Ť El modelo económico impuesto, principal motivo; calculan abstencionismo de 40%
Descontento generalizado en Argentina a unas horas de los comicios para renovar el Congreso
Ť Partidos tradicionales, disgregados; lidera Izquierda Unida intenciones de voto: sondeos
STELLA CALLONI CORRESPONSAL
Buenos Aires, 13 de octubre. A escasas horas de las elecciones para renovar 50 por ciento de ambas cámaras del Congreso, el escepticismo, el desencanto e incluso la furia de miles de electores son los signos visibles en el país, y se calcula que 40 por ciento podrían dejar de votar; incluso hay quienes preparan mensajes y consignas para colocar en las urnas y dar rienda suelta a la imaginación en las protestas.
A este espíritu de descontento generalizado se unió la sicosis provocada por el temor a que Argentina fuera víctima de una guerra bacteriológica. La sensación de que nada cambiará mientras continúe el actual modelo económico, que después de poco más de una década ha dejado el saldo de unos 15 millones de argentinos sumidos en la pobreza, alrededor de 40 por ciento de desempleados y subempleados y la mayor crisis económica, social y moral de que haya memoria en los últimos tiempos, activó el descontento.
Los dos partidos tradicionales, la Unión Cívica Radical (UCR), que integra mayoritariamente la Alianza gobernante con el Frente País Solidario (Frepaso) y el Partido Justicialista (PJ), están en gran medida disgregados en los nuevos frentes surgidos en los últimos meses. Un ejemplo de esto es que el candidato con mayor intención de votos para senador por la capital, según las encuestas, es Rodolfo Terragno, quien si bien se presenta bajo el lema de la Alianza es un severo crítico del gobierno del presidente Fernando de la Rúa, y especialmente del ministro de Economía, Domingo Cavallo.
En la populosa provincia de Buenos Aires, los sondeos dan el triunfo a Eduardo Duhalde, ex gobernador justicialista de la misma y ex candidato a la presidencia, enfrentado con Carlos Menem.
En el escenario desdibujado por la tragedia social y económica que vive el país, cuyos recursos fueron vendidos al mejor postor en la década pasada, tomaron fuerzas nuevos frentes como Alternativa para una República de Iguales (ARI), surgida como un polo alrededor de la figura de la diputada de la UCR Elisa Carrió, quien se alejó de la Alianza desde que no encontró apoyo presidencial para su fuerte lucha contra la corrupción y sus investigaciones sobre lavado de dinero en el pasado gobierno menemista.
Junto a ella se alejaron en bloque en la Cámara de Diputados los socialistas democráticos, y Alfredo Bravo es el candidato a senador por esta capital. Asimismo confluyeron en ARI tanto radicales como peronistas inconformes, artistas, escritores, sindicalistas y muchos de los que esperaban que el gobierno actual cumpliera con su programa, sepultado casi definitivamente después del arribo de Cavallo al gabinete.
Otra alianza que fue creciendo es el Polo Social que fusionó muchas fuerzas descontentas y sindicatos, pero también a quienes huyeron de la Alianza antes de cumplir su segundo año de gobierno, cuando agregó a los ajustes de Menem siete nuevas medidas que profundizaron la tragedia social y la dependencia. Aunque se habla de que el Partido Justicialista triunfará en muchas provincias, en realidad son diversas corrientes del justicialismo, ya que el sueño de Menem de controlar el partido fracaso.
En la crisis nada queda en pie y la población espera aterrorizada aunque dispuesta a resistir los nuevos anuncios de Cavallo, quien de acuerdo con los últimos datos intenta reducir el casi inexistente Estado a su mínima expresión. Los debates sobre dolarización o devaluación suenan a la población como perder la escasa soberanía, en el primer caso, o revivir la tragedia de la caída "sin paracaídas", en el segundo.
Esta es la elección más desesperanzada que se haya vivido desde el retorno a la democracia en 1983, democratización frustrada por el modelo neoliberal impuesto, que hundió en la pobreza y el desconcierto a las mayorías.
A punto de desaparecer las conquistas sociales básicas, logradas en todo un siglo de lucha, la población en general se expresa ya no sólo contra la clase política que la traicionó, violentando los programas ofrecidos que se votaron con fe, es decir, gobernando contra la verdadera voluntad popular, sino también contra los organismos financieros internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, a quienes atribuyen buena parte de la tragedia que viven. La mayoría piensa que el país está ante la disyuntiva de seguir siendo un país o terminar en un Estado asociado o una colonia, la mayor que se haya podido obtener sin guerra en todo el mundo.
En este clima, Izquierda Unida (Partido Comunista, socialistas, peronistas, progresistas y otros) lideran la intención de votos de lo que se considera la izquierda argentina. Mañana nada cambiará, pero en cambio los anuncios de Cavallo, cuyo partido Acción por la República aparece unido con el único justicialismo menemista real, el de esta capital, sí serán el viento o los huracanes.