TIEMPO DE BLUES
Raúl De La Rosa
Más sobre Josephine
Primera llamada
EL PASADO DOMINGO 22 de julio escribí acerca de Josephine Baker y al final de la nota hice una pregunta a los lectores: ¿se había presentado esta artista en México? La duda era que cuando niño recordaba haberla visto en el antiguo teatro Margo, hoy teatro Blanquita. Recibí algunos correos al respecto.
EFECTIVAMENTE JOSEPHINE BAKER se presentó en esta capital en el año de 1952 y no fue en el teatro Esperanza Iris sino en el Margo y en El Patio. Me comentaron que la artista no vino en su mejor época, contaba ya con 46 años. Otros como Héctor Acosta, recuerdan que era: ''un espectáculo maravilloso y conmovedor" que aunque "ya no salía desnuda y con su faldita de plátanos, apareció en escena cubierta de pieles de chinchilla y demás". Entraba a escena cantando: Paris, mon amour.
Segunda llamada
EN 1952 UN grupo de diez muchachos que estudiaban pintura fueron seleccionados para ir a pintar en las pirámides de Teotihuacán.
CUANDO ESTABAN LISTOS para partir un Buick blanco se detuvo detrás de la camioneta. Fue hasta el vehículo en el momento en que se abría la portezuela trasera y bajó una mujer de color, muy alta y espigada. Vestía un conjunto tipo slack color beige y una gran pañoleta de colores en la cabeza. Lentes oscuros para el sol.
?MIRA, RENATO, ELLA es Josephine Baker. Va a ir con nosotros a las pirámides.
LA MUJER LE tendió la mano a Renato y le mostró con una sonrisa su blanca dentadura, como una gran mazorca de perlas.
CONTINUA LA NARRACION sobre el recorrido a las pirámides y la explicación que se les da a los niños que no tenían idea de quien era esa mujer: Es una estrella del espectáculo, muy querida en Francia y famosa en el resto del mundo. Dentro de dos días va a debutar en El Patio.
Tercera llamada
YA EN LAS pirámides Josephine escuchaba atenta las explicaciones, hacía preguntas, y en los cortos recorridos por el Campo de pelota o la Sala de las mariposas, caminaba con su mano puesta sobre el hombro de Renato.
AL REGRESO, EN la vagoneta, Josephine no cantó We have no bananas today, pero si se puso a cantar Cielito lindo a coro con los chiquillos.
ANTES DE SU regreso a Francia le obsequiaron algunas pinturas realizadas por los niños y ella dijo que las colocaría con mucho amor a México en su castillo azul de Dordogne, en Les Milandes, a las afueras de la capital francesa, donde vivía con una docena de niños de diferentes nacionalidades tomados en adopción.
YA EN LA ciudad, Josephine preguntó sobre la obra de Miguel Covarrubias, que en los años 20 la pintó en Harlem cuando era una chiquilla desconocida (en ese época actuaba con el grupo The Dixie Steppers). El viaje terminó cuando se fue en el Buick que la estaba esperando a un costado de la Alameda, sobre avenida Hidalgo.
ESPERO QUE USTED, estimado lector, se haya sorprendido con estos párrafos entresacados de esa novela de Alejandro Iñigo: Cosas del Ayer. Sólo me resta agradecer los e-mails recibidos, a Alejandro Iñigo por su generosidad y pedir a Ediciones Gernika una nueva redición de esa novela llena de nostalgia, de un México que se fué y que no volverá.
ŤEdiciones Gernika, S.A./México 1998.