MIERCOLES Ť Ť JULIO Ť 2001

Ť El país, "prisionero del sistema neoliberal", acusa el obispo católico de Viedma

Protesta de desocupados contra el ajuste cortó más de 200 rutas y calles en Argentina

Ť Admite el ministro del Interior que el piquetazo fue pacífico; participaron 100 mil personas

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 31 de julio. Le llamaron el piquetazo y fue una protesta a nivel nacional de miles de desocupados y sus familias que desafiaron las amenazas gubernamentales y cortaron más de 200 calles y rutas, quemaron llantas en diversos puntos, pero dejando espacios de circulación mostraron una aceitada organización a lo largo del día para impedir, con columnas de seguridad, que se introdujeran en sus filas los clásicos "provocadores", que la dirigencia de los piqueteros y sindicales atribuyen a los servicios de seguridad.

El ministro del Interior, Ramón Mestre, reconoció que fue una jornada pacífica, y al mostrar un cambio menos fuerte en el discurso confrontativo del gobierno, el funcionario estimó que no se puede negar el derecho de la protesta ante situaciones de injusticia, aunque declaró que ésta debe mantenerse dentro de la legalidad.
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Hubo incidentes serios, pero ajenos a la protesta, como sucedió en Córdoba, donde hubo heridos y lesionados en nuevos en-frentamientos entre los trabajadores de la Empresa Eléctrica ?que intentan impedir su privatización? y la policía, mientras que en Entre Ríos fueron detenidas cinco personas que no pertenecen a ninguna organización de desocupados.

Otra escena lamentable fue la acción de matones de la Unión de Obreros de la Construcción, en Bahía Blanca, donde golpearon a trabajadores indefensos y provocaron siete lesionados, por cuestiones internas.

La movilización de los piqueteros contra los nuevos ajustes que recortan jubilaciones y salarios a partir de 500 pesos (igual en dólares) en 13 por ciento, comenzó en las primeras horas de la mañana y se hizo sentir en esta capital, donde varias calles fueron cortadas por las manifestaciones, algunas de las cuales llegaron hasta la residencia del presidente Fernando de la Rúa.

En la provincia de Buenos Aires se produjeron unos 18 cortes de calles, y el mayor de ellos en La Matanza, un barrio popular del Gran Buenos Aires, con unos 5 mil asistentes, columnas que reunían familias enteras en un ambiente de fuerte tensión debido a las amenazas de represión que durante los últimos días partieron de varios funcionarios gubernamentales.

Desocupación y pobreza

En Rosario, provincia de Santa Fe, que fuera la segunda ciudad industrial del país, la movilización popular tuvo una gran acogida, toda vez que allí existe más de 22 por ciento de desocupados, que suman 3 millones en todo el país.

De igual manera se hizo sentir el drama de la desocupación y la pobreza en las castigadas provincias del noroeste del país sudamericano y otras donde se sumaron los productores agrarios.

Ante esto, de nuevo surgieron voces desde la Iglesia católica, y el obispo de Viedma, Miguel Hesaynes, lamentó el "empantanamiento" del país, al que caracterizó como "prisionero del sistema neoliberal", y aseguró que "Dios no puede ayudar a un pueblo si los gobernantes tienen el corazón cerrado a la justicia, a la verdad y al amor".

Al caer la tarde los líderes de los movimientos de Desocupados y por la Tierra, Juan Carlos Alderete y Luis D'Elía, respectivamente, hicieron un balance de la situación y convocaron una nueva protesta para dentro de una semana.

Los organizadores de la protesta dijeron que se movilizaron más de 100 mil personas en todo el país. "Es extraordinario el poder de convocatoria de la protesta en toda Argentina", declaró Alderete.

Tras denunciar como inconstitucional la ley de ajuste sancionada el pasado domingo por el Senado, Alderete afirmó que esta fue una jornada histórica para los movimiento populares y de trabajadores, ocupados y desocupados que están en contra de la política del gobierno que "nos trae más hambre y más desocupación".

Varios diputados del socialismo democrático, y otros personajes, llegaron para acompañar a los piqueteros de La Matanza, en tanto que la Asociación de Docente de la Universidad de Buenos Aires anunció hoy que no comenzarán las clases al terminar las vacaciones, debido a que el nuevo ajuste lesiona gravemente la educación.

En diversos lugares del país varios piquetes continuarán la movilización durante la noche hasta cumplir las 24 horas propuestas en el plan de lucha, que fue apoyado por centrales sindicales, organismos sociales, humanitarios y estudiantiles.

"No somos fascinerosos ni delincuentes, nuestros compañeros no cobran sus sueldos desde hace meses y si no salimos a las calles, ¿qué tenemos?", dijeron los piqueteros de La Matanza.

Este tipo de protestas sociales comenzó a perfilarse con fuerza entre 1996 y 1997 con cortes de rutas y movilizaciones. En 1999 un informe del Banco Mundial señaló que en el país había 13 millones 400 mil pobres y 3 millones 200 mil indigentes en una población que alcanza unos 36 millones.

Así, los cortes de rutas comenzaron en 1997 cuando en las localidades de Cutral Có y Plaza Huincul, en Neuquén, a más de mil 100 kilómetros de distancia de esta capital, los pobladores, cercados por el hambre y la desocupación, decidieron to-mar rutas. Formaron los llamados piquetes y desde entonces se instaló esa modalidad en la sociedad nacional.

El desempleo tuvo su pico histórico du-rante el gobierno del peronista Carlos Me-nem, con 18.6 por ciento en 1995, de acuerdo con cifras oficiales, y 20 a 24 por ciento en números sindicales.

Además, encuestas recientes demostraron que los ricos argentinos ganan 26.4 veces más que los más pobres, y esto significa la peor desigualdad de ingresos desde 1974.

Además, el 10 por ciento que más gana acumula 36.9 por ciento. Contra esas realidades luchan los piqueteros, cuyos movimientos llevan en algunos casos los nombres de sus humildes héroes.