DOMINGO Ť 18 Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Antonio Gershenson

Pemex: ƑOtro año de saqueo fiscal?

A pesar de lo mucho que se ha hablado de modificar el régimen fiscal de Pemex, en la iniciativa de paquete económico para 2002 lo que se envió al Congreso fue una casi repetición del régimen tributario de los últimos años. O sea, una continuidad del saqueo fiscal de la paraestatal.

En especial, la Ley de Ingresos federal repite todos y cada uno de los conceptos fiscales de los años anteriores, con los mismos porcentajes aplicables en cada caso. Ese esquema ya llevó a que, según los datos oficiales de Petróleos, esta entidad pública tuviera que pagar, por impuestos y derechos, más de lo que le quedaba como rendimiento antes de gravámenes, tanto en 1999 como en 2000. Toda la inversión tuvo que ser con préstamos, lo cual llevó a que la deuda externa de Pemex sea ya de 40 mil millones de dólares, el doble que en 1982, año de la crisis de la deuda, las devaluaciones y demás.

Hay, dentro del régimen fiscal, un concepto especialmente nocivo, del que ya hemos hablado: el llamado "aprovechamiento sobre rendimientos excedentes". Pemex deberá pagar, además de los otros conceptos que incluyen 78.9 por ciento del valor del crudo y gas extraídos, 39.2 por ciento del ingreso derivado de precios superiores a 17 dólares por barril. Esta cotización, que es la previsión oficial para 2002, puede fácilmente ser rebasada, como veremos, sobre todo si consideramos que el cómputo se deberá hacer cada mes. Es decir, que si en un mes determinado el precio es mayor de 17 dólares por barril, se pagará este cargo fiscal aunque el promedio anual no lo fuera.

Esto nos lleva a cuál será el valor del crudo en 2002. No ha habido acuerdo entre exportadores para limitar la producción y defender la cotización. Se ha hablado de guerra de precios, y ésta es en efecto una de las posibilidades. Afortunadamente, la posición oficial mexicana ante esta perspectiva, que implicaría la reducción de nuestro ingreso petrolero a menos de la mitad, rectificó y ofreció reducir la producción en 100 mil barriles diarios, si los otros exportadores importantes hacían su parte. Pero la posición oficial de Rusia, con una disminución simbólica de 30 mil barriles diarios, no parece ser suficiente como para que el arreglo se logre. La OPEP, por su lado, ofrece bajar su producción en un millón y medio de barriles diarios, pero también a condición de que los demás hagan lo suyo.

Rusia ya es el segundo exportador mundial, después de Arabia Saudita. Y desde que se iniciaron los acuerdos de reducción de la producción para defender el precio, ha elevado sus exportaciones en más de un millón de barriles diarios, para llegar a más de 4 millones. Alrededor de la mitad de este incremento se ha dado durante el último año. Estas ya son cifras que afectan a la baja los precios del mercado, y son causa de que los países de la OPEP ya no quieran reducir su producción para ceder o otro u otros países una parte de su cuota en el mercado mundial.

Es posible, entonces, que Rusia sea el principal blanco de la OPEP si se formaliza una guerra de precios, que puede estar ya en su fase inicial si nos atenemos a la baja actual en las cotizaciones petroleras. México también resultaría perjudicado. La duración de estas guerras no ha rebasado los ocho meses, por lo que es muy posible que, incluso si este escenario se mantiene al máximo, a mediados de 2002 los precios repunten de manera muy significativa, y eso implicaría otra vez una sangría a Pemex por el citado aprovechamiento. La duración dependerá de qué tanto tiempo se puede pasar Rusia con su ingreso petrolero reducido a menos de la mitad y en desventaja frente al crudo de la OPEP, especialmente del Golfo Pérsico, mucho más abundante y barato. Es posible que alguien recuerde por allá que una de las causas de la caída de la URSS fue la baja de sus ingresos por crudo. Las petroleras rusas están divididas al respecto.

Si se llega a un acuerdo entre exportadores de petróleo, ahora o antes de mediados de 2002, la cotización del energético subirá antes de ese momento, y el daño a Pemex será todavía mayor. Y resulta que en la Ley de Ingresos, artículo primero, fracción VII, inciso 21, se prevé un ingreso de cero pesos por el susodicho aprovechamiento, por lo que no se podrá objetar que el Congreso suprima ese concepto de saqueo fiscal.