MIERCOLES Ť 21 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

ASTILLERO

Julio Hernández López

LA REVOLUCION MEXICANA como un deporte de elite. Los héroes de bronce del pasado, diluidos convenientemente en el crisol de los anonimatos actuales. Madero, el alter ego del otro presidente tumbable por la prensa, convertido en La (burbujeante y refrescante) chispa de la historia patria. Pancho Villín Laden -por no haber usado nunca botas de charol-, condenado al olvido tan bien apreciado por los herederos de la Company antes llamada Columbus y ahora Kabul. El subcomandante en jefe, Emiliano Zapata, entendido como postdata de comunicado guerrillero. Plutarco Elías Calles desviado oportunamente a la asamblea nacional priísta dominada por el nuevo jefe máximo de las minorías desbordadas, el profesor (Carlos Hank) Madrazo. Y Carranza como verbo practicable desde ahora y no a fin de sexenio, sobre todo en las negociaciones multilingües de cuello blanco, no todas necesariamente relacionadas con asuntos energéticos o bancarios.

YA NO HAY MUCHO qué celebrar el 20 de noviembre -pues esta fecha, por desgracia, no coincide con el 2 de julio del 2000- y por ello el Monumento a la Revolución ha sido enviado al apartado de inmuebles en renta o venta de las secciones de avisos oportunos. En cambio, afuera de la casa presidencial de Los Pinos -que esta columna supone pronto habrá de ser llamada, con más propiedad política e ideológica, Las botas- se honra al espejo buscado, al héroe escogido que se desdobla en el mismo que le lleva ofrendas florales. Eres lo que soy, los dos somos gloria e infierno parecidos: hijos de la democracia, maltratados por otros hijos de lo mismo.

MENOS DE DOS MINUTOS se tarda Francisco Indalecio Fox (siglas: FIF, que no FIFA) en rendir homenaje a Vicente Madero. Le acompañan los representantes de los otros poderes políticos e institucionales. Andrés Manuel López Obrador, que no estalla en arrebatos históricos tropicales y más bien apechuga con solemnidad la presentación del nuevo libro de historia patria canjeable con diez corcholatas de alguna bebida de cola, que no sea la pérfida Pepsi. Beatriz Paredes, cuyo nuevo alarde modístico parece haber sido confeccionado en un intercambio express de ropa hecho en la estación Pino Suárez del Metro en una hora pico: nadie sabe si la tendencia indumentaria de la lideresa tlaxcalteca proviene de alguna estampa revolucionaria mal traducida o es denuncia pública del estado que guardan el Congreso, la bancada priísta y el mismísimo partido, a quien ayer la Presidencia de la República arrancó su sentido escenográfico y conceptual.

YA NO HAY REVOLUCION, SINO deporte y, sobre todo, deporte de alto rendimiento. Lo celebrable no es la masificación de la actividad física gracias a programas de gobierno, sino el brillo de las individualidades patrocinadas por las marcas más poderosas: el rating vuelve a ser el punto de arranque y de final de la visión universal foxista. La selección mexicana de futbol como complemento de popularidades: el Presidente deportista convive con los deportistas presidenciales. Cuauhtémoc, sin embargo, vuelve a meter el desorden, y parece enfilarse ahora sí a presidir la República en el 2006: antes fue el perro que orinaba después de meter goles, ahora es el pobre patito feo al que nadie quiere y que por ello se vuelve rebelde con causa: renuncia a seguir en el equipo de los ratones verdes, convencido de que a él le espera el reino de España. Pero enseña, entre sollozos, no el ribete imperial sino uno presidencialista: le duele la crítica de la prensa, los periodistas son malos y él no es Blanco Cuauhtémoc sino una Blanca Palomita. Astillero lo propone desde ahora: šCuauhtémoc para presidente!

LOS MEXICANOS, MIENTRAS tanto, siguen metidos en el juego electrónico de moda: tratar de comunicarse adecuadamente mediante teléfonos, ya sean estos fijos o celulares. San Pedro de los Patos ya descubrió que las aves pueden convivir amablemente con los aparatos aéreos en Texcoco, más ese mismo Cerisola no es capaz de hacer que los humanos convivan con sus aparatos de telefonía. Pero no son esas minucias las que interesan al secretario de Comunicaciones y Transportes, sino los grandes negocios que están por encima de los padeceres de los héroes anónimos. Los científicos del neoporfirismo prefieren acogerse a la sabia máxima de que "mal de muchos, negocio de pocos" (lo bueno es que la mayoría de esos muchos vienen de vacaciones, con el mejor ánimo para enfrentar la nueva historieta de patos con que la SCT trate de explicar sus pifias más recientes).

ESTA MEJOR LA NOVELA DE vaqueros en cuya portada se ofrecen 25 millones de dólares por entregar al malo (y barbado) de la película. En el Distrito Federal, mientras tanto, el procurador Bernardo Bátiz abre el abanico de especulaciones hasta el propio Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro y a quien fue novio de Digna Ochoa, pues éste dijo en un programa de radio que se habían dado diferencias entre la extinta abogada y el mencionado centro. Bátiz investigará todo y a todos, dice, nada dogmático, el propio Bernardo.

EL GENERAL GALLARDO, MIENTRAS tanto, ha enviado una carta a Santiago Creel, en la que invita al secretario de Gobernación y al Presidente de la República a visitarle en la cárcel de El Bordo, para explicarles personalmente las razones por las cuales ha estado en prisión ocho años, injustamente a decir de instancias como, entre otras, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Amnistía Internacional. El general Gallardo desnuda en esa misiva la estrategia publicitaria que ha desarrollado el Presidente, tratando de encaminar al brigadier a recorrer caminos jurídicos, como el de solicitar amparo de la justicia civil, que él ya ha caminado una y otra vez, exitosamente desde el punto de vista jurídico, pero infructuosamente frente al complot de Estado que le han montado los secretarios de la Defensa Nacional, Antonio Riviello y Enrique Cervantes, con la ayuda del entonces procurador de justicia militar, Rafael Macedo de la Concha.

EN LA TAL ASAMBLEA PRIISTA, mientras tanto, el sector duro del PRI ganó todas las votaciones de los asuntos que al madracismo convenían (hasta presidente hicieron a Madrazo. Bueno, presidente de la mesa directiva de una tribuna de Toluca. Y no a Roberto, sino a Federico Madrazo Rojas, estudiante de Ciencias Políticas de la Iberoamericana de Puebla, quien es hijo del ex gobernador de Tabasco). No se sabe en esta columna, a la hora de golpear sin misericordia teclas que no son de bronce, el resultado de la sesión final de la citada asamblea. Pero desde ahora aparece el reto para ese madracismo triunfante de convertir el júbilo de ese núcleo del más puro priísmo tradicional en verdadera aceptación social, de otra manera se tendrá un rey de la mapachería que sólo pueda presidir carnavales en sus madrigueras.

Y YA CON ESTA SE DESPIDE (sólo por hoy, no os emocionéis) esta deportista sección, para ver si por allí encuentra, de oferta, algún videojuego antiguo llamado La Revolución Mexicana. O alguna película de la Fox Productions que se llame "Madero soy yo".

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