DOMINGO 29 DE JULIO DE 2001


La polémica venta de la isla en Sinaloa

El Maviri, on sale

Es un paraíso: 65 hectáreas de playas casi vírgenes, donde todavía los pelícanos se pasean confiados entre la gente y el pescado fresco sale de la bahía. Pero el "zarandeado" -orgullo culinario de El Maviri- y los atardeceres junto al mar pronto serán historia para la gente de Los Mochis, que cada fin de semana recorre los 30 kilómetros que separan la playa de la ciudad. La isla está en camino de convertirse en un complejo turístico de "primer mundo" (¿acaso hay otro argumento?). Los pobladores no tienen duda: "Se está privatizando. La isla será inaccesible para la gente común"

DANIELA Pastrana

Los Mochis, Sin. La isla es una franja larga y angosta, que se extiende en un horizonte sin fin. Todo es playa. De un lado hay bahía. Del otro, mar abierto. Para llegar está el camino que se construyó con la tierra que le sacaron al mar, cuando el gobernador Francisco Labastida quiso convertir Topolobampo en el primer centro portuario del país.

 mas-mavi.jpgEl Maviri -llamada así por los lugareños, aunque su nombre real, mayo, sea Baviri (lugar de ánimas)- es algo así como la tierra prometida para los pobladores de Los Mochis, en el municipio de Ahome. Cada fin de semana, unos 60 mil lugareños recorren los 30 kilómetros que separan la playa del quemante asfalto de la ciudad.

Aquí nadan, se asolean, disfrutan de mariscos frescos del Pacífico y del famosísimo pescado "zarandeado", cuya receta, presumen, no puede igualarse ni siquiera en otros lugares de Sinaloa. Ya por las tardes, los visitantes aparcan en el camino, justo en la curva donde está el "santuario" (así le dicen) de los murciélagos. Es un espectáculo. Apenas anochece y de la cueva gigante salen millares de oscuros animalitos, legendarios inspiradores de historias terroríficas.

Las imágenes, empero, pronto serán cosa del pasado para los habitantes de la zona. Por lo menos, eso es lo que piensan los opositores a la venta de una parte de la isla a inversionistas extranjeros, que ven en este paraíso un exitoso complejo turístico de corte internacional.

"En el mejor de los casos, tendremos un Maviri para ricos y otro para pobres -dice Guillermo Padilla Montiel, ex presidente de la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y de Alimentos Condimentados (Canirac) local, y uno de los principales opositores-, pero lo más seguro es que El Maviri sea inaccesible para la gente común".

Para Osvaldo Villaseñor, editor del diario Noroeste en Los Mochis, donde se ha dado una amplia cobertura al caso, es únicamente la continuación de una tendencia hacia la privatización de las playas vírgenes del país. El desenlace, entonces, es predecible: "los lugareños quedarán excluidos de sus playas".

"Rosa Mar", como se ha conocido al proyecto, podría ponerse en marcha en seis meses. Aunque no se ha presentado oficialmente, aquí se habla de una inversión de 200 millones de dólares (de los cuales 7.5 serían para el ayuntamiento de Ahome), para la construcción de dos hoteles, una zona habitacional y un campo de golf de 18 hoyos.

Por el momento, la polémica provocada por las irregularidades jurídicas en la venta y las inminentes campañas electorales (en noviembre próximo habrá elecciones locales en Sinaloa) parecen tener suspendido el proceso. Pero los opositores a la venta no se hacen ilusiones: el proyecto no es mal visto por el gobierno estatal y cuenta con el aval del gobierno municipal y de un sector del PAN, que representa la oposición más fuerte a nivel local.

*"Vender en greña"

En octubre de 1996 -durante la administración del panista Francisco López Brito-, el Consejo Municipal de Desarrollo Urbano y Ecología de Ahome elaboró un proyecto de desarrollo que el 28 de enero de 1997 fue aprobado por el cabildo. El Plan Regional Turístico de la Isla Maviri, publicado el 11 de abril de ese año, establece que el ayuntamiento será el responsable de planear, regular y administrar las reservas territoriales. Es decir, es el único responsable de su fraccionamiento.

El decreto señala, además, que de las 65 hectáreas que tiene la isla, 18 serían destinadas a la inversión privada "local o extranjera" (que sería susceptible de "venta o concesión a particulares hasta por 20 años"), 15 a la zona habitacional y las 32 restantes quedarían como áreas de servicios, para apoyo turístico y espacios abiertos.

