MARTES Ť 21 Ť AGOSTO Ť 2001

Ť La fuerza del supuesto grupo Atlacomulco se extinguió en 1988, señala

Nadie puede considerarse ''sucesor'' de Carlos Hank González, afirma Lira Mora

Ť El profesor heredó a sus deudos poder económico, pero no sus ''contactos'' políticos

ENRIQUE MENDEZ

De los bienes que Carlos Hank González pudo dejar a sus deudos, sólo uno es evidente: el del poder económico. Del grupo Atlacomulco, nada más que la forma de hacer política, simplemente porque sus discípulos afirman que éste nunca existió como coto de poder y porque a ellos el profesor sólo les abrió espacios y les dio oportunidades -como hizo con él Isidro Fabela-, pero no les heredó sus ''contactos.''

Tras la muerte de Hank González, el 11 de agosto pasado, la clase política mexiquense cercana al gobernador Arturo Montiel Rojas afirmó que éste es el ''heredero natural'' del grupo, como se estila en la entidad desde que Fabela impuso la costumbre de la continuidad y dominio de los amigos y compañeros del Atlacomulco en las administraciones estatales.

Sin embargo, desde el mismo día de los funerales del último patriarca priísta, se especuló que el control de la fauna política mexiquense se la disputaría el ex gobernador Emilio Chuayffet Chemor, quien fue secretario de Educación con Alfredo del Mazo González, en un gobierno que se consideró como ''ariete'' de la Federación para detener el dominio de Hank.

Recientemente, Chuayffet regresó a la escena política, el 4 de julio, con el nombramiento de flamante coordinador de la comisión temática de Principios y Valores de la 18 Asamblea Nacional del PRI, que revisará la declaración de principios del partido. La designación -una más para integrar a todas las corrientes priístas- se interpretó como una posición asignada al ala hankista, aunque ello ocurrió un mes antes de la muerte de Carlos Hank y de que se hablara de un ''heredero político''.

Humberto Lira Mora, quien fue subsecretario de Gobernación en el régimen de Ernesto Zedillo, diputado federal durante la administración de Hank González y procurador con Del Mazo González, afirma que nadie puede considerarse ''sucesor'' del ex regente capitalino, no sólo porque nadie tiene ''su capacidad negociadora'', sino porque no se puede heredar un ''mito''.

La fuerza del presunto grupo Atlacomulco -recuerda- se agotó desde 1988, cuando el PRI perdió estrepitosamente las elecciones locales, luego las de 1997 y, por supuesto, las de 2000, cuando hasta el ex gobernador César Camacho Quiroz fue derrotado e ingresó al Congreso como senador de primera minoría.

''En el PRI se confundió la renovación con la restauración y caímos en lo que he llamado el 'anatocismo electoral': derrota, tras derrota, tras derrota'', sostiene.

Para Lira Mora, quien actualmente ejerce como catedrático en la Universidad Anáhuac, la visión autoritaria del poder en el estado de México y la supuesta influencia del grupo Atlacomulco se extinguieron por lo menos hace dos décadas. ''Eso es lo que la historia ya enterró, y que no murió el 11 de agosto, sino desde antes'', reconoce.

Es más, declara que no puede existir una lucha por el poder en el estado de México entre los priístas, porque el partido ''ya no está en el poder'' y apenas se sustenta con los gobiernos de los estados que le quedan.

El "caballero político"

Lira Mora, quien ocupó espacios en los gabinetes de tres administraciones del estado, afirma que más que un grupo de poder había un ''hilo conductor'' que funcionó como ''una argamasa muy poderosa que facilitó la existencia y desarrollo de sucesivos liderazgos, generalmente encargados en los gobernadores.''

Por ello considera que la idea de la existencia de un grupo como el Atlacomulco ''se agotará más pronto que tarde, entre otras razones porque, en efecto, no ha existido.''

-Si el grupo Atlacomulco desapareció, Ƒcómo funcionaba entonces la relación? ƑHabía un pacto interno?

-Siempre nos asociaron con el mito. Habían sido tan sólidos los valores de pertenencia y de propósito, que hicieron fuerte a la clase política del estado. Pero la democracia y los nuevos tiempos acaban con eso, y no sólo el sábado 11.

Una forma de ser y de hacer

''No era un fenómeno clandestino o en capillas cerradas. Era una forma de ser y de hacer. Suena grandilocuente, pero fue cierto: el enorme amor por la patria chica, por su historia, por su identidad, hizo fuerte a la clase política mexiquense.''

-ƑPrecisamente esa fuerza, ese poder, fue lo que hizo un ''mito'' del grupo?

-Más que un hecho real es un nombre que el lenguaje popular y de los analistasmexico-drugs le dio a ese fenómeno, que nunca tuvo materialidad ni existencia.

-Pero que sí tenía presencia en el gobierno federal, en los estatales...

-Pero por otras razones y explicaciones, en hechos distintos de lo que las consejas populares disfrutaban y gozaban diciendo de su existencia, probablemente fortalecido por la circunstancia de que un gran número de políticos con cargos fueron originarios de esa importante población.

-Si no era un grupo, al menos se presentaban como tal. Ahí está por ejemplo esa foto donde están Hank y sus amigos en un partido de futbol...

-Esa foto, como expresión de la unidad política en el estado de México es como suponer que si el Toluca mete más goles, el PRI ganará las elecciones. Eso es risible. En eso la gente no cree. Esa foto registra a políticos que tienen simpatía por el equipo de futbol que es el campeón.

