JUEVES Ť Ť NOVIEMBRE Ť 2001

Orlando Delgado

Recesión y resistencia mundial

La información es clara: la recesión está provocando cientos de despidos en prácticamente todos los países. Empresas de la importancia de Siemens, General Electric y Boeing anuncian despidos en sus plantas distribuidas en el mundo entero: 17 mil, 75 mil y 38 mil, respectivamente. Las aerolíneas y los sectores asociados al turismo han visto que sus actividades se reducen drásticamente, provocando que se generalicen recortes de personal. La duración de la recesión que enfrenta la economía mundial empeorará la situación del empleo. El director general de la Organización Internacional del Trabajo advierte que "los riesgos son reales: violencia e inestabilidad política y social, incluso el terrorismo puede aumentar como resultado del panorama crítico en el desempleo mundial".

En México, desde finales de 2000, hemos visto una contracción en los empleos formales existentes. Los datos sobre el número total de trabajadores asegurados en el IMSS dan cuenta de una reducción de 465 mil 219 puestos de trabajo entre noviembre de 2000 a septiembre de este año. De éstos, 360 mil 868, es decir, 78 por ciento, eran trabajadores permanentes. En la economía estadunidense solamente en septiembre se redujeron 199 mil empleos formales y se habla de que en octubre podría haber otros 300 mil despidos. Para América Latina, con niveles de desempleo de 9.5 por ciento, se plantea un escenario similar al vivido en los años ochenta: una nueva década perdida, con sus inevitables secuelas en la extensión de la pobreza y, en consecuencia, en la violencia e inseguridad.

Frente a este panorama, en México tanto economistas ortodoxos como dirigentes patronales advierten que deben aprobarse las propuestas gubernamentales de reforma fiscal, eléctrica y laboral, ya que de lo contrario no se podrán cumplir las metas de captación de inversión extranjera, de déficit fiscal y el grado de inversión se alejará; poco importa, para ellos, que se cumpla con la meta de crecimiento y creación de empleos. A esto añaden que las revisiones salariales deberán ajustarse a la meta de inflación de 4.5 por ciento para 2002.

Las organizaciones de los trabajadores mexicanos, por su parte, no han planteado una respuesta coherente a estas exigencias, que se suman a todo lo que ha ocurrido a partir de la globalización.

La avalancha de despidos en el mundo es anterior a los sucesos del 11 de septiembre, responde a una estrategia patronal en la que las fusiones en todos los sectores económicos se han traducido en la reducción de puestos de trabajo. Esta estrategia patronal, que bien puede caracterizarse como la globalización de los despidos, exige respuestas que, a partir de acuerdos de las organizaciones sindicales de diferentes países, puedan producir acciones que involucren las diferentes plantas de una misma empresa, que se propongan actuar sobre ramas enteramente globalizadas y que obliguen a generar un pacto social que involucre a los trabajadores en la gestión de la recesión misma.

Lo que hoy está planteado es que si la globalización de la economía mundial ha conducido a un mundo cada vez más concentrado e injusto, la recesión en la economía globalizada agudizará las diferencias entre pobres y ricos, entre países pobres y países ricos. Más liberalización económica, nuevas reformas que privaticen la industria eléctrica y flexibilicen el uso de la fuerza de trabajo, acrecentarán los problemas del planeta. Como señala Klaus Zwikel, presidente del sindicato alemán de la metalurgia: "todo el que exija aún más desregulación está renunciando al futuro. Los hombres, y no los mercados, deben gobernar al mundo, si es que queremos que sea más humano. Para ello se necesitan normas. Las empresas multinacionales necesitan regulaciones globales".

Del mismo modo, si los trabajadores despedidos por una misma empresa en varios países, y los que aún siguen laborando, responden localmente, es evidente que no lograrán detenerlos. Por eso, como anota José María Zufiaur, miembro del comité económico y social de la Unión Europea: "están emergiendo nuevas formas de acción sindical caracterizadas por el boicot a la imagen corporativa de las empresas, la alianza con los consumidores y otras fuerzas sociales, la movilización de los métodos de acción sindical..." (El País, 28/10/01, p. 17) Urge plantear esto mismo en nuestro país. De otro modo, la recesión permitirá a los patrones y a los neoliberales terminar con las pocas conquistas alcanzadas por los trabajadores.

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