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El mundo asiste desde
hace decenios a una continua y abierta violación de los derechos
humanos y de la legalidad internacional. En Palestina, por una resolución
de 1947 de las Naciones Unidas, deberían coexistir (y quizás
federarse, dado lo exiguo del territorio y la necesidad de asegurar la
paz en la región) dos pueblos y dos Estados. En lugar de ello,
las tropas israelíes expulsaron en 1948 a centenares de miles de
palestinos (se calcula que entre 700 mil y 900 mil, hombres, mujeres,
niños, ancianos) utilizando el terror, destruyendo las casas, los
montes frutales, los cultivos, realizando masacres de poblados enteros.
El nacimiento del Estado de Israel por el terrorismo organizado y la violencia
racista, la construcción de un Estado sobre una base religiosa,
fundamentalista, la utilización del racismo para imponer un régimen
similar al del apartheid sudafricano, son procesos que se ocultan a los
judíos de todo el mundo y a la opinión pública mundial
para mostrar a Israel como un pequeño David amenazado por el fundamentalismo
islámico y los regímenes árabes, que serían
el nuevo y gigantesco Goliath.
Sin embargo, los llamados "nuevos historiadores" judíos,
en Israel y en la diáspora, salvan el honor de su pueblo tratando
de demostrar cuáles fueron los hechos reales. Por ejemplo, Yaron
Ezrachi, en Rubber Bullets (Balas de Goma), escribe "Sólo
unos pocos han admitido que la historia del retorno, de la redención
y de la liberación de sus padres era también una historia
de conquista, de desplazamiento, de opresión y de muerte"
y dos judíos franceses (Dominique Vidal y Joseph Algazy), que combaten
la política racista de Israel, recuerdan en su libro El pecado
original de Israel (Les Editions Ovrières, París-Bruselas
1998) (o sea la expulsión por motivos raciales de los palestinos
en los orígenes del Estado judío) que el 14 de mayo de 1998
el Estado de Israel hizo publicar por su ministerio de Educación
un Libro del Jubileo, para la formación de la juventud israelí
(un tercio de la cual es de origen árabe y está compuesta
por los hijos de los conquistados que se sometieron). Según el
diario conservador-laborista Haaretz "el libro ni menciona la existencia
de un pueblo palestino ni antes del establecimiento de Israel ni después
y tampoco habla del plan de división de 1947 que había creado
dos Estados -uno judío, otro árabe- en Palestina".
Agrega el diario: "El capítulo que se refiere a los esfuerzos
de paz evoca los tratados con Egipto y Jordania pero ignora completamente
los acuerdos de Oslo y el actual proceso de paz con los palestinos".
Conviene, por consiguiente, tratar de responder a algunos mitos repetidos
permanentemente por el gobierno de Israel para justificar su apartheid
y su expansionismo En primer lugar, en 1922 los judíos llegaban
apenas a 84 mil personas en Palestina y representaban un décimo
de la población total; en 1946 los británicos habían
hecho ascender ese número a 608 mil, o sea, a un tercio de los
habitantes. Theodor Herzl, fundador del sionismo, había pensado
en establecer el Estado judío en Argentina o en Sudáfrica;
después había negociado con el Sultán turco, con
el emperador Guillermo I de Alemania, con el reaccionarísimo para
Pío X y hasta con los ministros del zar (asesino de judíos)
para que le ayudasen a fundar dicho Estado. Encontró lo que buscaba
en Inglaterra, que quería despedazar el imperio otomano y que emitió
la declaración Balfour del 2 de noviembre de 1917 donde se comprometía
a "emplear todos sus esfuerzos" para establecer en Palestina
"un hogar nacional judío" (sin preguntarles, por supuesto,
su opinión al 90% de los habitantes de la región que concedía
al sionismo). Los británicos poblaron así Palestina con
judíos venidos del exterior. La mayoría de los judíos,
en todo el mundo (en Europa oriental o en Estados Unidos o Argentina)
