DOMINGO Ť 12 Ť AGOSTO Ť 2001
José Antonio Rojas Nieto
Indicadores de la crisis estadunidense
No es cierto que la recuperación económica ya está a la vista. Es una mentira afirmarlo, porque aún no hay señales definitivas de la profundidad y extensión del decaimiento estadunidense. Permítaseme compartir la reflexión sobre la evolución reciente de algunos indicadores de esa economía para, justamente, mostrar las dificultades para construir una hipótesis robusta sobre la profundidad de la caída económica de nuestros vecinos, de los plazos para su recuperación y, en consecuencia -por las nuevas características del ciclo económico mexicano, vinculado cada vez más al estadunidense-, de la hondura de nuestra desaceleración y del tiempo de recuperación.
Es importante recordar que la producción industrial en Estados Unidos empezó a desacelerarse de manera continua en el mes de octubre del año pasado y a registrar una caída franca a partir de marzo de este año; acumula ya nueve meses de descenso, ocho de los cuales representan un nivel negativo respecto al mismo mes del año anterior.
Esto es expresión de una capacidad ociosa cada vez mayor. Desde hace 10 meses, la capacidad industrial se utiliza menos. ƑQué tanto menos? Seis puntos menos en junio de este año en el que se experimentó 24 por ciento de capacidad ociosa, en relación con junio del año pasado en que se registró 18 por ciento. Pero poco más de 10 puntos menos de utilización del aparato productivo industrial en relación con el mes de enero de 1995, cuando la economía pujante utilizaba el 85 por ciento de su capacidad industrial. Ni más ni menos.
Se trata de dos hechos sorprendentes: caída de la producción y aumento acelerado de la capacidad ociosa o, su correlato, descenso drástico de la capacidad utilizada, que se reflejan en dos indicadores más: el crecimiento del producto global trimestral más bajo de los últimos 10 años (1.3 por ciento) y el comportamiento negativo -no sólo menor sino negativo- de la inversión productiva en el segundo trimestre del 2001, lo que no sucedía desde hace 10 años.
Si observamos un indicador más la situación crítica se logra percibir aun antes de que descendieran el producto, la inversión, la producción industrial y la capacidad utilizada.
Se trata del denominado Indice Semanal de Indicadores Líderes que trata de ofrecer una síntesis semanal de los indicadores continuos del comportamiento financiero, productivo y comercial. Siguiendo este índice, las dificultades de la economía vecina se perciben desde la semana del 14 de abril, a partir de la cual y luego de dos o tres de volatilidad, este índice fue en declive de manera continua. Y no parece tocar fondo todavía.
Claro que en este marco sorprenden tres noticias que obligan a seguir muy atentos el comportamiento de la economía vecina a través de los anteriores indicadores y , sin duda, de muchos otros como la tasa de interés, el nivel del crédito, las ventas al mayoreo, el crecimiento de los precios, la tasa de desempleo, la evolución de los salarios reales, entre muchos otros. Una primera es la de la evolución positiva de la productividad industrial: a pesar de la caída del producto y del descenso en la capacidad utilizada de la industria, y luego de que prácticamente no creció en los tres primeros meses del año, en el segundo trimestre la productividad creció poco más del 2 por ciento: 2.5, cifra similar al promedio anual de los últimos cinco años.
Asimismo esta semana se informó que el precio de los productos industriales cayó a su nivel más bajo en 15 años y que el rendimiento de los bonos del Tesoro a dos años también descendió a su punto más bajo desde 1992. El primer hecho permitiría pensar que la economía estadunidense no está tan débil como se piensa. Pero los otros dos obligan a suponer lo contrario.
Lo cierto es que todavía no es momento para decir, sin duda irresponsablemente, que ya viene la recuperación, pues aún no sabemos -de verdad que no- si ya se tocó fondo.