PAGINA 9
Lourdes Galaz
Ť De gran peso, el voto de 14 millones y más electores
Ť Los empresarios pujaron por Texcoco y por Tizayuca
Ť Con todo, valió la evaluación ambiental de la UNAM
Hay humo blanco en Los Pinos
Porque la recesión económica lo amerita y con la urgencia de reactivar el crecimiento, el gobierno federal se apresta a anunciar esta semana la construcción del nuevo aeropuerto que servirá a unos 33 millones de habitantes de la capital, la zona metropolitana y los estados aledaños al Distrito Federal. Como se acostumbra en el foxismo, la campaña publicitaria ya está en el aire. Con la imagen del "águila mocha" como rúbrica, dice el slogan: "una decisión con los pies en la tierra". Y no hay por qué dudarlo, cuando el estado de México tiene el mayor peso electoral en la República, con un registro de más de siete millones 500 mil ciudadanos con credencial para votar. Sumados los votantes mexiquenses a los del Distrito Federal -más de seis millones 350 mil empadronados- ahora mismo representan la cuarta parte de los ciudadanos del país, que en las elecciones del Congreso de la Unión en el año 2003 y en las presidenciales del 2006 bien pueden decidir el futuro político de quienes hoy gobiernan, así como el rumbo de toda la nación.
Ciertamente la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México (NAICM, como se abrevia en estudios técnicos) se ha vuelto una decisión más política que económica o de carácter técnico. Es un magno proyecto que se fue posponiendo sexenio tras sexenio desde hace dos décadas. Sabido es que el ex secretario de Comunicaciones y Transportes Carlos Ruiz Sacristán ya había recomendado desde enero del año 2000 que la construcción del nuevo aeropuerto se hiciera en Texcoco, por cumplir con una serie de objetivos, tales como minimizar el costo para los usuarios, optimizar el uso de los recursos públicos y porque sería más rentable para la inversión privada. Sin embargo, el gobierno de Ernesto Zedillo nunca tomó la decisión final y dejó el asunto a la administración de Vicente Fox... Desde hace meses el gobierno foxista tiene todos los elementos -estudios de viabilidad financiera, aeronáutica, urbanísticos, de evaluación ambiental- para tomar la determinación, que como tantas otras se retrasa por razones de orden político, aunque se incrementen los costos económicos y de todo orden.
Apenas comenzaba la administración Fox cuando se desató la guerra por los contratos del nuevo aeropuerto. Gobiernos estatales, empresarios, consultores, funcionarios, diputados, líderes ecologistas, campesinos o de colonos han librado auténticas batallas de cabildeo en antesalas oficiales y en los medios para lograr que el nuevo aeropuerto se construya en alguno de los dos lugares propuestos: Texcoco o Tizayuca,y hasta en Querétaro o Morelos. Y, por qué no, para que no se realice el proyecto y se invierta en la ampliación de la terminal internacional Benito Juárez. A estas alturas, la decisión pareciera depender de la ganancia de comisiones por el otorgamiento de los contratos: dividendos políticos al gobernante que lleve a su estado el proyecto, y para quien tome la decisión y mejor publicite la ganancia con miras a las próximas elecciones. La utilidad económica se quedará en los grupos empresariales y de inversionistas nacionales con socios extranjeros que financien el proyecto que, como se advierte en las declaraciones de funcionarios y políticos, son los mismos en Texcoco y Tizayuca: ICA, Cemex, Carso, Gruma, Citicorp o como se llamen, aunque lleven los mismos apellidos Hank Rohn, Slim, González, Peralta, Zambrano, Garza Lagüera, Salinas...
Los mensajes con la rúbrica del "águila mocha" están en el aire, y desde la víspera se conoció por dónde iba el sentido de la decisión. Se canceló la estrategia del cabildeo en antesalas y se dio paso a una última batalla en los medios, orientada a descalificar a la autoridad responsable de anunciar la propuesta ganadora y, de refilón, a desacreditar a la Universidad Nacional y a 103 expertos en distintas especialidades que hicieron la más completa y reconocida ?a nivel internacional? evaluación ambiental comparativa de la opción Tizayuca (que incluye el nuevo aeropuerto con la operación del aeropuerto actual) y la opción Texcoco. Las conclusiones del PUMA (Programa Universitario del Medio Ambiente), con todo el aval de la UNAM y de otras universidades nacionales y del extranjero, se incluyeron a los estudios que fundamentaron la decisión sobre la ubicación del nuevo aeropuerto internacional de la ciudad de México.
Aunque las consideraciones de orden político tuvieron gran peso en la decisión (la opinión en las urnas de más de 14 millones de electores en la zona metropolitana y otros cinco millones de los estados circunvecinos cuenta mucho), también habría incidido la evaluación comparativa del PUMA, que mostró los posibles efectos de la construcción y operación del nuevo aeropuerto en los componentes del ambiente, con todo y los riesgos a futuro para el desarrollo humano. Y es que la evaluación global de los expertos de la UNAM concluyó que igual Texcoco como Tizayuca "tendrán efectos desfavorables sobre el ambiente atribuibles al nuevo aeropuerto", que ?alertan los expertos? "podrían ser prevenidos, mitigados o compensados a través de una rigurosa planeación que norme los procedimientos de construcción y el manejo ambiental". Además, previenen los científicos y técnicos del PUMA, "el desarrollo urbano inducido por el nuevo aeropuerto ?constrúyase en Tizayuca o en Texcoco? tendrá mayores efectos ambientales que la propia construcción y operación de la terminal". Y precisan que los efectos ambientales más severos estarían relacionados con la disponibilidad y contaminación del agua, la expansión urbana, la exposición al ruido y la extracción y depósito (toneladas de basura) de materiales.