no eran sionistas. Muchos en efecto eran socialistas o buscaban integrarse
en su país de residencia. Y los que querían emigrar, lo
hacían a América, no a Palestina. Será la combinación
entre la política británica, primero, y el terrorismo racista
nazi, después, más el extermino de los judíos no
sionistas en el Holocausto, lo que empujará a decenas de miles
de judíos hacia Palestina. Los mismos sobrevivientes de los campos
nazis de concentración, en un 50% preferían emigrar a Estados
Unidos. Pero entre 1940 y 1948 Washington sólo dio visados a 57
mil. Palestina no fue una opción, sino una imposición. Los
judíos, mediante el terrorismo del grupo Stern, desde 1940 y del
Irgun, igualmente de derecha, trataron de expulsar a los ingleses para
llenar Palestina de judíos. El bien armado ejército clandestino
Haganah se agregó a esa lucha terrorista. El 22 de julio de 1946,
esos grupos hicieron volar el Hotel King David, sede del comando británico,
causando un centenar de muertes. La opinión pública inglesa,
todavía traumatizada por la guerra, pidió entonces la retirada
de las tropas y un acuerdo entre Stalin y Washington, a pesar de la guerra
fría, empujó hacia la constitución de un Estado judío
en Palestina. Moscú dará las armas y "voluntarios"
a la Haganah para combatir a los débiles Estados árabes
que, en orden disperso, protestaban contra la decisión extranjera
de crear otro Estado en su tierra.
Israel nació por consiguiente con el apoyo de la dictadura burocrática
soviética (antisemita y antisionista pero deseosa de debilitar
a Inglaterra) y con el de las potencias coloniales y el de Washington
así como antes había sido inventado por los sionistas y
por Balfour. Nació del terrorismo judío y de la decisión
de las grandes potencias. El llamado derecho al retorno de los judíos
es pues un mito, porque no había dónde retornar, muy pocos
judíos querían ir a Palestina y, además, Israel niega
todavía el derecho al retorno a los millones de palestinos que,
esos sí, fueron expulsados de sus tierras, las cuales fueron expropiadas
sin indemnización, y despojados de todos sus bienes, que fueron
a parar a manos de los nuevos colonizadores judíos.
Por último, Israel no es David. Ese papel le corresponde a la más
larga y tenaz resistencia social y nacional del siglo XX: la de los palestinos,
que actualmente enfrentan al opresor en su segunda Intifada. Los Estados
árabes en 1947 o estaban sometidos a los ingleses (como Jordania
o Egipto) o se habían apenas liberado del colonialismo y eran debilísimos,
como Siria o Irak, o eran monarquías feudales. Sus ejércitos
mal armados y sin voluntad de lucha fueron derrotados sin problema por
grupos judíos bien armados y preparados, que contaban además
con armas y "voluntarios" de Moscú. Desde 1948, los palestinos
se apoyan sobre todo en el pueblo de las tiendas, en los millones de exiliados
y tienen una relación conflictiva con los gobiernos árabes
(algunos de los cuales firmaron la paz con Israel a sus espaldas o intentan
por todos los medios, como los sauditas, sabotear a la dirección
laica y plebeya de Al Fatah y de la Organización para la Liberación
de Palestina y, hoy, de la Autoridad Nacional Palestina.) Estados Unidos,
en cambio, aporta anualmente a Israel casi 5 mil millones de dólares
para armamentos y para reforzar su ocupación militar de los territorios
palestinos. Con métodos propios de los nazis, Israel aplica el
apartheid, encierra a los palestinos en zonas que son guetos, les quita
el agua, el trabajo, la instrucción, el contacto con el exterior.
El David palestino responde sobre todo con las hondas hasta que la opinión
pública mundial obligue a Estados Unidos a cesar su apoyo a los
que recuerdan el Holocausto pero han convertido a los palestinos, en su
propia tierra, en los judíos de los judíos.
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