JUEVES Ť 22 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Un interno fue golpeado y cayó en coma, asegura

Denucia reo de Puente Grande un frustrado intento de fuga

Ť En carta a la CNDH, antes de que escapara Guzmán Loera, señaló las anomalías que se vivían en el presidio

CAYETANO FRIAS FRIAS CORRESPONSAL

Guadalajara, Jal., 21 de febrero. Tras la fuga de Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, del Centro Federal de Readaptación Social (Cefereso) de Puente Grande, el pasado 19 de enero, las medidas de seguridad se incrementaron al extremo y trascendió, por una carta enviada el 8 de febrero al procurador Rafael Macedo de la Concha, que a finales del primer mes del año dos internos trataron de fugarse, pero fueron descubiertos y golpeados, uno de ellos hasta caer en coma.

El interno Pedro Antonio Sánchez Guzmán, quien está en el módulo 8 del Cefereso, envió copias a los medios de comunicación de dicha carta, en la que precisa que los dos visitadores enviados por la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) al penal para verificar los abusos, sólo vinieron a justificar a las autoridades.

"Estando en castigo envié una queja ante la CNDH y un día antes de la fuga del señor Joaquín Guzmán Loera, vinieron dos visitadores de dicha comisión, así como el licenciado Enrique Pérez Rodríguez (director de Prevención y Readaptación Social de la Secretaría de Seguridad Pública), y fui llevado ante ellos, pero con triste sorpresa vi que ambos visitadores sólo vinieron a justificar a la institución y no a investigar. Fui presionado por ellos y por los malos funcionarios de esta institución, por lo que tuve que desistirme de la queja", consigna.

El interno agrega que varios funcionarios y personal de seguridad están al servicio de El Chapo Guzmán, y pide protección a las autoridades ya que fue testigo de cómo el narcotraficante manejaba a su antojo al personal del Cefereso.

También acusa que el subdirector del área jurídica, Rafael Dorantes Paz, y una licenciada de nombre "Connie", fueron los responsables de violar su correspondencia y de haberle ordenado al "comandante Pineda" que lo enviara a una estancia acolchonada, donde lo arrojaron con lujo de violencia, esposado y desnudo por alrededor de 25 minutos, para luego ser trasladado a otra área denominada de "tratamientos especiales".

Acerca de la frustrada fuga, relata que "dos compañeros de nombres Juan Fernando Santoy Juárez y Everardo de León Arreola, aproximadamente en la segunda quincena de enero intentaron fugarse a través de un ducto de mantenimiento del módulo 5, saliendo Santoy a la azotea y habiendo sido sorprendido, y tras entregarse en forma pacífica, fue salvajemente golpeado por elementos de seguridad externa, siendo testigos muchos de nosotros a través de las ventanas de los módulos 7 y 8. De la golpiza lo dejaron en estado de coma, cosa totalmente injusta, pues se entregó pacíficamente y como no tiene dinero, pues se ensañaron con él".

El denunciante precisa que estuvo en el módulo 3, donde estaba recluido El Chapo Guzmán, y pudo darse cuenta que los médicos sólo realizaban los exámenes antidoping a los que señalaba el narcotraficante, pero "nunca a sus esbirros, comandados por Jaime Leonardo Valencia Fontes".

Sánchez Guzmán escribe que la "situación ya es intolerable", y es "testigo presencial de cómo absolutamente todos los funcionarios de esta institución eran siervos fieles del señor Guzmán", que vía gentes como los comandantes Padilla (actual comandante de la tercera compañía de custodios), Jacinto (comandante de dos barras y media), el comandante Arturo Sánchez y muchos oficiales que continúan en sus puestos "eran sus siervos fieles".

Acusa al subdirector jurídico, Dorantes Paz, de entregarle a El Chapo Guzmán los expedientes de todos los internos; asegura que "el comandante Olmos (anteriormente subdirector de seguridad externa) autorizó el paso de todos los artículos prohibidos que gozaba el señor Guzmán", y dice que los oficiales del cuarto de control le pasaban reportes de sus conversaciones, "cosa que me consta pues el señor Guzmán me enseñó el resumen de una conversación que sostuve con mi madre en el área de visita familiar". Señala a Silvestre Mateos, actual subdirector administrativo, de haberle proporcionado diversos servicios a El Chapo cuando era jefe de producción de alimentos.

Afirma que "todos los miembros del H. Consejo Interdisciplinario" mandaban al módulo 3 a quienes les indicaba su amo y sacaban a quien él indicaba, "pues a mí me consta ya que nunca quisieron moverme del módulo 3 hasta que se lo solicité al susodicho señor Guzmán".

Al final, Sánchez Guzmán hace responsables de su seguridad y de cualquier cosa que le suceda, a Rafael Dorantes Paz, Silvestre Mateos, Agapito Olmos y al comandante Padilla.