La vida secreta del Guante de Bronce Gloria F. Orenstein, con motivo de la exposición de la obra de Alain Glass (el autor de los prodigiosos "relicarios" estudiados por Juan García Ponce) en París, nos habla en esta presentación de una aventura onírica y surrealista que se inicia en La Lagunilla, encuentra un calendario de 1926, sigue en la carretera, se acerca a Villa del Carbón, regresa a la avenida Álvaro Obregón y a la calle de Tabasco... es entonces cuando aparece el Guante de Bronce que Alain ya había visto en una ilustración de la novela Nadja de André Breton. Se trataba, por lo tanto, del otro Guante de Bronce que vendría a completar esa figura que preside el Segundo Manifiesto del Surrealismo. Gloria F. Orenstein asegura que las "cajas mágicas" de Glass "nos guían a lo largo de nuestros viajes en el mundo de lo maravilloso y lo surreal" Si los objetos que Alain Glass ha elegido con tanta atención e integrado con tanta pertinencia en sus "cajas", pudieran hablar, ¡imagínense qué maravillosas historias nos narrarían sobre los misterios de su procedencia! ¡Es tan raro tener el privilegio de conocer el secreto de sus aventuras privadas! El sincronismo espiritual que se manifiesta en estos encuentros del azar entre el artista y los objetos, y los objetos entre sí, deja aparecer una red de significaciones que enriquecen el simbolismo del conjunto. En el caso del descubrimiento del Guante de Bronce, un concurso de circunstancias que participan del azar objetivo surrealista, en las que se mezclan de manera extraña el tiempo y el espacio, provoca una cadena de acontecimientos fantásticos que nos llevan a entender por qué México, en 1996, año del centenario del nacimiento de André Breton, ha sido un lugar importante de la creación surrealista. Un día de verano Alain Glass, mientras se preparaba para partir a su refugio campestre un viejo garaje donde podía escapar de la contaminación del df y trabajar al aire libre decidió visitar el mercado de la Lagunilla. Como todos los surrealistas, Alain Glass regularmente visita los bazares para encontrar esos objetos que hablan de la vida de los sueños, o simplemente para "consultar al oráculo", como él dice a propósito de esas excursiones durante las cuales su sentido de la vista y del tacto le permiten recibir mensajes mágicos que vienen de otros mundos. Como un médium cuya mano percibe las vibraciones provenientes de un objeto, ese día el ojo y la mano del artista cayeron al mismo tiempo en un calendario publicitario de 1926. Sobre ese calendario de papel se veía estampada la imagen de una fuente que brotaba abundantemente en el centro de un jardín encantado. Atraído por la belleza del calendario y el luminoso brote de agua, Alain no pudo sino comprarlo. Lo llevó consigo a sabiendas de que cualquier día entraría en una de sus creaciones. Un día después salió al campo, a Villa del Carbón, y se puso a trabajar. No obstante, después de varias semanas tuvo que salir la víspera de lo previsto porque tenía una cita con el médico. Llegó a la ciudad el 3 de agosto de 1966 y tuvo tiempo de pasearse por la avenida Álvaro Obregón de la colonia Roma, donde vive desde hace casi treinta años. Empezó a deambular placenteramente a lo largo de esa gran avenida llena de fuentes, sobre las cuales se levantan estatuas de grandes personajes de la Antigüedad. De repente, una aparición que parecía provenir de otro mundo le cortó la respiración. Allí, en la misma avenida Álvaro Obregón, cerca de su casa de la calle Tabasco y de la fuente (que le recordaba la del calendario), acababa de instalarse un nuevo bazar... Le pareció milagroso que éste se encontrara a pocos pasos de su casa. De hecho, se inauguraba aquel día y duraría sólo dos fines de semana. Se sintió obligado a visitarlo y, quizás, hallar alguna pieza rara para colocarla en una de sus "cajas". Mientras escarbaba en un montón de fierros viejos, fue atraído por un objeto brillante que parecía hacerle una señal. No obstante su prisa, ya que no tenía mucho tiempo, logró extraer un objeto brillante que resultó ser, nada menos, un guante de bronce. El vendedor estaba tan divertido por el entusiasmo de Alain que le perdonó todos los rituales del regateo, así que rápidamente el guante pasó al bolso del artista, y Alain, orgulloso por el tesoro adquirido, se dirigió a su cita con el médico. De regreso a su casa, Alain, después de contemplar su compra, sintió que había algo familiar en ese Guante de Bronce. El examen minucioso de ese objeto tan singular le daba una impresión de déjà vu. Sin embargo, fue dos días más tarde cuando Alain se acordó de haber visto la fotografía de un guante idéntico en el libro de André Breton, Nadja. Una voz interior trataba de convencerlo de que era imposible que ese guante fuera el de Nadja, ya que estaba en México y no en Francia, y además era 1996. Sin embargo, su curiosidad lo impulsó a buscar un ejemplar de Nadja que, con un gesto típicamente surrealista, abrió al azar. En la página 100 descubrió la imagen de una fuente que ilustraba el tercer diálogo entre Hylas y Philonöus de Berkeley; representaba a dos personajes, uno de los cuales dirigía su dedo hacia la fuente. Breton narra que Nadja y él estaban sentados frente a una fuente, y que Nadja tuvo la intuición de que ese chorro de agua correspondía a los pensamientos de ellos. Breton quedó asombrado de que Nadja describiera tan precisamente la imagen contenida en el libro que acababa de leer, Los diálogos entre Hylas y Philonöus de Berkeley. Confrontando las dos fuentes, la de Nadja y la de Álvaro Obregón, podemos observar que ambas representan a dos personajes: Hylas y Philonöus en la ilustración de