DOMINGO Ť 14 Ť OCTUBRE Ť 2001
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Ť Eduardo Galeano

Los caracoles

Pedimos ayuda a los dioses, a los diablos, a las hierbas del campo y a las estrellas del cielo. Nadie pide ayuda a los caracoles, pero los caracoles la dan.

Cuando el río Ucayali se pone de mal humor, las aguas se alborotan, invaden la tierra y atropellan cuanta cosa encuentran. Gracias a los caracoles, los indios shipibo no mueren ahogados. Antes de que el desastre ocurra, los caracoles dejan sus huevos pegados a los troncos de los árboles, bastante arriba de la altura adonde llegará la creciente. Y jamás se equivocan en el cálculo.