-ƑY cómo dirimían sus diferencias?

-Hay una excelente relación entre todos los actores políticos del estado de México, y por supuesto que hay diferencias que se procesan civilizadamente.

-ƑY ahí Hank era mediador o imponía?

-Todos expresaban sus puntos de vista, eran respetados y cada quien hacía lo que le correspondía. Pero eso es lo anecdótico, hay que ir al fondo.

En ese fondo, el poder político de Hank González se había reducido desde 1981, cuando comenzó a descuidar al grupo Atlacomulco por otra empresa más grande, la Presidencia de la República, aunque su amigo José López Portillo se negó a modificar el artículo 82 constitucional, con el argumento de que hacerlo habría implicado una ''dedicatoria''.

De ese agotamiento del grupo Atlacomulco da cuenta el propio López Portillo en Mis tiempos, sobre su agenda del 13 de febrero de 1981:

''Trago gordo con Hank y (Jorge) Jiménez Cantú, cuando se resolvió la candidatura del estado de México. Ellos esperaban a (Juan) Monroy (Ortega, contralor de la Conasupo). Imputaban responsabilidad a (Gustavo) Carvajal (Moreno, presidente del PRI). Se quejan de que Gustavo propaló la tesis de que no eran leales ni disciplinados, lo que los ofendía. Lo entiendo. En fin, trago gordo y solución difícil, pero indispensable para otras ulteriores: Yucatán, Coahuila y la grande.''

Una ''idea romántica''

El candidato designado en ese tiempo fue Alfredo del Mazo González, quien si bien no consultó con Hank la integración de su gabinete, en el que se incluyó a Lira Mora, a José Merino Mañón, a Emilio Chuayffet y a Carlos Almada, sí le pidió su visto bueno en el caso del presidente del Comité Directivo Estatal del PRI, Arturo Martínez Legorreta.

Y eso que, por ejemplo, el pasado sábado 11, Del Mazo González dijo que el Grupo Atlacomulco fue una ''idea romántica'', o que el propio Jiménez Cantú asegurara que el poder y la influencia de esa facción fue ''una vacilada.''

Durante el proceso interno para elegir candidato a la gubernatura del estado, Lira Mora acusó al gobierno de Camacho Quiroz de actuar a favor de Montiel Rojas. Hay una versión de que Hank determinó esa candidatura, pero en la Secretaría de Gobernación se dijo, en su momento, que ni siquiera hablaron con él.

Actualmente, el reducto de ese grupo se enfrenta a la clase política de Hidalgo por la construcción del nuevo aeropuerto del valle de México. Hasta ahora, Montiel Rojas no ha aceptado la petición del hidalguense Manuel Angel Núñez Soto, de que se abran los registros públicos de la propiedad en ambos estados para aclarar que ni la familia de Hank González ni el ex gobernador Jesús Murillo Karam especulan con terrenos en Texcoco y Tizayuca.

Y, todavía, ambos grupos tendrán que participar en la 18 Asamblea Nacional del tricolor en noviembre próximo.

La narcopolítica

La muerte de Carlos Hank González no sólo plantea para el PRI un reacomodo de sus fuerzas internas, también el replanteamiento de las conexiones con los principales cárteles del narcotráfico en México.

Y es que, de acuerdo con el libro La guerra perdida contra las drogas. Narcodependencia del mundo actual, escrito por el periodista francés Jean-François Boyer -editado por Grijalbo-, Hank González era uno de los principales ''protectores del cártel del Golfo, encabezado por Juan García Abrego hasta el 14 de enero de 1996, cuando fue aprehendido.''

En el capítulo 5, La génesis del narco Estado Mexicano, Boyer cita un documento llamado ''Avances del análisis de la información sobre el narcotráfico en México'', firmado por el Centro de Inteligencia Antinarcóticos del Estado Mayor de la Defensa Nacional, que en 69 páginas ''traza el organigrama del narco Estado mexicano y cita por nombre a los políticos y hombres de negocios que constituyen la pirámide de las complicidades de que gozan los cárteles al más alto nivel de la República.''

Afirma que el documento está fechado el 2 de septiembre de 1995, y que fue dirigido al entonces secretario de la Defensa Nacional, Enrique Cervantes Aguirre.

A partir de ello asegura que el ''organigrama'' lo encabezaba el propio Carlos Hank González, a quien además de sus cargos en la administración pública se cita como ''multimillonario en dólares y jefe de uno de los grupos financieros y comerciales más poderosos de México.''

Páginas adelante, Jean-François Boyer detalla una entrevista con ''uno de los principales jefes de la lucha antidrogas'' en México, con el que consultó la autenticidad de la información del documento.

''A veces -escribe Boyer-, la mano del experto queda suspendida sobre un nombre. El de Carlos Hank González, por ejemplo, en la cúspide de la pirámide que reproduce el organigrama del cártel de Juárez. 'No, no... No hay prácticamente duda de que esté comprometido, pero no dispongo de pruebas suficientes para decirlo', me confía con pesar. En cambio, marca sin escrúpulos de conciencia el párrafo consagrado a la familia del profesor 'Carlos Hank González, cabeza de un grupo de poder en el sistema político mexicano, que mantiene el control de las estructuras de lavado de dinero y de tráfico de influencias. A través de sus nexos familiares con los jefes de empresas y funcionarios vinculados al cártel de Juárez...'''