidas para aplicar el proyecto que en esta asamblea denostaron como una desviación ideológica. ''Era muy difícil impedirles algo, estaban aliados (los ex presidentes) con el gran capital internacional''.

 

MIREYA CUELLAR, ENVIADA