Nadja, Mercurio y Argos en la escultura clásica del siglo xix mexicano situada en Álvaro Obregón (el original se encuentra en el Museo de San Carlos). No olvidemos que André Breton vivió en París en la calle Fontaine y que Alain Glass vive cerca de la fuente de Álvaro Obregón. Al ojear el libro, Alain descubrió la fotografía del Guante de Bronce. En Nadja Breton cuenta la visita a la Central surrealista de una mujer que llevaba unos "asombrosos guantes de un azul cielo". Ella estaba por dejar uno de sus guantes como una especie de tarjeta de visita cuando Breton, preso de un repentino e inexplicable espanto, lo rechazó. Días después, fue reemplazado por el Guante de Bronce, y a esto se debe que ella luego fuera llamada la "dama del guante". Si se supone que las fuentes representan el surgir del pensamiento, entonces dos surrealistas uno viviendo en la calle Fontaine y el otro cerca de una fuente, el primero en posesión del Guante de Bronce y el segundo de su gemelo, ¿no podían los dos estar ligados por vía de la telepatía de un pensamiento gemelo (o de guantes gemelos), de manera que encontraran su justificación en las conmovedoras palabras con las que debuta Nadja: "¿Quién soy? Si de casualidad me refiriera a un adagio: ¿por qué no significaría todo de hecho saber qué me espanta?" La palabra que se me ocurre para descubrir exactamente ese acontecimiento es: "espantarse". Porque, de cierta forma, el espíritu del Guante de Bronce ha obsesionado a quien descubrió el guante gemelo, especie de doble fantasmagórico del original. En su Vida de André Breton, Mark Polizotti nos dice que la "dama del guante" era de hecho Lise Deharme. Conocí personalmente a Lise Deharme en 1971 en París y me enseñó su ejemplar de ¿Qué es el surrealismo?, en el que Breton había escrito estas palabras: "Es la sombría Lise la Rosée de Arnheim." Lise Dehame me había invitado ese día a su departamento y me dijo que ella era la mujer cuya belleza Breton había comparado a la "de un tren que brinca sin parar en la estación de Lyon", y que según la dedicatoria representaba la esencia del surrealismo. Así, de cierta manera yo fui testigo del mensaje contenido en el Guante de Bronce por intermedio de la Dama del Guante que Breton consideraba como la esencia del surrealismo. Estas repeticiones sin duda existen en el mundo invisible en que las ideas, como las aguas que se evaporan de dos fuentes gemelas, sufren una transmutación química y difunden mensajes surrealistas a través de las vastas extensiones del tiempo y del espacio. Otro signo misterioso de las vinculaciones entre Francia y México a lo largo de los años y de las distancias que separan los dos guantes, puede ser percibido en la reedición de 1994 de Nadja en libro de bolsillo: en la portada figura un guante, y en la cuarta de forros una carta de Nadja a Breton, fechada el 15 de febrero de 1926. Ahora bien, la escritura de Nadja resulta tan imprecisa que el 26 puede leerse como 96: 1996, año del centenario del nacimiento de Breton y año del hallazgo de Alain Glass del Guante de Bronce en México. Alain, amigo de la hija de Breton, Aube Elléouet, la llamó por teléfono para contarle su extraordinario hallazgo. Así supo que Aube tenía el original del Guante de Bronce, que todavía se encontraba en el estudio de su padre. Cuando más tarde Alain mostró a Aube la fotografía del guante hallado en México, ella pudo identificarlo como la réplica exacta del Guante de Bronce que había pertenecido a su padre. Ese guante recientemente se expuso en el Museo Beaubour de París. El otro Guante de Bronce, el gemelo, está ahora en México y se encuentra en una de las "cajas" de Alain Glass, al lado de otros elementos simbólicos asociados a ese acontecimiento mágico mexicano. La caja pertenece a la colección del artista, en México. ¿Es muy arriesgado decir que la mano de Fatma, de Breton, de Nadja, de Lise Deharme, del Guante de Bronce definen a México como un manantial (o fuente) fecundo en pensamientos, ideas, sentimientos, en los que en un tiempo se encontró la esencia del surrealismo y, quizás, una vez más ahora? Con toda seguridad, el surrealismo y el espíritu de André Breton estaban vivos en México en 1996. ¿El Guante de Bronce se reprodujo él mismo de manera mística para reaparecer en México, para que su mensaje pudiera transmitirse a nosotros gracias a la extralucidez mágica y a la alquimia ejercida por la mano del artista? ¿No podrían concebirse los objetos de esas cajas como fabuladores? Elocuentes, a veces también locuaces en la transmisión de su pensamiento, sus constelaciones murmuran mensajes secretos, y cuando los sorprendemos para interpretar su sincronismo, penetramos en el secreto de sus afinidades electivas, de sus viajes, sus encuentros, sus asociaciones, sus yuxtaposiciones discordantes y su extraño destino. La "caja" del Guante de Bronce es como una ventana abierta hacia una vista que nos da la idea de ese punto supremo que André Breton describe en su Segundo manifiesto del surrealismo, punto en el que los contrarios coexisten, y "donde la vida y la muerte, lo real y lo imaginario, el pasado y el futuro, lo comunicable y lo incomunicable dejan de ser percibidos contradictoriamente". Esas cajas de sueños mágicos son como el cruce de universos paralelos, en que los habitantes de una dimensión pueden simultáneamente encontrar sus sombras o sus dobles en otros mundos. Tenemos acceso a esos reinos gracias a nuestros sueños y gracias al arte de Alain Glass con sus cajas mágicas que nos guían a lo largo de nuestros viajes en el mundo de lo Maravilloso y de lo Surreal. Traducción
de Annunziata Rossi
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