Ť Con la onda chúntara, El Gran Silencio quiere que ese género siga siendo rebelde
El rock en Monterrey, extremista y disperso
ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO
Monterrey, Nl. Por estas y otras tierras limítrofes está en boga la onda chúntara, propuesta creativa de El Gran Silencio con la que pretende que el rock siga siendo rebelde, como lo fue desde su nacimiento, expresó Tony, vocalista y compositor del grupo regio que no quiere quedarse en el éxito de Dormir soñando, que le abrió las puertas de una disquera trasnacional y la participación en la banda sonora de la película Todo el poder.
Ahora participó en el disco homenaje al vallenatero mayor, Celso Piña, a quien el escritor Carlos Monsiváis llamó el acordeonista de Hamelín, por el gran poder de convocatoria de este músico ídolo de pandilleros y chavos de los cerros que rodean la urbe. "Este disco va a innovar la música de Monterrey, pero también más allá", agregó.
Los del grupo regio iban en ascenso, sólo preocupados por la creatividad, hasta que Julián Villarreal fue separado por consenso de El Gran Silencio. Molesto, Villarreal, apodado El Moco, entabló una demanda por daños y exige le paguen por las ganancias futuras que ya no obtendrá. Quiere que le paguen un millón 600 mil pesos. Eso sigue. Mientras tanto, Tony señala que su música (rock más vallenato) "ya le ha dado de toques la clase media alta y alta. Es un orgullo reconocer que Celso Piña es mi influencia. En un momento repuntamos más que Celso, pero ahora ya los dos participamos en iguales condiciones, hasta en lugares de rock".
Ser chúntaro style es asumir una actitud honesta con uno mismo, de "estar orgulloso de lo que se es. La mayoría de los roqueros de aquí ni nos pelan; tienen la costumbre de dividirnos. Tocas cumbias, entonces dicen que eres vendido; si tocas norteño, entonces eres un mal músico, un roquero frustrado. Tienes que tocar rock, rock rock".
Por haber tocado con Celso nos critican: "Iban bien y ahora ustedes nos van a desgraciar. Pero Celso y nosotros estamos conscientes de que no es así. La música es música y se acabó. El estilo nos marca, pero antes que nada somos músicos. Nuestro sector es necio, pero a nivel nacional lo es más. Nos consideran cumbiangueros; nosotros no tenemos prejuicios, pero sabemos que hay un concepto peyorativo, pero necesitan oír el disco con cuidado, porque sí tocamos cumbias como se deben de tocar, pues para ello hay que chingarse".
-¿Cómo está el rock aquí, en Monterrey?
-Es extremista y disperso. Lo primero, porque hay unos grupos que ya tienen disquera, pero otros no tienen nada. Lo real es que no hay un movimiento ni nada. Para que éste se dé se necesita que la gente haga suyo al rock, una cultura. Los grupos ya no quieren hacer nada; sólo desean estar en una disquera. Eso debilita la posibilidad de un movimiento. Quieren un video, aparecer en la televisión, pero sin una base o raíz fuerte. Creo que están flojeando mucho.
"Hoy existen, a lo mucho, 15 bandas populares, pero antes había unas 120. Eso no es un movimiento, además de que no se pueden ver entre ellos. Te saludan como si todo fuera muy bonito, pero hay muchas envidias. Te ponen trabas, te encarecen la renta del audio. Hay bloqueos. Hay hasta racismo. Hay dizque roqueros a los que papi les compra todo y organizan tocadas con su equipo.
"No me gusta mucho un festival que se llama La machaca regia, porque se me hace muy monopolizante. Nomás pueden tocar los mismos, pero hay un chorro de grupos. Siempre aparece Artillería Pesada, Zurdok... todos los que son amigos de infancia".
Añade que cuál movimiento de rock, si a ellos les han roto su publicidad, por ejemplo. "El mismo Control Machete ha dicho que nunca hemos estado unidos; Zurdok ha afirmado que no somos hermanitos de nadie. Cada quien se rasca con sus propias uñas".
Se defiende Tony de las críticas: "Dicen que El Gran Silencio no es roquero sino cumbianguero. A mí me enseñaron que el rock es rebeldía, ir contra las leyes establecidas. ¿Qué más rebeldía puede haber que ir a un festival de rock y tocarles una cumbia? Eso es ir contra lo establecido del cotorreo. La gente lo acepta y lo empieza a bailar".
Si no hay un movimiento de rock en Monterrey, lo que sí puede afirmarse es que la cosa está viva.