REPORTAJE
Cobran auge los negocios que ofrecen encontrar a una media naranja
La tecnología, tan eficaz como una pócima para acabar con la soledad de los amorosos
MARIA RIVERA ESPECIAL
El negocio de la soledad está en auge. Encontrar pareja ya no resulta tan fácil como en el pasado; la mayoría de habitantes de las grandes ciudades coleccionan historias de búsquedas que terminan en ninguna parte. Los medios tradicionales de relacionarse se están perdiendo, al tiempo que surgen otros más acordes con la época, como los casamenteros profesionales, los anuncios de ocasión o los chats cibernéticos. Pero cuando la modernidad falla, siempre queda el recurso de los viejos y probados métodos: voltear a San Antonio de cabeza o conseguir amuletos y pócimas mágicas.
Los viejos barrios donde todos nos conocíamos -al carnicero se le saludaba por su nombre y el señor de la tiendita nos fiaba- han desaparecido, remplazados por ejes viales, explica la psicóloga social Graciela Mota. "Ahora el prójimo es aquél del cual tengo que cuidarme." La inseguridad y la tecnología están recluyendo a la gente en sus casas, impidiéndole el tránsito por lugares donde podría conocer una posible pareja. Hoy sólo quedan el trabajo y la escuela como reductos confiables para vincularse, continúa.
Otro hecho que marca la diferencia es la irrupción de las mujeres en los escenarios públicos y de los hombres en los privados, convulsionando los usos y costumbres. "La mujer que se basta a sí misma ya no necesita una pareja que la mantenga sino que la quiera, pero los hombres no han podido manejar esos cambios, se sienten amenazados y responden replegándose. El resultado es que el encanto del compromiso se ha perdido: la creación de vínculos permanentes ya no es importante en la actualidad", resume la ex presidenta del Colegio Nacional de Psicólogos.
¿Buscas pareja?
El oscuro panorama no impide que los amorosos sigan escrutando el horizonte a la espera de un milagro. ¿Busca pareja? La simple pregunta escrita en mantas que penden de bardas y puentes peatonales en la ciudad de México provoca que más de un apresurado automovilista o transeúnte capitalino se detenga en seco, y como no queriendo la cosa apunte el teléfono de aquellos que ofrecen poner fin a su desvelo.
Voces femeninas explican del otro lado de la línea que Grupo de Encuentro AC es una asociación civil que pretende fomentar las relaciones humanas y no un simple medio de ligue. Aclarado el punto, despliegan el menú: citas para conocer prospectos, buzón de amigos, método confidencial, catálogo de solteros y cenas baile. Cada opción tiene su precio y a mayor sofisticación se incrementa la cuenta.
Al inscribirse hay que llenar un cuestionario con datos personales -descripción física, nivel socioeconómico y aficiones. Después se hace el perfil del galán utópico. A mayor precisión, mejores resultados, indica Pilar, la ejecutiva en relaciones humanas que se dará a la tarea de colocar nuestro corazón en el mercado amoroso. "Nada de que ni muy gordo ni muy delgado, ni grandote ni chiquito: cuántos kilos y qué estatura", exige, poniendo fin a las divagaciones. También requiere el color de tez preferido, la forma de vestir y la posición económica. Explica que si una es de mente abierta y aventurera se incrementan las opciones, en cambio los melindrosos terminan mal.
En medio de la plática suena el teléfono. Es una de sus asesoradas, que llama para quejarse del último hombre que le han presentado. Pilar la escucha tranquilamente al principio, pero conforme aumenta el tono de los reclamos se impacienta. "No mana, eres muy delicada, ya te he presentado a cuatro muchachos y ninguno te acomoda. Hay que conformarse, por eso no te has casado." El último argumento convence a la mujer del otro lado de la línea, que pide una nueva oportunidad.
La ejecutiva vuelve a poner su sonrisa y echa un vistazo a la lista de peticiones: alto, simpático, bien vestido y preparado. Pregunta: "¿Qué significa exactamente eso de preparado? Porque de esos no hay muchos". Al reducir las expectativas, dejándolas en primaria terminada, siempre y cuando sea querendón, va a su archivo. "Aquí hay uno que es ideal, es licenciado, pero además tiene un Mistique." El Mistique despeja cualquier posible duda.
Pasa al siguiente trámite. Pregunta cuáles son los horarios disponibles para concertar las citas. No, no hay límites, explica; algunos socios -acuciosos- llegan a entablar hasta tres encuentros por semana. Las presentaciones se hacen en las instalaciones de la asociación y después la pareja se encamina a un café para conocerse. Al día siguiente tienen que llamarla para dar su versión del encuentro, y así ella evaluará si hasta ahí llegó la búsqueda o hay que proseguir.
