MIERCOLES Ť 21 Ť NOVIEMBRE Ť 2001
Ť Desaparecen 80 mil empleos en sólo un mes; la zona de Wall Street, semivacía
Nueva York, golpeado por los daños de guerra
Ť Enfrenta su peor momento el sector cultural ante el desplome de presupuesto y donativos
DAVID BROOKS Y JIM CASON CORRESPONSALES
Nueva York, 20 de noviembre. El incendio más duradero de la historia de este país arde bajo los escombros del corazón de Nueva York, mientras los costos económicos y sociales del 11 de septiembre azotan al mundo comercial, financiero, artístico y comunitario de esta ciudad.
Los funerales, a veces hasta 15 al día, continúan con nombre, historia breve y foto de otra víctima del ataque contra las Torres Gemelas. A estas listas se agregan las 260 víctimas del avionazo del vuelo 587 de American Airlines que cayó justo sobre una colonia que ya había perdido a unos 70 de sus residentes el 11 de septiembre.
El pasado fin de semana, en esa colonia, Rockaway, se recordó a las últimas victimas en una ceremonia, y ahí se unieron dos mundos que sólo se habían mezclado en el metro de la ciudad: la comunidad predominantemente blanca de ese barrio de Queens, y la dominicana, concentrada en la punta norte de Manhattan. En inglés y español, padres católicos, reverendos protestantes y rabinos se presentaron ante cientos de familiares desconsolados en un acto religioso frente a la playa de Rockaway. Los residentes de la colonia donde vivían decenas de bomberos, policías, personal de emergencia y empleados de oficina que perecieron el 11 de septiembre, ofrecieron apoyo, alimento y abrazos a los familiares que perdieron a sus queridos en el avionazo.
Los costos del desastre se van manifestando a más de dos meses del ataque. Sólo en octubre casi 80 mil empleos desaparecieron en esta ciudad, según el Departamento de Trabajo de Nueva York. El diario The New York Times advirtió sobre pronósticos de una pérdida total de entre 80 mil y 115 mil empleos después del 11 de septiembre, pero no que esto sería en un solo mes.
Esta pérdida, en un mes en el que el por lo regular el número de empleos se incrementa, no tiene precedente desde que se empezó a rastrear estas estadísticas en 1958. Peor, sólo una fracción de esta pérdida de empleos se explica por el traslado de plazas fuera de la ciudad, la mayoría son de empresas que hicieron un recorte o que cerraron por completo.
Pérdidas por 83 mil mdd
Según cálculos de la Cámara de Comercio de Nueva York, las pérdidas del 11 de septiembre se estiman en por lo menos 83 mil millones de dólares, y una agencia de supervisión fiscal de la ciudad señaló que el panorama económico es el peor desde la recesión de 1990-91.
La zona de Wall Street, el centro de esta capital financiera donde hasta el 11 de septiembre el auge económico había revitalizado los antiguos edificios, algunos entre los primeros de esta ciudad, y cuyos nuevos inmuebles de condominios y oficinas de lujo se construyeron en los últimos años, de pronto se ve vacía. De hecho, según una de las grandes empresas de bienes raíces, el espacio comercial disponible en esa parte de la ciudad se ha incrementado 49 por ciento desde los atentados; casi la mitad de ese incremento es por empresas que abandonaron estos espacios para mudarse a otras partes de la zona metropolitana o a Nueva Jersey, o que han reducido sus operaciones.
Claro, en este país ahora todo se evalúa y se mide en torno a antes y después del 11 de septiembre, pero no hay duda de que una recesion económica ya se aproximaba antes de los ataques. Por lo tanto, no queda claro cuáles consecuencias económicas son resultado del ataque terrorista contra esta ciudad, y cuáles ya estaban por manifestarse por la debilidad de la economía. No cabe duda de que los atentados intensificaron las consecuencias del desplome económico, particularmente en sectores muy neoyorquinos como el turismo, la cultura y, claro, el terreno geográfico donde se ubicaba el World Trade Center.
La capital financiera mundial también dice serlo de las artes, y este último sector está enfrentando las consecuencias del 11 de septiembre. Las 2 mil instituciones de las artes de esta ciudad, golpeadas por el desplome en turismo, donativos y reducciones anticipadas en el presupuesto cultural municipal, podrían estar en su peor momento económico desde la crisis fiscal municipal de los años 70, advirtió The New York Times.
El futuro de la llamada "industria cultural", valuada en 13 mil millones de dólares, ahora es incierto, tanto para las grandes instituciones como para las pequeñas. En un sondeo de 150 instituciones culturales de esta ciudad, todas habían sufrido o esperaban sufrir pérdidas económicas. El Museo Guggenheim ha anunciado un recorte de 20 por ciento entre sus empleados, mientras teatros e instituciones de artes plásticas y de música están considerando medidas parecidas o incluso más drásticas para poder sobrevivir.
Nueve semanas después sigue humeando el sitio del ataque. Las ruinas del World Trade Center son irrigadas las 24 horas, pero el incendio debajo de los escombros rehúsa extinguirse. El combustible de computadoras, muebles de oficina, tapetes, aceites, documentos de las dos torres de 110 pisos sigue alimentando lo que expertos ahora llaman el incendio de una estructura comercial más duradero de la historia de Estados Unidos.
Se siguen desenterrando vigas de acero que salen en rojo vivo del calor del infierno de seis pisos subterráneos. No son tanto llamas, sino brasas que siguen debajo. El incendio cede poco a poco y ahora se concentra casi exclusivamente debajo de lo que eran las Torres Gemelas.
Mas de 110 bomberos riegan los escombros las 24 horas, buscando fuentes de más incendios y continúan la búsqueda, cada día más macabra, de restos humanos, algunos de los cuales podrían pertenecer a algunos de sus 343 compañeros que perecieron el primer día. "Ya no estamos rescatando a nadie", dijo un bombero a un medio local, "pero estamos tratando de sacar a nuestros hermanos, para que puedan descansar sus familias". Nadie sabe cuándo se podrá extinguir este incendio, hay pronósticos de que durará un par de semanas o tal vez meses.
Pero el dolor y las consecuencias sociales durarán mucho más que el incendio. Esta ciudad enfrenta un futuro de incertidumbre entre miles de familias, unas por la pérdida de un ser querido, otras por las consecuencias económicas del ataque y de una economía que ya amenazaba con terminar lo que fue un auge económico que muchos pensaban jamás acabaría.
De pronto, los héroes de esta ciudad ya no son los que ocupaban la imagen pública y la propaganda popular, corredores de Wall Street, o los empresarios de la industria cibernética conocida como "punto com". Los héroes de Nueva York son miembros del proletariado: bomberos, trabajadores de construcción y los miles de voluntarios anónimos con manos sucias y ojos que lagrimean del humo y de ver demasiados fantasmas entre los escombros.
Estos "héroes", las familias dominicanas y los descendientes de las familias de inmigrantes irlandeses e italianos que se conocieron en el desconsuelo del derrumbe de dos torres y un avión, los mexicanos que desde las partes más invisibles de esta ciudad lloraron junto con las familias de víctimas de más de 80 países que perecieron en las Torres Gemelas, los actores, pintores, poetas, escritores, músicos de todas las esquinas del planeta, todos ellos, ahora, son los que reconstruirán esta ciudad. A fin de cuentas, son los mismos que la construyeron, literalmente, la primera vez.