Uno de los más importantes opositores al proyecto Texcoco habría sido el jefe de Gobierno del Distrito Federal. Y realmente tiene razones de valía para oponerse, como sería el incremento de los costos en la administración de la ciudad más poblada del planeta. Por cierto, esos costos no se contemplan en las cinco hojas tamaño carta que, con texto a renglón seguido, preparó el secretario de Obras Públicas del DF, César Buenrostro, y que Andrés Manuel López Obrador envió con su firma al presidente Vicente Fox el pasado 29 de marzo. Por fortuna el jefe de Gobierno de la ciudad es más político que cualquier otra cosa, y aunque en los medios amenaza con abrir una controversia constitucional contra la decisión del titular del Ejecutivo federal, López Obrador ya atendió las voces de sus asesores, que reconocen las conclusiones de la evaluación ambiental realizada por los expertos coordinados en el PUMA.
El más importante opositor al proyecto Texcoco habría modificado su opinión y, según se advierte en sus últimas declaraciones, también su estrategia política: votos son votos. Y como ocurre en estos casos, se camuflaron las ambiciones futuristas de algunos personajes con aspiraciones electorales en Hidalgo, como el mismo César Buenrostro y la priísta María de los Angeles Moreno, que con una sonrisa de fotografía se sumó a la oposición al proyecto que alguna vez encabezó (¿costeó?) el perredista Armando Quintero en la Asamblea Legislativa del DF. Los políticos del partido en el gobierno, con su hombre en Los Pinos, también midieron el peso electoral del estado de México. Vale que ya hay una decisión. Muy pronto se verá quiénes ganan poder o dinero con el proyecto Texcoco.
EN 3 TIEMPOS
Se anuncia otra negociación de Fox con los medios
¿Qué y cuánto ofrecen los aliados en Michoacán?
El Castillo de Chapultepec está cerrado
OJALA Y EL SECRETARIO Santiago Creel, tan dado a hacer acuerdos, revise bien cuánto le costará al país cancelar los pagos por los derechos de concesión a los empresarios de la radio y la televisión. La norma vigente establece que el gravamen "se determinará aplicando la tasa de 25 por ciento al monto total de los pagos en efectivo o en especie que reciba la empresa concesionaria por sus servicios". Y esto vale porque los beneficiarios de las concesiones, a cambio del silencio de sus medios en el '68 y por su aval a la campaña presidencial de Luis Echeverría, lograron "se les admita el pago del impuesto (el 25% de la facturación total) con el 12.5% del tiempo diario de transmisión". Cancelar el pago, como exigen hoy los concesionarios de medios electrónicos, resulta un perversión con un costo fiscal que algunos estiman en más de 15 mil millones de pesos actuales y una evidente ganancia política para el foxismo... saquemos cuentas con Bucareli.
SE PREGUNTAN ALGUNOS: con sus nuevos amigos en la elección de gobernador, ¿para qué quiere enemigos Lázaro Cárdenas Batel? Aunque como en política todo se vale y en tiempos electorales sumar vale más que otras operaciones, la presencia del ex gobernador Genovevo Figueroa y el arribo de su muy reconocido operador José Guadarrama Márquez en la campaña perredista traerán más desprestigio que votos al candidato a gobernador. Uno lo entiende, claro: a Cárdenas le hacía falta un mapache de la talla de Guadarrama para echárselo a los del PRI ,que traen por las cañadas y los caminos de Michoacán a toda una jauría con registros en Chihuahua y Tabasco. Por cierto, en la última elección los michoacanos dieron a Lázaro Cárdenas 575 mil 457 votos. Superó a su adversario del PRI con casi 131 mil sufragios. Al PAN, con todo y Fox, lo dejó 213 mil votos abajo. Ojalá y, como siempre, al PRD le salgan bien las cuentas en Michoacán.
LO QUE SON LOS políticos... y sus afines en los medios. Por no molestar a la primera dama con comentarios sobre el costo de la próxima fiesta de los Fox con cargo a los contribuyentes, se alegan atentados al patrimonio cultural... Le cuento que el Castillo de Chapultepec, que por decreto del presidente Cárdenas alberga al Museo Nacional de Historia, está prácticamente clausurado desde hace varios años. El ex presidente Zedillo autorizó un presupuesto millonario para su restauración, y en octubre sólo "inauguró" la remodelación del alcázar, donde se sirvió la cena de gala por la asunción de Vicente Fox, el 1º de diciembre de 2000. Por cierto, el INAH no sólo tiene cerrado al público el museo del Castillo, que alguna vez fue el más visitado de México. Hace años que "por remodelación" están cerradas nueve salas del Museo Nacional de Antropología...
Ilustración: Mauricio Gómez Morín / Serie: Zapatismo
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