Rafa, un joven de veintitantos años, llega a la oficina para esperar su nueva cita. Traje café claro, camisa blanca, corbata estampada, zapatos relucientes e impecable peinado a base de gel. Su aspecto es el de un vendedor de autofinanciamiento listo para cerrar el trato. Las ejecutivas lo reciben con reclamos: las dos mujeres con las que ha salido se han quejado de que llega tarde. "No aguantan nada, si nomás dejé a una plantada", se defiende él, muy orondo.
Los cinco teléfonos de la oficina no paran de sonar. Solicitan información. Pili, como pide que la llamen, regresa al ataque y ofrece nuevas opciones para encontrar novio. "Tenemos la última edición del catálogo de solteros, que sólo cuesta 130 pesos, viene con fotografías y teléfonos. Es muy efectivo." Comenta que en ese caso no se requiere de intermediarios, basta marcar el número del elegido y hágase Señor tu voluntad. ¿Pero qué pasa si uno no desea que las citas o los mensajes sean interceptados en casa? Pues para eso está el buzón confidencial. Por 80 pesos más los recaditos amorosos serán recibidos en el grupo de encuentro, impidiendo que caigan en manos del enemigo.
Baile de viernes, ligue posible
Finalmente están las reuniones abiertas a todo público. Es viernes por la noche y no paran de llegar los convocados al restaurante de la colonia Condesa. Hombres y mujeres son recibidos a la entrada por dos señoritas que les ponen gafetes con sus nombres. "Así todos sabrán cómo te llamas, chula."
Maru es una atractiva psicóloga divorciada, de poco más de cuarenta años, que es habitual de esas reuniones. Explica que la mayoría de los presentes va por la segunda vuelta, como ella. Gente que podría suscribir aquellas palabras de Capote: "Pedazo a pedazo entregué mi corazón en el pasado a extraños que desaparecían de pronto, o se bajaban en la primera estación".
A media noche la pasarela del amor resulta insuficiente. Con sus mejores pasos -aprendidos durante el auge de John Travolta y Gloria Gaynor- los bailarines atacan cumbias, merengue, rock y hasta al mismísimo Tarkan (cantante turco omnipresente en las discos actuales).
"Mi ex marido era un desobligado, no me arrepiento de haberme divorciado -suspira Maru-; lo malo es que se queda uno tirado en la casa como traste viejo." Afirma que no está dispuesta a pasar sus fines de semana viendo televisión, por eso se inscribió al grupo, para conseguir "un hombre romántico que me escuche". Mientras se abanica y el Paloma Picasso envuelve a todos a su alrededor, ofrece consejos: es importante llegar temprano para quedar cerca de la pista y hay que bailar con todo aquél que lo solicite. "Acepta aunque no te guste el que te invite porque sólo así te puede echar ojo algún galán. Aquí se trata de que te vean."
Uno de los hombres que parece divertirse más en la fiesta es don Armando. Delgado, elegante y sonriente, no hay forma de sentarlo a platicar. Pese a sus casi 80 años asiste cada semana al lugar y no para de bailar.
-¿Por qué?
-Porque no sé si estaré vivo mañana.
Da las gracias por la pieza y se aleja en busca de la próxima mujer a la que extenderá su mano y dirá: "¿Me permite?"
Eros intercontinental
Gaviota y Bichito (los nips o seudónimos que utilizan para chatear) se conocieron el 5 de mayo del año pasado mediante Internet. En México era de madrugada -2 am- y en España las 10 de la mañana. Bichito, agente financiero de treinta y tantos años, desde que compró su computadora empezó a comunicarse por la red. Aquel día se conectó al portal de Terra porque le habían dicho que los mexicanos eran buena onda. Al mismo tiempo, en el DF, Gaviota -periodista, también en los treinta- chateaba, como es su costumbre, hasta altas horas. Se localizaron en la pantalla y entablaron conversación sobre temas personales. Tenían mucho en común.
Los siguientes días se intensificó la comunicación, y al tercero intercambiaron números telefónicos. Se hablaban varias veces durante la jornada, al tiempo que continuaban conversando por la red. Un mes después la parte española vino a México y empezó el romance. Volvieron a encontrarse tres meses más tarde y decidieron que ni su bolsillo ni su paciencia podían más. Actualmente residen como pareja en el DF.
"El diálogo con ella me estaba llenando -recuerda Bichito- en la cabeza algo se me despertó, apareció la idea de que tal vez fuera la persona que estaba deseando. Cuando miramos a alguien y nos gusta decimos me lanzo, pero después, cuando observamos su interior resulta que no era lo que esperábamos. En nuestro caso fue distinto, la conocí primero por dentro, tal vez por eso ha funcionado."
El Internet te puede enriquecer o embrutecer, advierte Gaviota, es según lo que le pidas al medio. La mayoría de los que se conectan en la red son chicos muy jóvenes que van por sensaciones y no les interesa saber quién está detrás. "En un chat hay dos formas de relacionarse: dejándose envolver por el anonimato y la superficialidad o yendo con la verdad por delante, como fue nuestro caso."
