Ť Uno de sus temas se difunde gratis por Internet
Love and theft es una colección de éxitos sin que aún lo sean: Bob Dylan
ARTURO CRUZ BARCENAS
Bob Dylan (Robert Allen Zimmerman, 24 de mayo de 1941, Duluth, Minnesota, Estados Unidos), sin duda una de las mayores influencias de la historia de la música popular, no sólo del rock, dio a conocer hace días su nuevo disco: Love and theft, tras una espera de cuatro años. Es el álbum número 43 de su carrera e incluye 12 temas inéditos grabados con la banda que lo acompaña en sus conciertos, además de otros virtuosos, entre los que destaca el tecladista Auggie Myers.
Un mérito histórico de Dylan es haber llevado a niveles literarios, artísticos, la lírica del rock. Musicalmente, el propio Dylan ha dicho de Love and theft, en un despacho distribuido por su disquera: "Todas las canciones son variaciones de melodías basadas en el blues; la música es lo que une a todos los temas; las letras son la subestructura que lo mantiene firme (...) Las canciones no tienen ninguna continuidad entre sí; las considero como una colección de éxitos sin ser éxitos aún".
El presidente de Columbia Records, Don Lenner, asegura en la misma fuente que éste es el momento preciso para lanzar un disco de Dylan: "Love and theft es un disco para las masas, no sólo para los fans de Dylan. Hay mucha gente que no está contenta con la música -que se hace- en la actualidad, y éste es el tipo de álbum que la gente está pidiendo. Bob Dylan es un artista único que crea música sin igual".
Al oír el disco las sensaciones son múltiples. Saca de onda el ritmo de Bye and bye, rola que hubiera podido ser perfecta para Frank Sinatra. La síncopa del viejo fox trot, aderezada con el naciente blues. Es para bailarlo en pista grande. O simplemente para chasquear los dedos, llevando el ritmo. Tweedle Dee & Tweedle Dum inicia con la fuerza de varios temas de sus discos anteriores. Predomina en segundo plano la guitarra meca de Charlie Sexton. Da la apariencia de ser un tema que podría extenderse al infinito, con un requinteo punteado eterno.
La rola Mississippi no podía tener otro contenido que la nostalgia. Sigue la alegre Summer days, un rocanrol clásico, de cuatro tiempos, para bailarlo en las fiestas a la menor provocación. Aquí la voz es aguardentosa, ronca, la mejor para este tipo de composiciones. El baterista David Kemper le da fuerte a la bataca.
Y entra en acción un blusecito de rompe y rasga: Lonesome day blues, con cambios armónicos, sube y bajas rítmicos. Igual, si se quiere se puede bailar, pero pesadamente.
James Dean y el R&B
Dylan es un enamorado de las películas de James Dean y de joven gustaba de las motocicletas, así como de oír el R&B que transmitían estaciones del sur. Admiró a la cantante de folk Odetta y a la leyenda del country Hank Williams, pero lo que más lo cautivó fue el rocanrol. Corría el fin de la década de los cincuenta.
Vinieron los tiempos de su estancia en la Universidad de Minnesota y en algunos cafés del área escuchó el milagroso blues, que cambió su vida. Sus composiciones de esos días fundían el folk con un tono de blues.
Un hecho decisivo en su vida fue la vez que conoció Nueva York, en 1961, el 24 de enero. Era un desconocido, pero impactó en los oyentes de Greenwich Village. Fue ahí donde tocó como abridor de conciertos de John Lee Hooker. En abril de 1962 compone uno de sus mayores éxitos: Blowin'in the wind.
Dylan dijo para USA Today que en su nuevo disco "las canciones no tienen una historia genética". La misma publicación ha descrito su trabajo en Love and Theft como una obra que abarca estilos diversos, desde un rockabily hasta un hard.
Dylan dispuso que uno de los temas del cidí estuviera disponible gratuitamente en Internet: Po'Boy. Interesados, entrar a la dirección siguiente.
www.windowsmedia.com/previewv2/bobdylan.