La idea, en realidad, no era nueva.

La desincorporación de la isla como zona federal marítima terrestre para destinarla a un proyecto de urbanización y desarrollo turístico se remonta a octubre de 1970, cuando fue decretada la expropiación de los terrenos de la isla "por causa de utilidad pública".

Los restaurantes se instalaron a principios de los ochenta. En 1997, según el último censo levantado por la Semarnap, había 13 concesionarios que cumplían con el pago por uso y aprovechamiento de la zona federal.

El único antecedente de un proyecto turístico en la isla fue el que promovieron a principios de los noventa estudiantes de arquitectura del Instituto Tecnológico de Los Mochis. Era un complejo hotelero que incluía urbanización y planta tratadora de aguas residuales. Sin embargo, el estudio de impacto ambiental desanimó a los empresarios interesados.

Hasta ahí, no había problema.

Sin embargo, en febrero de este año se conoció la propuesta de vender una parte de la isla (se habla de 18 hectáreas, pero hay quienes dicen que son más) a la empresa estadunidense Em2 Group, que a través de su representante, Albert Rosario, ha ofrecido un pago inicial de 7.5 millones de dólares al ayuntamiento para dotar de servicios públicos a la isla.

La difusión de la venta desató un escándalo, que se ha ido complicando jurídica y políticamente a partir de la revelación de irregularidades en el proceso de compraventa que involucran a destacados miembros de la clase política local, como es el caso del regidor panista José Antonio Gutiérrez Román, cuyo cuñado, Luis Fernando Hays Olea, sería promotor de la empresa.

Pugnas políticas aparte, el debate sobre la venta de El Maviri ha crecido por la falta de información oficial.

"Desde el inicio huele muy mal, porque se oculta la información a la ciudadanía -dice Guillermo Padilla, quien interpuso un amparo en contra de la venta- ¿Quiénes son los verdaderos inversionistas? Hablan de vender 18 hectáreas y media, pero luego se dice que no se están contando las vialidades y los espacios abiertos y sólo unos cuantos privilegiados tienen la información".

Hay, además, una confusión legal, porque el cabildo aprobó la venta y no queda claro si la decisión final corresponde al Congreso local o el decreto de 1970 ampara la determinación municipal.

El gobernador Juan S. Millán, de plano se ha deslindado. "Los detalles los tiene el municipio, que tiene la responsabilidad", dijo en marzo.

Lo único concreto es la carta-compromiso de venta, en la que los inversionistas ofrecen al ayuntamiento un pago inicial de 7.5 millones de dólares para la introducción de los servicios.

Lo que aquí le llaman "vender en greña" la tierra.

"Van a pagar tres pesos por el terreno en greña -reniega Guillermo Padilla-, el ayuntamiento va a usarlo para ponerles servicios, que los van a beneficiar, y luego los terrenos, ya turísticos, van a tener una plusvalía 10 veces mayor. Pues qué buen negocio, ¿verdad?"

* * *

En El Maviri ven con fatalidad su suerte. A pesar de las promesas de empleo, muy pocos creen que el desarrollo turístico les traiga beneficios.

Ya les pasó con la gran apuesta de Francisco Labastida: Topolobampo. El centro portuario "más importante del país", inaugurado como tal en 1991 por Carlos Salinas de Gortari.

A la distancia, los pobladores reconocen que efectivamente, Topolobampo tiene ahora un movimiento portuario mayor que el de Mazatlán o el de Guaymas.

Pero el desarrollo (se instalaron plantas de Cemex, de Fertimex, la termoeléctrica, y la Administradora Portuaria Integral, y se amplió Pemex), trajo otra realidad:

La flota camaronera, que era la más importante a nivel nacional, se cayó. Los esteros desaparecieron y con ellos, los pescadores afiliados a la Federación de Pescadores de Bahías de la zona Norte de Sinaloa y Sur de Sonora, que en su época de bonanza llegaron a tener una flotilla de 5 mil lanchas. Ahora, no queda más que un puñado. Del pasado glorioso sólo quedan pilas de lanchas oxidadas a un costado del pueblo, que desde el observatorio que está en el camino de la termoeléctrica presentan una triste imagen.

Será por eso que en la playa en venta, a unos 15 minutos del centro portuario, un vecino de Los Mochis no oculta su pesar: "El Maviri se va a vender ?insiste?, y el único beneficio será para ellos (los inversionistas)".*