MIERCOLES Ť 1Ɔ Ť AGOSTO Ť 2001
Ť Reitera ante el Senado que no se aplicará en comunidades indígenas que lo rechacen
Nuevo encomio de Salazar Adame al Plan Puebla-Panamá
RENATO DAVALOS
El comisionado del Plan Puebla-Panamá, Florencio Salazar Adame, admitió que el conflicto en Chiapas vuelve vulnerable a esa entidad para la consecución de ese programa. Nosotros "no haremos ruido y asumiremos los acuerdos tomados por el gobierno y la Cocopa".
El plan no se aplicará en las zonas donde las comunidades indígenas no lo quieran, según nos ha instruido el presidente Vicente Fox, dijo en un encuentro con senadores y diputados. En algunas regiones, apuntó, prevalecen "grupos radicales y fundamentalistas".
Puntualizó que se prevé canalizar 42 mil millones de pesos en el próximo quinquenio, de los que 22 mil se derivarían de recursos fiscales y el resto de inversiones privadas.
La insistencia de los legisladores y después de los representantes de los medios de comunicación llevó al ex funcionario priísta a señalar que tras el Plan Puebla-Panamá no hay intenciones geopolíticas hegemónicas ni nuevos imperialismos. Sostuvo que tampoco tiene el propósito de extraer riquezas para entregarlas al exterior. Es el juego de "ganar todos", asentó.
Por muy radicales que sean los grupos, los benficios del plan deben conocerse, insistió. Se trata de una serie de acciones que pretenden pagar una deuda social que "no contrajo este gobierno, sino los gobiernos autoritarios que tuvimos", acusó.
Fue una larga comparecencia de más de dos horas en el recinto senatorial, en la que Salazar repasó los grandes objetivos del plan. Tratamos de que en su instrumentación se respeten las costumbres y las culturas indígenas, pero "no queremos que se vea como un paquete la controversia contra la ley respectiva y el programa, especialmente cuando éste no se ha conocido totalmente".
Incluso trató de ironizar con una historia de un mitin de protesta contra el oscurantismo. Al final, dijo, alguien le preguntó a uno de los asistentes Ƒqué es oscurantismo?, y éste respondió: "no sé, pero que muera el oscurantismo".
Del lado mexicano el programa afectaría a una población de 27.5 millones, de los que 7.5 millones son indígenas. El marco geográfico del plan se extiende a 64 millones de personas. Salazar detalló los grandes objetivos y dijo que la previsión gubernamental trata que las inversiones federales se dediquen fundamentalmente a la infraestructura carretera.
A la iniciativa privada le corresponderían las terminales portuarias, aéreas y ferrocarrileras. En el caso de Puerto Madero, en Chiapas, refirió que está en estudio su viabilidad técnica para decidir si reactiva o no el proyecto iniciado en tiempos del echeverrismo.
Desarrollo regional del istmo
En el caso de Tehuantepec, Salazar explicó que se busca un desarrollo regional, pese a la "carga ideológica y política que tiene la zona" desde el siglo XIX. No pretendemos vender la soberanía y buscaremos, como en el resto del plan, que los proyectos sean validados por los estados, municipios y comunidades.
También se refirió al gran proyecto de interconexión eléctrica que pretende desarrollarse en la región. Desde hace seis años hay financiamiento español y hay un ofrecimiento para canalizar 60 millones de dólares en el lado mexicano para la construcción de una gran hidro-eléctrica.
Al senador panista Luis Rico le interesó la parte turística del plan e incluso habló del desarrollo de proyectos como el de la escalera náutica en el Golfo de Cortés. Salazar citó que hay un fondo conjunto de Hacienda y el Banco Mundial por 30 millones de dólares para promover desarrollos ecoturísticos en zonas indígenas.
No pretendemos que el plan se convierta en un instrumento tecnocrático que se imponga desde el centro a los estados; para que sea viable deberá evitarse cualquier especulación.
Movilizaciones como la chiapaneca de ayer, precisó, fueron contra la ley indígena y se incluyó al Plan Puebla-Panamá; este tipo de movimientos pueden constituirse en obstáculos para el desarrollo del proyecto, aceptó.
Cuando se refirió al caso del agro -la mitad de la población del sur sureste del país se dedica a esa actividad-, acusó a los productores de haber agotado los cultivos cafetaleros o copreros. Incluso con deferencia pronunció el nombre de Rubén Figueroa en Guerrero, cuando éste trajo la palma africana, "que a los productores no les gustó".
Planteó que en el caso del café sólo hay cultivos de calidad en ciertos lugares de Chiapas y Veracruz, pero en otros se trata de garbanza. Hay una propuesta centroamericana, indicó, para crear una empresa productora y comercializadora de los productores, al margen del dominio gubernamental. El secretario de Agricultura, Javier Usabiaga, ha dicho que "es viable" y ahora se exploran las fuentes de financiamiento.
En el caso cafetalero a México también le ha afectado el súbito repunte de las exportaciones vietnamitas del aromático, señaló el funcionario.
Estableció que es un error ver el plan Plan Puebla-Panamá como un asunto partidista. Sólo será exitoso si la gente lo asume como suyo. No queremos repetir la experiencia de programas ambiciosos del pasado como el de la Chontalpa.
El presidente de la Comisión de Asuntos Fronterizos, Max Jones, se dirigió a uno de los asistentes para señalar si quería hacer una pregunta.
-Es un colaborador nuestro. Si pregunta, lo despido -dijo Salazar.
En entrevista con los medios, a Salazar le recordaron los cuestionamientos que le hicieron senadores hace unos días, específicamente en el caso de lo que sucederá con los recursos petrolíferos, eléctricos o incluso de uranio. El petróleo siempre se ha vendido a Estados Unidos, aseveró, por lo que la soberanía no se dañará.
No le estamos haciendo el trabajo sucio a Estados Unidos con la detención del flujo migratorio, abundó. Generar condiciones de desarrollo influirá en ello, pero "sería vergonzoso mantener esa circunstancia social para esas comunidades que se ven empujadas a la contratación de bandas de criminales que luego las abandonan en la frontera".
Nuestra tarea es comunicar el plan y dialogar los proyectos con las comunidades. Si hay algunos grupos que se oponen con visiones "fundamentalistas", lo harán a sabiendas del costo social que entraña frenar los proyectos. Pero el plan "no se impondrá", concluyó.