La red ofrece ventajas para la comunicación sentimental, explica Román Gubern en su libro El eros electrónico. "Resulta ideal para los tímidos o los solitarios forzosos, como las personas que efectúan tareas nocturnas o viven en zonas despobladas." También señala que el anonimato cancela el racismo étnico, y los sociales de la edad, la fealdad o la enfermedad.
El éxito de los chats y mensajeros instantáneos ha hecho que hasta partidos políticos como el Revolucionario Institucional creen una página para que jóvenes afines política e ideológicamente se conozcan. Como en el caso de los casamenteros profesionales, piden datos del usuario y de la pareja que busca. Habrá que ver si con preguntas como cuáles son los valores universales más importantes para ti o cuáles son tus ideales se puede armar un rompecabezas sentimental.
Actualmente los sitios más populares entre los jóvenes son Latin chat, Starmedia, UOL chat, MSN messenger, Yahoo messenger o ICQ -un servicio de mensajería y chat personalizado. Estos se dividen en salas por temas, edad o zonas geográficas. Los de ligue y romance son los más socorridos. La comunicación puede establecerse entre todos los que están en una sala o de manera privada en sitios que los propios usuarios crean, explica Luis Gabriel León García, encargado de un cibercafé. Entre los inconvenientes destaca que prácticamente nadie dice la verdad y los cambios de género son de lo más común. "La principal regla es no dar datos personales. Si quieren comunicarse por teléfono lo mejor es ofrecer el número de un celular, pero nunca el de casa", aconseja.
La gente debe recordar que esto es un juego, tercia David Sucilla, otro de los trabajadores del lugar. Lo malo es que muchos lo toman como un medio para encontrar pareja y eso casi nunca sucede. "Los que se conectan a la red tienen en común la soledad, son personas con problemas para adaptarse a cierto grupo."
Entre propaganda de salones de masajes, y profesionales que ofrecen realizar cualquier tipo de fantasías, han empezado a aparecer en avisos de periódico y revistas que proponen enlaces abiertos -lo que signifique esto- o citas para salir al cine, tomar la copa, platicar sobre temas comunes. Nada que ver con aquellos anuncios de la revista Confidencias que comenzaban con "señorita seria busca hombre honrado con fines matrimoniales".
Por su parte la comunidad gay tiene una amplia variedad de revistas donde las búsquedas son más bien de tipo sexual que emocional. Todos dicen ser amantes acrobáticos, tener cuerpos de gimnasio y ser "alivianados". Sólo un anuncio hablaba de una "naturaleza sensible en busca de un alma gemela".
Entre chupamirtos y amansa guapos
Pero cuando la modernidad no da resultados, los conjuros mágicos son otra posible opción. Entonces no queda más que encaminarse al mercado de Sonora en busca de ayuda. En los puestos se amontonan desde los tradicionales perfumes Siete Machos y amuletos de chupamirtos hasta productos importados de Sudamérica como las hierbas aromáticas Amansa Guapos -"que atraen el amor y el afecto a nuestras vidas"- o el sachet Sexo Pronto... para eso.
Miguel Cruz, santero del mercado, reconoce que la mayoría de las personas que acude a su establecimiento lo hace por razones amorosas. Hierbas, amuletos y trabajos son los medios más socorridos para conseguir novio. Los amarres -trabajos en los que se unen las fotos de las dos personas, y se incorporan prendas o uñas del pretendido- son lo más efectivo cuando una persona quiere tener una relación seria, pero hay que ahorrar porque cuestan 1,500 pesos. Si la economía no da para tanto y sólo se busca pareja está la opción de los amuletos preparados que incluyen chupamirtos, polvos de rosas africanas, esencias y perfume, y salen en 200 pesos.
Unos pasos más adelante se encuentra el local de Divina, una mujer de recia presencia y mirada dura. Del anuncio de entrada se deduce que ahí no se andan con niñerías, hasta a la magia negra recurren para lograr sus propósitos. Los precios tampoco se andan con contemplaciones: los amarres cuestan 5 mil pesos.
-¿No se le hacen caros, oiga?
-El amor cuesta, y nosotros aseguramos que será para toda la vida. Termina la frase guiñando un ojo como diciendo: ga-ran-ti-za-do.
La psicóloga Graciela Mota, más realista, propone recuperar el cortejo y las habilidades de seducción, que desde su punto de vista han ido perdiéndose en la sociedad contemporánea. "Ya no sabemos coquetear, se prefiere usar un traje ajustado o un gran escote a interactuar con una persona del otro género y seducirla", reflexiona. A los solitarios les pide recordar las palabras de Rilke en Carta a un joven poeta: "No tengas miedo a tu soledad, constrúyela, aprovéchala, desarróllala, de esa manera llegará el día en que encuentres otra soledad enriquecida, y ambas sean capaces de rendirse homenaje".