DOMINGO Ť 12 Ť AGOSTO Ť 2001
HANK
Ť La gratitud, su moneda para negociar: El Andar Magazine
Combinó exitosamente su paso por la política con los negocios
Ť En 1993, Forbes valuó su fortuna en mil 300 millones de dólares Ť Comenzó de vender pirulís, decía el profesor
ROBERTO GONZALEZ AMADOR
Constructor de una de las mayores fortunas de México a la sombra del poder político, Carlos Hank González, fallecido ayer a los 73 años de edad, tejió en medio siglo una vasta red de conexiones, forjada a su conveniencia y de acuerdo con sus intereses, en la que la moneda más valiosa no siempre fue el dinero.
La red de negocios e intereses políticos tejida por el patriarca Hank González, hijo de un militar alemán que emigró a México después de la primera Guerra Mundial, tuvo su base en los favores que siempre concedió el profesor a su círculo de amigos y socios. "La gratitud es la moneda con la que negocia", escribió en 1999 Julia Reynolds, editora de El Andar Magazine, en un amplio artículo sobre las conexiones del político nacido en Santiago Tianguistenco, estado de México, el 28 de agosto de 1927. "Y si no existe agradecimiento, siempre se puede cambiar por miedo".
Cualquier explicación sobre la forma en que un modesto profesor rural pudo construir un imperio valuado en 1993 por Forbes en mil 300 millones de dólares, desde la base de una artesanal fábrica de caramelos puede resultar poco creíble, si no se añade la circunstancia de que Hank mantuvo siempre un pie en la política y otro en los negocios.
Antes de cumplir 24 años y mientras ejercía como profesor, adquirió una pequeña productora de dulces en Santiago Tianguistenco. Hank González gustaba de relatar, en un tono serio que provocaba disimuladas sonrisas a quienes lo escuchaban, que su fortuna comenzó de vender "pirulís". Según su propia historia, las ganancias obtenidas por la fabricación y venta de caramelos fueron suficientes para después adquirir unos camiones y fundar una pequeña empresa de transporte.
Su ascendente carrera dentro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que inicialmente corrió al amparo de los ex gobernadores del estado de México Isidro Fabela y Alfredo del Mazo Vélez, lo llevó a terrenos en los que pudo combinar la política con los negocios, terreno en el que fue tan exitoso como otro de sus correligionarios, el ex presidente Miguel Alemán.
A partir de las utilidades generadas por su flota de transportes de carga, Hank González fundó en 1969 una de las primeras fábricas de camiones en México, Famsa, la verdadera simiente económica de su imperio.
Para ese entonces, ya había sido alcalde de Toluca, uno de los centros industriales más importantes del país en aquellos tiempos.
"A cada vuelta había ocasión para las ganancias", publicó Forbes en 1993 en un artículo titulado Evaluación de un dinosaurio. "Además de vender vehículos a muchas dependencias públicas, Hank siguió creciendo en el transporte. Sus camiones cargaban grano para una distribuidora estatal de productos del campo (Conasupo) y petróleo para Pemex", añadió.
No era casual que prestara esos servicios. De 1961 a 1964 Hank González había sido subgerente de ventas de la hoy desaparecida Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo), y de 1964 a 1969 fue su director general.
Convertido, incluso después de su retiro formal de la política, en 1995, en un imán que atraía a políticos y empresarios, Hank González siguió ampliando sus campos de influencia en el terreno de la empresa privada. Los negocios de la familia llegaron a abarcar la industria de herramientas (en Campos Hermanos), refresquera (Grupo Embotellador de México), de la construcción (Triturados Basálticos, Tribasa, de la que se desprendió en la década de los 90), de la transportación marítima (fue socio de Transportación Marítima Mexicana), de la bursátil (Casa de Bolsa Interacciones), de la bancaria (Banco Interacciones y Laredo National Bank), de la automotriz (Sociedad Industrial Hermes y concesionario en México de Mercedes Benz) y de la inmobiliaria (Desarrollo Inmobiliario Hermes).
Si Hank González era el regente de la ciudad de México (de 1976 a 1982), sus empresas participaban en las obras desarrolladas en la capital del país, como fue el trazado de los ejes viales. Si ocupaba la Secretaría de Agricultura (fue el titular de esa dependencia de 1990 a 1994), una de las empresas en que participaba con su consuegro, Roberto González Barrera, principal accionista de Maseca, se beneficiaba de la apertura de la frontera mexicana a las compras de maíz. O si era el secretario de Turismo (entre 1988 y 1999), una de las empresas de la familia, Hipódromo Aguacaliente de Tijuana, participaba del negocio de las apuestas para los turistas que llegaban a esa ciudad fronteriza desde Estados Unidos.
Idea trunca
"Habiéndose enriquecido bajo el mecenazgo gubernamental, la poderosa familia Hank se está adaptando a una economía más abierta", reseña el artículo de Forbes. Y así fue. El profesor y Carlos Hank Rhon, uno de sus dos hijos dedicados a los negocios -el otro es Jorge Hank Rhon- acariciaron la idea de crear uno de los grupos financieros más importantes de Latinoamérica, a raíz de la apertura del sistema financiero, iniciada en el gobierno del ex presidente Carlos Salinas.
La crisis de 1995 y problemas legales en Estados Unidos impidieron concretar la idea de la familia Hank. La devaluación de diciembre de 1994 provocó que la familia abandonara el proyecto de convertirse en una de las más importantes firmas latinoamericanas de compraventa de valores, según reportó en 1996 Bloomberg Business News. Hace unos meses, Carlos Hank Rhon llegó a un acuerdo extrajudicial con la Reserva Federal de Estados Unidos para evitar un proceso por compra indebida de acciones en el Laredo National Bank. Hank Rhon dijo en junio pasado que el proceso en su contra en aquel país es una muestra de racismo.
Ese fue un obstáculo que no se había presentado antes. El imperio de Carlos Hank González, que actualmente da empleo a cerca de medio millón de personas en México y Estados Unidos, es un ejemplo de saber aprovechar oportunidades cuando se cuenta con influencia en el mundo de la política.
En 1988, en vísperas de la desregulación del transporte aéreo, la familia Hank fundó la aerolínea TAESA. En 1990 adquirieron por 10 millones de dólares una licencia para operar telefonía celular en Guadalajara. Cuatro años más tarde la familia vendió su participación en 100 millones de dólares.
El 6 de junio, en una entrevista con la cadena estadunidense Univisión, Carlos Hank Rhon habló de la fortuna de su padre.
-ƑQué piensa de esas prácticas que ha habido en México durante las últimas décadas, que permitieron que un funcionario público, con sueldo de funcionario público, llegara a amasar una fortuna tan grande como la de su padre? -preguntó la periodista María Elena Salinas.
Hank Rhon respondió: "Bueno, no es tan rico como la gente cree. Tiene menos dinero que yo... él dice que no le gustaba depender la cabeza del estómago; que no le gustaba que su ideología pudiera estar sujeta al sueldo o no de funcionario".
-ƑUsted cree que él utilizó su puesto para hacer su fortuna?
-No. Estoy seguro que no, porque la conozco, sé cómo la formó, y estoy seguro que no utilizó su posición pública.