MIERCOLES Ť 21 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
CLASE POLITICA
Miguel Angel Rivera
NO TODOS PUEDEN ESTAR contentos con los resultados de la 18 asamblea nacional del PRI, pero lo importante para sus miembros es que el partido no se deshizo.
DESDE QUE EL TRICOLOR perdió la Presidencia de la República, pero más cuando asomaron la diferencias entre las corrientes internas, no pocos analistas decretaron la muerte del partido que gobernó al país durante siete décadas.
EN EL MISMO SENTIDO, cuando se convocó a la 18 asamblea nacional, desde dentro y desde fuera del partido se vaticinó un "choque de trenes". Es decir, la embestida frontal de dos corrientes que terminaría con un éxodo.
NO SUCEDIO ASI. DESDE antes del encuentro final, dos de las figuras que catalizaban simpatías -los ex aspirantes presidenciales Francisco Labastida Ochoa y Roberto Madrazo Pintado- llegaron a acuerdos que implicaban el compromiso fundamental de salvar al partido.
AL TERMINAR LA ASAMBLEA, el objetivo se alcanzó. El PRI se mantiene y es todavía la primera fuerza política del país. No tiene ya el dominio absoluto detentado durante siete décadas, pero es mayoría en las dos cámaras del Congreso de la Unión. Ya no puede modificar la Constitución por su propia cuenta, pero nadie más puede lograrlo sin llegar a un acuerdo con los priístas.
LOS DELEGADOS PRIVILEGIARON la unidad interna. Por ejemplo, refrendaron su respaldo a los llamados "candados", es decir, los requisitos de militancia partidista que deben cumplir quienes aspiran a ser dirigentes o candidatos del partido. Además se confirma que las elecciones internas serán por voto directo de los militantes.
EL EX GOBERNADOR DE Puebla y ex precandidato presidencial Manuel Bartlett lo explicó con claridad y casi con rudeza, como es su estilo: "El establecer requisitos para ser candidato limita la posibilidad de que lleguen salvadores de quién sabe dónde; figuras maravillosas, carismáticas que no están en el partido''.
TAMBIÉN, PARA DISGUSTO de algunos promotores del cambio total, pero sobre todo para sus antagonistas externos que desde hace años quieren obligarlos a cambiar su emblema, los priístas decidieron mantener el nombre y los colores, lo cual por cierto les confirma una posición privilegiada en las boletas electorales, siempre que se mantenga el formato tradicional.
CON LA DEMOCRATIZACION interna del PRI se produjo un fenómeno antes imprevisible: reaparecieron jóvenes en todas las sedes partidistas. El caso más notable es el de Araceli Tirado Gálvez, una joven de 19 años elegida para presidir la tribuna titulada Relación con otros partidos políticos.
MEDIANTE LOS GRITOS anónimos que antaño respondían a la voz de quien mandaba dentro del partido se le reprochó su condición de mujer y de inexperta. Ella respondió de inmediato: "A mí lo inexperta se me quitará con el tiempo, pero no llevo en mí grillas ni errores, como otros, que con su experiencia llevaron a nuestro partido donde está".
MUCHOS SUCESOS INÉDITOS registró la asamblea priísta. La igualdad -sólo aparente, dirán los críticos- se manifestó entre todos los delegados. Por ejemplo, en la sede de Pachuca el gobernador de Hidalgo, Manuel Angel Núñez, y su colega de Tamaulipas, Tomás Yarrington, visitaron algunas mesas pero no recibieron ninguna deferencia, se sentaron entre el resto de los delegados.'